Descenso entre rocas

 Angélica Méndez Poblete, Angélica Méndez Poblete
FICHA TÉCNICA:

Empresa/Oficina: Angélica Méndez Poblete, Angélica Méndez Poblete

Arquitecto a cargo: Angélica Méndez Poblete, Angélica Méndez Poblete

Ingeniero Estructural: Raúl Alcaino, Raúl Alcaino

Cliente: Algueros Caleta de Pellines, Algueros Caleta de Pellines

Ubicación: “Sector Los Acantilados”, Caleta de Pellines, Comuna de Constitución, Región del Maule, Chile., “Sector Los Acantilados”, Caleta de Pellines, Comuna de Constitución, Región del Maule, Chile.

Superficie construida: 18 m2, 18 m2 m2

Año de construcción: 2017, 2017

Sitio Web: https://issuu.com/angelicamendez02/docs/descenso_entre_rocas._sector_los_ac, https://issuu.com/angelicamendez02/docs/descenso_entre_rocas._sector_los_ac

Fotógrafo: Angelica Méndez Poblete, Angelica Méndez Poblete

 

MEMORIA

El proyecto nace desde e­l territorio, respondiendo a un paisaje que permite mirar, donde se gestiona y desarrolla un diseño que genera un acceso a un roquerío ubicado en el borde costero de la localidad de Pellines, comuna de Constitución (específicamente en el sector de Los Acantilados) con la finalidad de que los algueros del lugar puedan extraer y secar de manera segura materias primas como el cochayuyo, luga, huiro entre otras algas, como parte de la microeconomía presente en el sector. La obra se inserta en una grieta del roquerío, en la cual se hace un estudio sobre los gestos de la materia a partir de los elementos presentes en el lugar  (piedra laja y algas), obteniendo conceptos desde ellos, de los que se rescatan tres; el recorrer – el abrazar – el conectar, que fueron aplicados en la partida de proyecto que es construir un descenso con quiebres contorneando la roca. ­ En su inicio, la baranda guía el recorrido y los peldaños develan el paisaje, generando tres vistas de permanencia a lo largo del recorrido. Con el descenso se busca resaltar la sensación de vértigo constante del lugar, conformando un punto de atención como zona de permanencia delimitado por la baranda, que a su vez actúa como soporte de secado de algas y se conforma como punto de inicio, connotando la topografía del lugar. El descenso se compone de dieciocho peldaños impermeabilizados de roble, los cuales se encuentran incrustados en la roca, con una huella de 25 cm y una contrahuella de 20 cm. La cual dialoga con la geografía y constituye una altura total de 5,50 mts. La obra actúa por si sola artística y políticamente ya que pone en valor una microeconomía existente y que no es reconocida, incluso cuando ésta es la base de muchos de los productos que el humano consume a diario, tanto en el área de la industria alimenticia como la textil y farmacéutica. Ésta resalta el paisaje productivo que se va generando y cambiando sobre la piedra laja durante la temporada de extracción (Noviembre- Marzo). A su vez, logra ser una utopía dentro del territorio, ya que si se observa desde un punto distante se aprecia la sutileza con que el trazado va envolviendo y posándose sobre la roca de una manera respetuosa y ligera con el entorno, siendo la obra una intervención no invasiva en el territorio, que permite dialogar y llevar la arquitectura donde no la hay.
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