La propuesta arquitectónica nació del desafío de diseñar una vivienda familiar en el costado de una quebrada pronunciada, con la particularidad de acceder desde un bosque nativo de radales y maitenes, los que a su vez sombrean casi permanentemente el terreno. En términos de programa se optó por invertir la vivienda tradicional de 2 niveles ubicando los espacios públicos en el nivel superior aprovechando de mejor manera en una planta semi-abierta las vistas lejanas al lago y volcanes, mientras que los dormitorios en el nivel inferior se relacionan de manera inmediata con la topografía y vegetación.
Constructivamente el proyecto se divide en 2 tipologías opuestas. La del primer nivel es sólida, contra terreno y volado en los extremos opuestos, en hormigón armado relacionado a la composición estereotómica que prioriza la masa y los elementos opacos continuos. Por otra parte, el segundo nivel es una construcción eminentemente tectónica, de madera mecanizada, liviana y traslúcida, pero por sobre todo expresiva y contenedora del objeto-cercha sostenedor de la lucarna cenital, característica de la vivienda.
Esta manera intencionada de ocupar la mecanización tiene como objetivo de (1) optimizar la limpieza de las uniones de madera y geometría de un nudo complejo y (2) aprovechar el resultado como un elemento particular y característico del efecto buscado: aumentar la lectura visual de la bajada de la luz por la lucarna. Todo se convierte en una ganancia que coincide el estado del arte de la prefabricación en madera con la posibilidad de transmitir atmósferas específicas.
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