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Huerto Urbano

Arquitectura: Taller paralelo + HRBT (César Flores, Mikel Merodio, Laurent Herbiet)
Colaboradores: Nadia Martínez, Jessica Cano, Daniel Seedorf
Ingeniería estructural: Óscar Trejo
Ubicación: Ciudad de México
Superficie: 1, 296 m2
Año: 2018

El pabellón de madera del huerto comunitario busca generar un espacio de convivencia de los visitantes al huerto con protección del sol y la lluvia, cubriendo grandes claros sobre árboles existentes, para generar una suerte de gran invernadero victoriano, pero con técnicas constructivas modernas, que buscan expresar que la madera laminada es una opción real y muy eficiente para la construcción de un futuro sostenible.

Construido a partir de una cuadrícula de 36 x 36 metros, con cartelas de madera de 20 x 120 cm a cada 12 metros, se libra en un sentido a través de una armadura espacial, y para soportar la techumbre traslúcida se resuelve por medio de vigas de madera con un sistema metálico a tensión, que contra-resta el momento de flexión del elemento estructural, permitiendo una sección menor y más ligera.

La orientación de las pendientes hacia el Sur-Este permite aprovechar un asoleamiento para futuras instalaciones solares, y abre la entrada de luz indirecta y vientos dominantes hacia el norte.

Esta luz indirecta a manera de invernadero permite el crecimiento de árboles, arbustos y el cultivo de múltiples camas de cultivo con un mayor control.

Con respecto a la estructura del pabellón, los adelantos e innovaciones en el uso de madera laminada estructural están rompiendo paradigmas a nivel mundial, principalmente por países con larga tradición forestal, donde hay plantaciones renovables de madera que se cosechan anualmente, con tasas de reforestación mayores siempre, por lo que los bosques tienen un crecimiento neto anual.

En México la situación es distinta, los bosques no se aprovechan generalmente de manera sustentable, aunque hay muchas comunidades que buscan un manejo responsable, cada año se pierden miles de hectáreas de bosques y selvas, a raíz de la expansión de las ciudades o de las actividades agrícolas.

Los bosques representan para nosotros como constructores de estas ciudades como una alternativa real al cambio climático, en primer lugar, porque un edificio construido con madera certificada contribuyó a retirar toneladas de CO2 de la atmósfera, y en segundo lugar que el incremento de uso de madera certificada en un país incentiva a incrementar la plantación y regeneración de bosques que ya se habían degradado a cultivos agrícolas.

La otra cara de la moneda es la falta de control sobre el manejo de bosques antiguos, que no deben ser cortados por tratarse de reservas naturales o nichos de biodiversidad importantes y vitales para los ecosistemas naturales de cada país.

La construcción en madera puede ser una pieza clave en reducir la contribución de emisiones de Gases de Efecto Invernadero de las ciudades del mañana, siempre y cuando la cultura y el manejo forestal se haga de manera sustentable y virtuosa, recuperando y reforestando nuestros países.


Fotografía: Jaime Navarro

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