Entrevista

El proyecto “Teatro Muelle” propone potenciar el turismo e identidad local de la Laguna Avendaño en Quillón

EXTERIOR

El equipo integrado por Marcelo Luna, Ariel Concha y Óscar Carvajal, obtuvo el primer lugar del Concurso de Arquitectura de la Semana de la Madera 2019. La propuesta buscó unir en un mismo lugar –en el teatro– algunas actividades típicas de la zona como la pesca, los deportes acuáticos y la feria libre. La armonía con el paisaje, el rescate del patrimonio e identidad local, además de un alto desempeño técnico, fueron los atributos que le otorgaron la victoria a los estudiantes de la Universidad San Sebastián de Concepción.

El “Taller de Proyectos I”, del primer semestre del tercer año de Arquitectura en la Universidad San Sebastián, se enfoca en el Concurso de Arquitectura de la Semana de la Madera mediante la proyección una obra en madera. Para Marcelo Luna y sus compañeros, el desafío estaba claro pero la instrucción no era tan simple como sonaba: debían modelar un teatro que se relacionara con algún tipo de borde acuático, como el lago, río, o mar. Junto a Ariel Concha y Óscar Carvajal optaron por proyectar su obra en Quillón, una comuna ubicada a 45 kilómetros de Chillán que posee la Laguna Avendaño, cuyo balneario es el corazón de la actividad económica de la zona.

Para estos tres jóvenes, el semestre se dividió claramente en dos partes: la investigación y el modelaje. Por un lado, en la primera parte del proyecto, realizaron una exhaustiva etapa de investigación: “Alrededor del lago ocurre toda una diversidad de actividades, como deportes acuáticos, feria libre, comercio, zonas de camping, fiestas típicas, etc. Lo que abarca el teatro es como intervenir esa dualidad y que todas esas actividades ocurran ahí”, explica Luna. Y por otro lado, la segunda etapa fue la de modelar el proyecto y ejecutar la parte estructural, durante la cual ocuparon el software Autocad para la planimetría y SketchUp, para la modelación en 3D y obtener algunos renders de las imágenes.

“Teatro Muelle”, como dice su nombre, es un teatro que se ubica sobre un embarcadero, entre el lago y el humedal que rodea la Laguna Avendaño. La superficie total es de 54 x 54 metros y tiene una capacidad para más de 300 personas. Con un alto de cinco metros cada nivel, se estructura en cuatro plantas: el teatro en el –1 (con tres pisos de galería para que la gente se siente), el muelle en el primero, administración en el segundo y mirador en el tercer nivel.

Según explica este estudiante, la obra tiene dos macro estructuras: en el centro, un núcleo rigidizador que amarra toda la estructura perimetral. Lo que hay alrededor de este núcleo es una estructura compuesta de sistema poste y viga. Son ocho módulos por lado, y cuando se llega al extremo del edificio, es decir a una esquina, este elemento se va alargando sin perder la forma.

El sistema de poste y viga está compuesto por madera laminada, y la estructura que soporta el teatro completo son pilotes de hormigón y pletina de acero. Las lozas de piso están realizadas con una plataforma CLT con entablado. La fachada es acristalada, es decir, combina la celosía de madera y vidrio de termopanel laminado.

Para justificar la espacialidad del proyecto, ocuparon dos artefactos: la casa patronal y el horno de ladrillo. La casa patronal tiene un centro y un perímetro que recorre la casa. El horno, por su parte, se asemeja a una forma cilíndrica que va en el centro y funciona como un núcleo. “Los pisos se basan siempre en el perímetro. La escalera se encuentra en un extremo, por lo que si la persona quiere acceder a un punto, tiene que dar toda la vuelta”, señala Luna.

Los arquitectos Ricardo Azócar y Tomás Prado fueron los profesores guía del equipo ganador. Esta es la primera vez que estudiantes de la sede de Concepción ganan este concurso. Para los docentes, “Teatro Muelle” obtuvo el primer lugar por su “doble condición de relacionar lo rural con un teatro”. También destacan el hecho de que la Semana de la Madera tenga “concursos dirigidos a estudiantes con continuidad y prestigio. El concurso tuvo un jurado de calidad y profesional, y eso se valora”. Por su parte, los estudiantes también disfrutaron el resto de las actividades que se desarrollaron en el GAM del 4 al 8 de septiembre: “Nos quedamos la semana completa en Santiago, estuvimos atentos a los otros concursos, a las otras exposiciones. Fue muy enriquecedor”.

Marcelo Luna responde a las preguntas sobre su proyecto, al mismo tiempo que hace   un llamado a los estudiantes de arquitectura: “Hay que atreverse a postular a este tipo de instancias. Los proyectos se pueden lograr si se trabajan bien. Siempre hay dudas, pero hay que atreverse a concursar”.

–“Teatro Muelle” integra la identidad de un territorio y potencia la economía local, ¿cree que la arquitectura debiese hacerse cargo de estos elementos? ¿Adquirir cierto rol social?

–Sí, es un factor importante el que los arquitectos nos hagamos cargo de esos puntos y lo plasmemos en un proyecto. Hacemos arquitectura para la gente y es importante que sepan que pueden hacer sus actividades en un mismo espacio. El lugar donde se inserta nuestro proyecto tenía atributos que había que integrar y no que simplemente los tuviera.

–¿Cuál cree que sería la respuesta de las autoridades en caso de querer ejecutarse este proyecto?

–Emplazarse cerca de humedales es un tema que está siendo muy cuestionado, pero si se toman las consideraciones importantes, se puede ejecutar. Hay que cuidar y proteger la biodiversidad siempre.

–¿Cuál fue la mayor dificultad?

–La estructura y su protección, debido a que había lidiar con el agua.

–¿Cómo se abordó la seguridad sísmica?

–El cilindro, que funciona como el núcleo, es un elemento estructural en sí autosoportante gracias a diagonales de arriostramiento que rigidizan aún más la característica del cilindro, por su condición de forma. Eso amarra a todos los módulos. En las cuatro esquinas del nivel inferior también hay diagonales.

–¿Por qué cree que “Teatro Muelle” obtuvo el primer lugar?

–Porque la propuesta logró entender e integrar todas estas actividades que ocurrían en el sector, como la pesca, feria, deportes náuticos, y porque creó otro polo turístico, abarcando el borde y convergiendo lo que es. No interfiere, sino que se integra.

–¿Cómo fue para ustedes el momento del pitch, cuando se enfrentaron a la evaluación del jurado?

–Fuimos los últimos en presentarnos, por lo que teníamos retroalimentación de cómo podíamos prepararnos. Pusimos atención a las preguntas que el jurado hacía. Fue un momento agradable, recibimos harta retroalimentación y finalmente fue una conversación entre jurado y estudiantes.

–¿Se esperaban ganar el concurso?

–Tuvimos que esperar a que nos avisaran si obtuvimos un lugar o no. Los pitch fueron en la mañana y el anuncio en la tarde. Nosotros somos de una región, así recorrimos Santiago y después nos dijeron que fuimos uno de los proyectos ganadores, pero no cuál. Estábamos muy contentos. Y en el momento de la premiación, teníamos mucha alegría y nerviosismo. También, el haber compartido con autoridades, arquitectos y otros estudiantes fue muy enriquecedor.


Escrito por Diego Zúñiga
Fotografías cortesía de Marcelo Luna/Madera21
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