Hifas – Imagen de Eurogrow
Una innovadora investigación nacional utiliza micelio —la red de hifas de los hongos— para convertir residuos forestales en materiales biodegradables, durables y alineados con los principios de la economía circular.
Frente al desafío ambiental que representan los residuos de la industria de la celulosa y el papel, un equipo de investigadores chilenos está liderando un proyecto innovador que busca convertir estos desechos en materiales sostenibles a base de micelio — formados por redes tridimensionales de hifas fúngicas —, con potencial aplicación en la construcción y la manufactura.
La industria papelera consume cerca del 4% de la energía a nivel global, generando grandes volúmenes de residuos como cenizas, lodos activados y lodos de pulpa y papel (PPMS). En Chile, estos residuos se consideran no peligrosos, pero su alto contenido de materia orgánica y su acumulación en vertederos representan una carga ambiental creciente. Cada planta puede producir hasta 100 toneladas de PPMS al mes.
Frente a esto, investigadores del Centro Nacional de Excelencia para la Industria de la Madera – CENAMAD de la Pontificia Universidad Católica de Chile proponen una solución radicalmente distinta: cultivar micelio sobre estos residuos industriales para fabricar biomateriales con propiedades térmicas, mecánicas y acústicas competitivas. El objetivo es revalorizar un desecho abundante y problemático, transformándolo en un producto útil, biodegradable y alineado con los principios de la economía circular.
De desecho industrial a aislante ecológico
La iniciativa se basa en el uso de hongos de pudrición blanca, conocidos por su capacidad de degradar compuestos lignocelulósicos, como los presentes en los residuos de la pulpa y el papel. A través del cultivo de micelio sobre estos sustratos, se generan estructuras tridimensionales porosas, livianas y resistentes, que pueden emplearse como aislantes térmicos y acústicos o como material de embalaje.
Los investigadores buscan caracterizar en profundidad estos nuevos materiales, desde su morfología, análisis de la microestructura, evaluación de sus propiedades mecánicas y estudiar su comportamiento frente a la degradación natural.
Evalúan no solo su desempeño técnico, sino también su sostenibilidad en el tiempo. Son materiales completamente biodegradables, lo que los hace ideales para un mundo que busca reducir su huella ambiental.
Micelio – Imagen de Eurogrow
Una alternativa sustentable a los materiales convencionales
Los resultados preliminares son prometedores: se espera obtener materiales compuestos livianos y porosos con baja conductividad térmica, alta absorción acústica y propiedades térmicas, mecánicas y acústicas como una alternativa sustentable, con potencial aplicación como aislantes en la industria de la construcción.
Además de desarrollar estos nuevos materiales, el proyecto contempla la publicación de al menos dos artículos científicos y la creación de vínculos con la industria, incluyendo colaboraciones con empresas como Bioforest de Arauco, abriendo la puerta a futuras aplicaciones comerciales.
Este proyecto, catalogado como de Interés Estratégico, reúne a un equipo interdisciplinario de investigadores de PUC – CENAMAD: Mamie Sancy, Gonzalo Rodríguez, Francisco Chateau, junto con Paulo Molino y Hugo Muñoz como Investigadores colaboradores.
La iniciativa representa un ejemplo concreto de cómo la ciencia y la innovación pueden responder a problemáticas ambientales complejas, al transformar pasivos industriales en recursos con valor agregado y al apostar por un futuro en el que los residuos no se entierren, sino que se conviertan en soluciones sostenibles.