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Empresa / oficina: martin hurtado arquitectos
Arquitecto a cargo: Martin hurtado
Ingeniero Estructural: Alberto Ramirez
Cliente: Escuela de Biología Marina PUC
Ubicación: Punta del Lacho Las Cruces V región
Superficie construida: 1700 m2
Año de construcción:
Sitio web: http://www.martinhurtado.cl
Fotógrafo: leonardo Finotti
La escala geográfica.
La Punta El Lacho, la península donde se emplaza el proyecto, es un lugar declarado reserva natural con exclusión humana, un kilómetro de costa –con sus aguas adyacentes– sin intervención del hombre desde 1982. Este reserva, impulsada por la escuela de biología marina de la Universidad Católica, fue de las primeros en su tipo a nivel mundial, y la única en toda la costa central de Chile.
El lugar tenía una serie de construcciones preexistente, varias de ellas muy precarias sin un orden general, para lo cual había que dotar de un plan maestro, tanto para consolidar los edificios a rescatar, decidir que botar e introducir un programa que triplicaba la superficie original construida. En torno a una plaza central contenida por el principal edificio existente se estable una circulación-galería que unifica una serie de volúmenes de doble crujía paralelos, distanciados lo suficiente para garantizar asoleamiento e iluminación natural, y así albergar las distintas partes del programa: una área de laboratorios de investigación; una de salones uso múltiple; y una para las oficinas del Laboratorio Internacional en Cambio Global (linc-Global). Debía considerar además el crecimiento futuro con áreas de alojamiento para estudiantes y centro de visitantes.
La disposición de estos volúmenes perpendiculares a las cotas de terreno permite que atrapen lugares exteriores que miden el paisaje conformando plazas y espacios que contienen la vista lejana y posibilitan la continuidad de perfil del suelo original.
Constructivamente los cuerpos se estructuran en base a un zócalo de hormigón semi- enterrado en la pendiente rocosa del terreno sobre los cuales se levanta una estructura de marcos de madera laminada que cubren una planta libre de uso modificable en el tiempo. En estos zócalos, parcialmente enterrados, se ubican los servicios técnicos complementarios como la sala de filtrado, el taller de carpintería, el pañol de buceo, las bodegas y otros servicios. La selección de materiales se hace en base a su resistencia a las duras condiciones de viento, humedad y salinidad del lugar.
Los tres bloques rematan sobre el Pacífico, estableciendo un ritmo de cuerpos que dialogan a escala del paisaje.