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Quicio

Código de equipo: ARQ2797

Universidad: UDELAR

Sede: Facultad de Arquitectura Diseño y Urbanismo

País: Uruguay

Ciudad:Montevideo

Equipo: Aldana Cepeda, Camila Tomás, ,

Profesores guía:Ines Artecona

QUICIO

Nos ubicamos dentro de una preexistencia, el antiguo Mercado Modelo de Montevideo, luego de ser este vaciado y re ubicado en otro emplazamiento. La nave dejada atrás se encuentra dentro de un barrio a veinte minutos en auto de los centros de la ciudad, bien servida, pero con carencias en las áreas comunitarias y de servicios lúdicos al aire libre. La zona se caracteriza por sus casas familiares y la gran población avejentada. Es por esto que buscamos generar propuestas que nutran a esta comunidad, revalorizando el entorno, entregándole al barrio un instrumento para su mejoramiento, dentro de una infraestructura tan parte de su identidad como también cerrada en el pasado para ellos.

Dentro de la manzana del mercado anteriormente nos encontrábamos con la nave principal y su histórica fachada, la nave llamada “el cuadrado” y sobre una esquina “el triángulo”. A su vez el predio estaba rodeado de muros y rejas, protegiéndose por el nivel de peligrosidad de la zona. Nuestro proyecto derriba el cuadrado y el triángulo, quita los muros y genera tres grandes explanadas hacia las avenidas del barrio, dejando en pie el cascaron de la nave principal.

La antigua fachada del mercado fue construida hacia una calle secundaria del barrio, cerrando el acceso y las vistas que requerían sus dimensiones, esta decisión fomento con los años la reclusión del predio, siendo utilizado por proveedores, con horarios nocturnos, desde la media noche hasta el mediodía, derivando en un uso seccionado del entorno, quedando vacío si el mercado no estaba en horario laboral. A espaldas de esta fachada se encuentra una gran avenida de la capital, a la cual el mercado siempre estuvo cerrado. Proponemos entonces erigir una nueva fachada, en contraposición a la ya existente, que enfrente al barrio sobre la avenida Centenario, destapando física y simbólicamente la cara del mercado, ubicándonos por fuera del quicio del muro que cierra la cara oculta del mercado.

Ideamos una familia de dos capsulas unitarias, a las que nombramos semillas. Son ellas las que mediante un sistema de encastre y rigidización, son interconectadas por una pluma o grúa, formando una nueva fachada de grandes espacios, recorridos, pasillos, habitaciones individuales y colectivas, generando vistas tanto hacia el interior del mercado como hacia el entorno. Las capsulas son de fácil remoción permitiendo la variación de esta fachada con el tiempo, dependiendo de las necesidades de la comunidad, pudiendo ser reubicadas tanto dentro del predio como en otra parte del país.

El material principal de las semillas será CLT de pino, siendo una de las maderas más comunes para realizar este tipo de contrachapado estructural. La madera proviene del centro del país, del departamento de Tacuarembó, a 400km de la capital, usando para generar 810 semillas, un total de 30 camiones de esta madera.

El CLT es una tecnología que está intentando asentarse en el país, la materia prima está disponible ya que la forestación está avanzando a pasos agigantados, y especialmente en este proyecto, la cualidad estructural de los tableros la convertirían en la mejor opción. Por todo lo anterior es que se decide no importarlos, sino dar ese primer paso en la industria.

Las paredes de las capsulas están conformadas por una pieza de CLT de 7 capas, luego para su protección contra la lluvia y los meteorismos ambientales, se deja una cámara de aire, luego una placa de Tyvek y como terminación una placa de Trespa, con acabado Denver Oak. Esta carpeta es protegida en los cantos por una babeta metá-lica la cual se une a los bordes curvados de acero que son los encargados de los encastres entre semillas. El ensamblaje de estas piezas es realizado dentro de la nave y el sub suelo del mercado, reduciendo los gastos en trasporte y la huella de carbono de las capsulas.

La fachada habitable está organizada mediante dos núcleos construidos con tecnología de CLT de muros autoportantes y vigas en madera de pino, donde alojamos las circulaciones y los servicios húmedos, que conectan los distintos usos propuestos.

La población del barrio precisa de espacios de reunión y de esparcimiento, lugares para estudiar, compartir conocimiento y crecer juntos. Planteamos usos para las semillas teniendo en cuenta al usuario y que podría aportar al colectivo. Contemplando a la población jubilada y normalmente ociosa que tenemos en la zona, proponemos talleres de variadas disciplinas, dictados desde la comunidad hacia la comunidad, costura, manualidades, finanzas, construcción, cerámica, dibujo, las opciones son infinitas.

Considerando la nueva realidad del trabajo, la virtualidad, no creemos que la confluencia de usos dentro del hogar sea siempre bienvenida o beneficiosa. Generar espacios donde poder realizar estas tareas fuera del hogar y de forma segura es otra iniciativa dentro de la propuesta. A su vez incluir espacios de cuidados, para niños y adultos. La nave del mercado, luego de terminar sus funciones como aserradero y fábrica de ensamblaje, será usada como gimnasio techado, incluyendo las disciplinas que requieran los usuarios.

Intentamos fomentar la identidad y la apropiación de los espacios por el barrio y sus visitantes, la flexibilidad es un concepto importante para nuestra propuesta que busca mediante la construcción de infraestructura el fortalecimiento de la red de contención y la riqueza vincular del colectivo.

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