Colectivo Raíz Común

El proyecto se desarrolla en Vicuña, una ciudad de carácter urbano-rural en el Valle del Elqui, Región de Coquimbo. Destaca por su importancia cultural debido a Gabriela Mistral y el pueblo diaguita, así como por su ubicación estratégica de paso en una ruta internacional y un posible corredor biocéanico. Recientemente, ha experimentado cambios como la migración de la ciudad al campo. Por ello, el crecimiento demográfico ha condicionado una expansión periférica, visibilizado por el surgimiento de campamentos como Villa Francia y el sacrificio de espacios naturales con una pérdida de identidad cultural. Se busca responder al déficit habitacional densificando viviendas conectadas al centro histórico, generando cercanía a fuentes de trabajo y extendiendo un espacio cultural con intercambio de conocimientos multigeneracionales mediante el espacio intermedio. Además, se integra la naturaleza en su configuración, acogido por la madera y el origen de las familias, las etnias indígenas, las tradiciones y el territorio.

En la actualidad se evidencia una brecha generacional en Vicuña. A través de la propuesta arquitectónica, se busca abordar esta problemática enfrentando a dos realidades: una originaria y una emergente, que habitan el espacio intermedio a través de la acción recíproca y el intercambio de sus conocimientos. Los usuarios originarios, que conforman núcleos familiares extensos en su localidad, comparten su riqueza en áreas como la espiritualidad y las tradiciones con los emergentes, los cuales representan a las generaciones más jóvenes y con núcleos familiares más pequeños, que comparten sus conocimientos en la digitalización y la tecnología. Así, se crea un proceso educativo continuo que ocurre en la conversación diaria entre los residentes, tal como las raíces de un árbol, fortaleciendo la identidad cultural local.

El Colectivo Raíz Común se plantea dentro de un terreno que ofrece accesibilidad a servicios en un radio de 1 km con una variedad de equipamientos además de enfoque cultural y educativo en su contexto inmediato. Siendo remate del Eje Mistraliano, que le permite ser un conector entre el casco histórico y los nuevos barrios de Vicuña, promoviendo la integración entre lo nuevo y lo antiguo, mediante una relación colaborativa entre los residentes. Esta intercomunicación se logra a través de la creación de dos bloques de viviendas, separados por una calle, pero unidos por un puente que establece una conexión física y visual entre ambos. El diseño contempla la generación de circulaciones exteriores que facilitan la conexión entre los usuarios. Estas estructuras van configurando una "raíz común", que relacionan la ciudad con el conjunto y sus espacios intermedios que es dónde se materializa la interacción y el encuentro.

La propuesta se basa en la modulación de madera contralaminada, autoestructurante y pre-fabricada. Se generan bloques para viviendas de 8x8 m y 4x8 m, y de 12x8 m para espacios públicos, con una altura base de 2,7 m que se duplica en los últimos dos casos. Se proponen muros con un espesor de 15 cm, además de la implementación de aleros y parasoles que permitan un mayor confort térmico. Estos se estructuran mediante la repetición de un patrón que se va rotando para otorgarle un valor estético e industrializado. Puente de la Raíz Común: Continuación de las losas de las pasarelas, expandiendo el sistema CLT, incorporando elementos como pilares y vigas generando pórticos, se proyecta en Pino Cepillado de 2” x 3”, madera HILAM y uniones a través de tornillos y pletinas.

Desde el sistema constructivo CLT siendo un nuevo referente de la arquitectura, por su fácil construcción, gracias a la grilla modular propuesta, esto facilita el montaje constructivo. Por otro lado, se toman aspectos sociales que ayudan al traspaso cultural y factores multigeneracionales.