Liceo Kutralwe “El lugar del fogón”
Entre caminos sinuosos, volcanes y un largo río, se encuentra la comuna de Alto Biobío.
Dentro de las comunidades que asientan este particular territorio, se encuentra RalcoLepoy, ubicado a las faldas del volcán Callaqui, este lugar toma un rol estratégico por funcionar como conector de las comunidades con menos accesibilidad. Una de las
características de este lugar es la población, ya que la mayoría pertenece a la etnia Pehuenche, los cuales se caracterizan por aún conservar sus costumbres y su cosmovisión, donde se destaca principalmente su respeto hacia la Ñuke mapu (madre
tierra). Al encontrarnos en una zona con un potente atractivo natural y donde se encuentran reservas nacionales y lagunas, decidimos enfocar nuestro liceo Técnico-Profesional al etnoturismo pehuenche, ya que esto ayudaría a contribuir al desarrollo económico y cultural de los habitantes, brindándoles autonomía y reconocimiento. Dentro del programa educativo se proponen tres especialidades: la auto subsistencia y gestión.
Pehuenche, expedición ancestral y exploración herbolaria.
Al proponer una solución a esta problemática, nos preguntamos ¿Cómo rescatamos el habitar pehuenches?, es así como surge la idea de proyectar el hogar pehuenche en la educación, tomando el fogón como elemento que permite el desarrollo de la actividad
principal, la cual es la transmisión de conocimiento, a través de la comunicación oral y circular.
El proyecto se encuentra emplazado frente a la comunidad de Ralco-Lepoy, debido a que este funcionaría como un nexo hacia otras comunidades aledañas, además de ser un terreno que goza de un buen asoleamiento, un elemento importante de considerar
para el pueblo Pehuenche.
Al rescatar su cosmovisión, incorporamos el circulo como elemento que se expresa en cada módulo como símbolo de igualdad, donde cada uno se conserva de forma independiente, respetando los elementos naturales, que se encuentran, provocando el
esparcimiento de estos sobre el terreno, los módulos son unificados por una membrana, la cual otorga espacios intermedios entre ellos y mantiene la sensación de estar bajo los árboles. El proyecto orienta su eje estructurante de oriente a poniente, para el
recibimiento de buenas energías, según su cosmovisión, es por esto que se abre hacia el este, ubicando ahí sus espacios sagrados principales, como el Kutralwe (lugar del fuego) y el patio ceremonial, donde cada espacio se posa sobre el terreno de manera
semicircular, como símbolo de lo sagrado. El proyecto está organizado en 3 macro zonas, diferenciándolas en teóricas, exteriores y habitacionales. Debido a las condiciones geográficas y de conexión, se decide incorporar un internado que durante
temporada de clases funcionaria para los alumnos y durante el verano funcionaria como hotel.
En cuanto a la innovación en madera, se utiliza principalmente madera aserrada para la estructura y pilares, para el recubrimiento se utiliza OSB al interior y LVL Acetilado para el exterior. Un elemento que destaca son los paneles triangulares, los que son utilizados tanto en los módulos, como en la membrana, la cual salva grandes luces y otorga una forma organiza armonizando con el contexto.
El liceo Kutralwe busca ser un nuevo espacio educativo, donde se conserven los elementos culturales y naturales tan característicos de la zona, para que las nuevas generaciones se sientan partícipes y protagonistas de su propia cultura.
