Un proyecto desarrollado en la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso utiliza micelio, cartón reciclado y desechos alimentarios para crear soluciones acústicas moldeables y sostenibles, adaptadas a las necesidades del mercado chileno. Su nombre es FungiSound y avanza en su primera etapa con el desarrollo de un prototipo funcional para producir paneles de micelio con aplicaciones en espacios con necesidad de acústica.
El desarrollo de materiales sostenibles se ha convertido en una prioridad global para sectores vinculados a la construcción, el diseño y la industria creativa. Entre las innovaciones que han ganado terreno en los últimos años están los biomateriales basados en micelio, una red de filamentos que constituye la parte subterránea de los hongos y que puede colonizar sustratos orgánicos para crear estructuras sólidas, livianas y resistentes. Estos materiales, que han comenzado a usarse en embalajes, revestimientos y paneles acústicos en algunos países, ofrecen una alternativa a productos sintéticos o de alto impacto ambiental.
Micelio de Pleurotus ostreatus (hongo Ostra) – Imagen de zhongyanjiang
En Chile, una de las iniciativas que explora este potencial es FungiSound, un proyecto desarrollado en la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso -por el estudiante de Ingeniería en Bioprocesos, Sergio Cruzat- que utiliza micelio de Pleurotus ostreatus (hongo Ostra), cartón reciclado y desechos de la industria alimentaria para fabricar paneles acústicos moldeables. Su objetivo es dar forma a un producto funcional para espacios que requieren insonorización, como salas de estudio y recintos musicales, al mismo tiempo que promueve una economía circular que aprovecha los residuos generados dentro de la misma institución.
Más allá del prototipo, FungiSound se enmarca en una tendencia global que aún tiene espacio por crecer en Chile, como lo es la producción de biomateriales orientados a la construcción y la acústica. En mercados como Estados Unidos y Europa, empresas emergentes ya han comenzado a ofrecer paneles y ladrillos de micelio para proyectos de arquitectura sostenible. Estas soluciones destacan por su baja huella de carbono, propiedades ignífugas y versatilidad de diseño. Sin embargo, su uso en el mercado nacional es todavía incipiente, lo que posiciona a este desarrollo como un primer paso para adaptar esta tecnología a las condiciones y recursos locales.
Sergio Cruzat – estudiante de Ingeniería en Bioprocesos – PUCV
Orígenes de FungiSound
La propuesta surgió en el programa Maker_Trainee de Valparaíso Makerspace, un espacio donde estudiantes trabajan en prototipos que aplican biotecnología y diseño a problemas reales. En su primera etapa, el equipo a cargo cultivó micelio del hongo Pleurotus ostreatus —componente subterráneo que absorbe nutrientes formando una red fina— en diferentes formulaciones de cartón reciclado, buscando comprobar su potencial para generar un material liviano, resistente y estable.
Tras comprobar que el crecimiento del micelio puede consolidar estructuras compactas y adaptables, el proyecto avanzó hacia una segunda fase que contempla la experimentación con densidades y la incorporación de residuos alimentarios como refuerzo, para luego montar un primer prototipo funcional que será probado en salas de estudio de la universidad.
Además de su enfoque técnico, FungiSound busca trasladar al contexto chileno una tecnología que, aunque ya tiene ejemplos recientes a nivel internacional, aún no se ha implementado de manera consistente en el país. Su desarrollo apunta a adaptar la producción de paneles de micelio a recursos locales, condiciones climáticas y necesidades del mercado nacional, ofreciendo una alternativa que combina funcionalidad acústica con sostenibilidad ambiental.
Imagen Pontificia Universidad Católica de Valparaíso
Características del proyecto
El proceso de producción parte con la inoculación del micelio del hongo Pleurotus ostreatus en cartón reciclado. Durante varias semanas, el micelio coloniza el material formando una estructura firme que se endurece. Luego, se aplica un tratamiento térmico para detener su crecimiento y obtener una superficie lisa y estable que pueda trabajarse con moldes de policarbonato, dando forma a ladrillos de biomaterial.
El resultado son paneles acústicos con propiedades de absorción de sonido, resistencia al fuego, repelencia al agua y facilidad de moldeado. Estas cualidades los hacen aplicables a múltiples tipos de espacios y contribuyen a reducir la huella ambiental de su producción, ya que reemplazan insumos convencionales con residuos universitarios y orgánicos que adquieren un nuevo valor como materia prima.
Al transformar residuos en productos útiles, FungiSound ejemplifica cómo la biotecnología y el diseño pueden converger para abrir oportunidades en sectores que requieren innovación. El proyecto se posiciona como una referencia emergente en Chile dentro del campo de los biomateriales y la acústica sostenible, con un potencial que va más allá del ámbito universitario y podría extenderse a usos comerciales y comunitarios en el futuro.