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Granero El Tranque

Empresa / oficina: Valdivieso Arquitectos

Arquitecto a cargo: José Ignacio Valdivieso

Ingeniero Estructural: Tomás Yañez

Cliente: 

Ubicación: Comuna de Padre Hurtado, Región Metropolitana

Superficie construida: 100 m2

Año de construcción: 

Sitio web: https://www.valdiviesoarquitectos.cl/

Fotógrafo: 

 

Un pequeño galpón de madera destinado al guardado de fardos y a la realización de trabajos agrícolas que necesitan un resguardado de la intemperie. Un programa muy sencillo de primera necesidad agrícola, que generalmente se resuelve instalando un galpón metálico prefabricado.

Emplazado en medio del campo, sus estrategias de diseño están orientadas a mantener el pasto en óptimas condiciones de guardado, mediante lógicas de ventilación, control del asoleamiento y reducción de la humedad.

Nos autoimpusimos la condición de resolver la nave con piezas de pino radiata disponibles en el mercado, utilizando su largo completo y procurando la menor pérdida posible de material. No se usó ningún tipo de laminado ni pieza especial.

La nave se posa sobre un basamento de planta rectangular que cumple tres funciones: alejar la madera de la humedad del suelo, mantener seco el espacio interior y facilitar la labor de carga y descarga de camiones o colosos que diariamente van a tomar o dejar fardos.

Sobre este basamento se fijaron pies derechos que conforman la estructura perimetral del galpón, dispuestos por fuera de la nave para optimizar el espacio interior, logrando así muros continuos que facilitan el guardado y evitan rincones que son focos de suciedad permanente.

Los pies derechos marcan un ritmo vertical continuo, que resaltado por sus sombras proyectadas sobre la fachada, establece un contraste permanente entre la geometría pura del galpón y la irregularidad del paisaje abierto en que se emplaza.

La cercha que se monta sobre estos pies derechos está compuesta por 3 triángulos que soportan la cubierta sin interferir en el volumen de guardado, formando en la repetición de la cercha, 3 corredores de aire que mantienen el interior fresco y ventilado. Ambos triángulos de los extremos conforman dos grandes aleros que multiplican las posibilidades de cobijo, no solo por el interior de la nave sino también alrededor de ella.

Si bien el encargo fue una bodega para el guardado de fardos, la nave fue pensada para albergar usos diversos, dejando la posibilidad a que pueda funcionar como taller u otro uso relacionado con habitar la nave. Por esta razón nos pareció fundamental introducir la luz natural, controlándola cuidadosamente según la orientación.

Al norte y al sur la luz aparece controlada por sobre los muros y bajo los aleros que cuidan de las lluvias predominantes. El sol del poniente se trabajó con quebrasoles horizontales que reflejan la luz hacia el interior sin que entre nunca de manera directa. La luz del oriente fue tratada del mismo modo, por sobre la altura del portón.

Dada la rotación y variación de los cultivos entre un año y otro y de estos en el tiempo, la flexibilidad programática parece un atributo muy relevante en este tipo de naves de guardado agrícola. Atender a esta realidad tan propia del mundo agrario, asegurando ciertas mínimas buenas condiciones desde las estrategias de diseño, permite que la obra sirva en el tiempo, sea parte del lugar y no tenga que ser reemplazada a cada cambio de cultivo, con todo el impacto en nuestro paisaje, que el construir y demoler suponen.

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