Hotel Tierra Chiloé

El Hotel Tierra Chiloé, ubicado en la Península de Rilan, Chiloé, combina tradición artesanal chilota con diseño contemporáneo. Su diseño inspirado en la idea de puente, intenta no alterar la topografía del paisaje y ofrece vistas privilegiadas del lugar. Busca protegerse de las condiciones climáticas extremas mientras permite disfrutar del paisaje. Su arquitectura se adapta al entorno y evoca la cultura y materialidad de la isla. Las vistas panorámicas desde las habitaciones y áreas comunes se aprovechan desde un segundo piso suspendido. El proyecto busca el equilibrio entre confort y respeto al entorno mediante estrategias de diseño pasivo y tecnología paramétrica. Aprovecha el sol para obtener calor y luz natural, viento para mantener espacios frescos y ventilar y recoge agua para riego. Su envolvente combina la tradición de la carpintería en madera y tejuelas de alerce con eficiencia energética y control térmico. La lógica de diseño construye interiores resguardados en un contexto de condiciones climáticas extremas

El uso de la geometría y la aplicación de madera en el diseño de la envoltura de la estructura, así como en las divisiones interiores, fueron fundamentales para el concepto arquitectónico general. Utilizar tecnología de diseño paramétrico para prever la forma óptima de cada teja de alerce y su colocación, complementada con mano de obra artesanal para elaborarlas e instalarlas, resultó ser una técnica arquitectónica y constructiva innovadora que fue altamente exitosa; una fusión complementaria de tecnología y habilidades manuales. Se utilizó la tecnología del diseño para lograr una ar­quitectura arriesgada en su forma, cuyos componentes buscan proteger el interior y aprovechar los recursos que el mismo clima ofrece. Estas estrategias se combinaron con sistemas mecánicos altamente eficientes en conjunto con una envolvente aislada y ventilada diseñada para asegurar la mínima pérdida de calor y la máxima eficiencia en la refrigeración.

Respecto de las consideraciones técnicas en el uso de la madera, destaca su utilización como revestimiento   tanto para interior como exterior. El revestimiento para el exterior consiste en tejuelas de madera de alerce, cortadas tradicionalmente para mantener su fibra intacta y su impermeabilidad. Cuentan con certificación y fueron traídas desde Hornopirén. Su fijación en cubierta se realizó con clavos de cobre para asegurar una sujeción mecánica duradera. Se empleó la tejuela en un sistema de fachada ventilada de doble muro, manteniendo el edificio seco y ventilado. También se utilizó la misma tejuela cortada en mitades en sentido longitudinal e instalada a tope, a modo de enchapado sobre placa de OSB como revestimiento en cielos de losas ventiladas exteriores reforzando el concepto de una piel continua. Para los revestimientos interiores, se usaron dos tipos de madera autóctonas: Ulmo y Mañio, definiendo una estructura de marco para poder absorber la geometría derivada del diseño paramétrico de la envolvente exterior. En muros, tabiques y cielos interiores se instaló machimbrado de mañío, por ser una madera con muy poco nudo y muy clara otorgando al espacio interior un carácter tranquilo como barniz protector se consideraron 2 manos de wetproof de sherwood. Para uso de pisos en zócalos e implementar sistema de calefacción tipo celosías se consideró entablado de ulmo con terminación barniz poliuretano tipo Vitrolux 65 terminación mate. Los árboles fueron seleccionados bajo un plan de manejo de bosques de Conaf, aserrados en Chiloé y secados en cámaras especiales para garantizar su estabilidad. La elección y tratamiento meticuloso de la madera resalta su alto desempeño técnico en este proyecto, contribuyendo al resultado estético, sostenible y duradero.

La propuesta conceptual juega entre proteger y aprovechar las características únicas que presenta el emplazamiento y que construyen en conjunto la memoria y la experiencia de visitar Chiloé. Nosotros llamamos a este proyecto un “paramétrico-ar­caico”, habla de una metodología de diseño de alta complejidad, pero pensada para ser construida por manos lo­cales, con la tecnología disponible en la zona y la tradición del trabajo de detalles en madera que son en una micro escala, la identidad de una arquitectura local. La carpintería en madera y el uso de tejuelas de alerce constituyen un patrimonio social y cultural que en su desarrollo durante años han generado soluciones efici­entes tanto en términos constructivos como de control térmico. Es un material noble que resiste muy bien la intemperie, por lo tanto el diseño y elaboración de esta piel de madera combina la tradición de construcción local con la tecnología digi­tal de diseño y respeto al medioambiente.