Cómo lograr que su casa sea eficiente energéticamente

Preocúpese del diseño y la orientación

Sin importar el material, los expertos aseguran que lo más importante a la hora de construir una vivienda es el diseño. Éste contemplará aspectos tan relevantes como la orientación, los materiales y las técnicas constructivas, elementos clave para hablar de eficiencia energética.

Por ejemplo, si la vivienda está orientada con las ventanas hacia el poniente, recibirá todo el calor y la radiación del sol de la tarde, elevando así la temperatura general. En condiciones como esta, hay materiales capaces de absorber el calor en sus muros ─manteniendo relativamente fresco el interior─ y otros que absorben poco calor.

“Lo ideal es que el diseño esté pensado para que los elementos vidriados estén orientados hacia el norte con una protección solar, de manera que pueda recibir el sol en invierno y no se caliente excesivamente en verano”, explica Felipe Victorero, experto en eficiencia energética del Centro de Innovación en Madera UC-Corma.

Elija un buen envolvente

Un aspecto clave para diseñar cualquier tipo de vivienda es que por lo menos el acondicionamiento térmico, es decir, la temperatura interior, sea fácil de controlar con respecto al exterior. Para lograrlo, lo ideal es que el envolvente escogido tenga pocas pérdidas de calor. “En esto, los sistemas constructivos con madera ─combinados con otros materiales como la lana de vidrio, por ejemplo─ resulta ser un muy buen envolvente, con un excelente desempeño térmico”, asegura Francisca Lorenzini, gerente de Madera21.

Si utiliza materiales con estructuras metálicas ─altamente conductivos y de pobre resistencia térmica─ es probable que alcance temperaturas muy bajas y el agua que está en el aire podría condensar fácilmente, afectando la estructura en el largo plazo. En una vivienda de madera, en cambio, es menos frecuente que ocurra algo como esto, pues al ser un buen aislante nunca alcanza temperaturas tan bajas como para permitir que el agua condense fácilmente.

No se olvide de la ventilación

Se sorprenderá al darse cuenta que nuestras casas no tienen rendijas por donde pueda aparecer el ratón Jerry. Eso, si bien nos salva de los roedores, no es algo bueno para una vivienda eficiente energéticamente. Al contrario, carecer de rendijas indica que no existe un sistema de renovación del aire al interior, un mal que afecta a casi todas las casas en Chile, independiente del material que sea. Y es que la ventilación, pese a ser algo tan relevante, es un aspecto que se deja en manos de las personas y las ventanas.

Sin embargo, para que una casa sea eficiente energéticamente, debe contemplar sistemas mecánicos de renovación de aire, contribuyendo a espacios interiores saludables. Si el aire interior no se mueve y, por el contrario, pierde calidad conforme las personas liberan CO2, aumentará la probabilidad de cultivar virus y hongos. Por otra parte, aumentará el vapor de agua al interior y podrían generarse microgotas que perjudiquen la estructura de los materiales.

Vigile las infiltraciones

Muy relacionado con lo anterior es el tema de las infiltraciones de aire, que a diferencia de la ventilación, éstas no se controlan. Esto sucede por defectos en el proceso constructivo del envolvente ─roturas de ventanas, uniones de puertas, etc.─ que hacen que el aire pase de forma incontrolada.

Según los expertos, toda vivienda por muy tecnológica  y moderna que sea, va a tener cierto grado de infiltraciones por el propio proceso constructivo. Sin embargo, eso no quiere decir que no se deba hacer nada cuando éstas son excesivas, pues a la larga es dinero perdido en calentar aire que luego se escapa.

Considere la inercia higroscópica

Hay materiales que absorben el calor y luego lo entregan. Lo mismo ocurre con la humedad. La madera, por ejemplo, tiene el potencial retener humedad en sus cavidades interiores y cuando la humedad externa disminuye, puede entregarla de nuevo al ambiente. Eso es la inercia higroscópica y permite que la sensación de humedad al interior del recinto sea menor, por lo que el riesgo de enfermedades asociadas disminuye y el confort aumenta.

Considerar este aspecto es fundamental cuando hablamos de la cocina o el baño, donde el agua tiende a concentrarse como vapor y choca directamente en los muros. Lo mejor, en este caso, es que el acabado de las paredes sea permeable, con una pintura de poros abiertos, por ejemplo.


Gentileza de  Polomadera

¿Y si la casa ya está construida y no se puede influir en su diseño? ¿Puede mejorar su eficiencia energética?

La respuesta en sí. En este caso, lo primero a lo que debería prestar atención es a las infiltraciones de aire, porque si logra que su vivienda quede lo más hermética posible, basta prender un fósforo para que esté temperada.

Eso no es algo muy costoso. Puede comprar unos buenos sellos para las ventanas, huinchas especiales para los marcos u otro material para sellar las uniones de las puertas, procurando que la casa tenga la menor cantidad de agujeros posible.

Después podría invertir en la envolvente, mejorando la aislación térmica con lana de vidrio u otros sistemas de paneles que pueden ponerse sobre el muro existente, ya sea por el interior o exterior. El costo de hacerlo es más bien marginal respecto de lo que cuesta un envolvente sin aislante, sólo que de nada servirá si no se preocupó de sellar bien la casa y mantener a raya las infiltraciones.

Lo que sí puede tener un costo mayor ─aunque sumamente útil─ es invertir en la ventilación. Eso ya requeriría un sistema mecánico más especializado, cuyo costo bordea los $700.000. Además de esto, podría implementar otros sistemas de eficiencia energética, como paneles fotovoltaicos, un recolector de aguas lluvias o tratamiento de aguas grises.

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