Entre bosques y colinas, un refugio de madera reúne memorias, mensajes y vistas abiertas al horizonte, convirtiéndose en uno de los hitos más íntimos y emotivos del arte público en Surrey, Inglaterra.
Entre los cedros de las colinas de Surrey Hills, uno de los paisajes protegidos más emblemáticos del sur de Inglaterra, se alza Perspectives, un pabellón escultórico que desde su inauguración se ha convertido en una de las paradas más singulares para caminantes, curiosos y amantes del arte público. Diseñado por el estudio británico Giles Miller Studio, el refugio combina arquitectura, poesía y comunidad en una obra que invita a la contemplación silenciosa del entorno natural.

Construido con un armazón de acero y revestido por cientos de tejas de cedro colocadas de forma artesanal, el pabellón destaca por su forma elíptica y su superficie texturizada. Con el paso del tiempo, la madera adquiere un tono gris plateado, mimetizándose con el bosque que lo rodea. Pero lo que vuelve a estas tejas particularmente especiales – además de su presencia material en el paisaje – son las historias que llevan inscritas: muchas fueron grabadas a mano con mensajes, poemas y dedicatorias aportadas por residentes y estudiantes de la zona.

“Queríamos crear un espacio donde el paisaje no solo se mire, sino que también se escuche”, ha expresado el equipo de diseñadores en diversas entrevistas. Ese “escuchar” se traduce en un diálogo simbólico entre la estructura y quienes la habitan temporalmente: un refugio para hacer pausa, leer las palabras de otros y dejar que el horizonte complete la experiencia.
Ubicado en Winterfold, cerca de la ruta peatonal que atraviesa Surrey Hills, Perspectives ofrece un asiento curvo que enmarca una amplia vista hacia los valles. Según Surrey Hills Arts, la organización que impulsó el proyecto junto a la Mittal Foundation, la intención siempre fue crear “lugares de calma” integrados en la naturaleza, capaces de convocar a visitantes de todas las edades.

Aunque su diseño parece simple, su efecto es poderoso. A diferencia de otros miradores convencionales, Perspectives no busca imponerse sobre el paisaje, sino desaparecer lentamente en él. Su envolvente trasera protege del viento y la lluvia, mientras que la parte frontal se abre hacia la luz y la amplitud, casi como si la estructura respirara con el terreno.
En un país donde el arte público suele asociarse a lo monumental, este pequeño pabellón demuestra que la intimidad también puede ser transformadora. Perspectives no solo enmarca vistas: enmarca emociones, recuerdos y fragmentos de vida que, grabados en madera, continúan resonando con cada nuevo visitante.