15 de Enero, 2018
Con una vinculación total entre el lago y la ciudad, el nuevo teatro que tendrá Panguipulli será una conexión entre dos atractivos rincones de esa zona lacustre de la provincia de Valdivia, en la región de Los Ríos. Con un escenario privilegiado el arte se moverá entre el reflejo en el agua y los árboles de 25 metros de alto.
El primer desafío al que se enfrentaron los arquitectos Tomás Villalón, Nicolás Noreno y Leonardo Quintero, fue determinar la estructura pertinente considerando las variables del sitio. Finalmente el trabajo dio buenos resultados, porque con un edificio de madera, alto y compacto, consiguieron el primer lugar en el concurso organizado por la Asociación de Oficinas de Arquitectos (AOA) y la Corporación de Adelanto de Amigos de Panguipulli.
Según Yves Besançon, past president de AOA y director del concurso, el potencial que dan al entorno es parte del sostén de la planificación, ya que se ubicará prácticamente en el medio del bosque con la madera como base de identidad. “Es un proyecto de contrastes. Usan la madera vinculada al contexto como material blando, autóctono, como material nacional, pero lo utilizan de una manera contemporánea”.
Para Besançon este proyecto posicionará al lago y a la ciudad de Panguipulli como parte de la imagen de Chile en el extranjero. “Este edificio va a ser muy iconográfico, va a identificar la contemporaneidad de la arquitectura nacional en una zona lacustre del sur de Chile”.
Y es que otras de las características son los 15 metros de alto del edificio y su presencia en el lago junto a un entorno silvestre. Por eso una de las calificaciones entregadas por el jurado fue que se trata de un proyecto “absolutamente notable, muy polémico y radical, tomando prestados elementos exteriores, el pueblo y el lago”.
El término polémico, según el arquitecto Tomás Villalón, se debe al riesgo que asumió la firma. “Comenzó de la base de ser un nuevo referente, así como los ciudadanos tienen su iglesia. Por eso hablan de lo polémico, ya que al ser alto funda una nueva referencia, una nueva pieza y que obviamente va a tener una suerte de complicidad, desde nuestro punto de vista, muy colaborativo con la iglesia, y ayudará a fundar esta nueva costanera que está formando la ciudad”.
Para intervenir menos en la extensión del terreno la obra se proyectó compacta. Un edificio que a partir de su altitud y su comprensión volumétrica fuera un nuevo referente en el borde. Con esa misma intensión se definió el volumen, no se trata de una pieza fracturada sino unitaria y por tanto reconocible.
Todos esos puntos han sido evaluados por los Amigos de Panguipulli, quienes trabajan en esta iniciativa en conjunto con el Gobierno Regional, ambas entidades financiarán en partes iguales este proyecto que se encuentra en la etapa final de diseño.
La madera en la estructura se posiciona como parte de un pilar, ya que en el interior se levanta una pieza de hormigón revestida por el material. “Y afuera de esa pieza, a unos cinco metros, hay todo un esqueleto de madera laminada, que estamos trabajando con sistemas mecanizados para hacer ensambles en obra y así regular el montaje y tener mucha precisión en obra”, explica Villalón.
Esa gran placa de madera es también un colchón acústico con una serie de deformaciones geométricas. Junto a otros elementos adicionales, que han sido especificados en proyectos de acústica, aplican algunos aislantes que permiten mejorar las absorciones y los rebotes.
El teatro es una especie de cubo de madera tejida, en el interior aparece un espacio mucho más frágil y transparente. Ahí nace el foyer, la cafetería y una sala de exposiciones. Debajo de eso, en un tipo de subterráneo, están los servicios, baños, camarines y salas de ensayo. Todo en base a pilares de madera laminada, de 45 X 13, y con unos 15 metros de largo. En total unos 1.200 metros para 250 personas.
Para dar continuidad al entorno se decidieron por la madera también en el exterior. Para volverla resistente evalúan dos empresas. Una de ellas impregna la madera con pintura en un proceso por absorción. “La pieza adquiere una nueva propiedad ya que es embebida 100% por esta sustancia que la deja en una suerte de condición mucho más inerte y le saca toda el agua. La pieza queda con una muy buena resistencia al intemperie, al agua y cambios de clima, pero lo más bonito es que es madera que resiste la inclemencia de la lluvia, viento y sol”, explica el arquitecto.
La otra empresa entrega una técnica similar, pero en un proceso más complejo ya que se realiza en fábrica. La ventaja es que la madera tiene una garantía de 50 años. El proceso es a través de secado y pintura, con eso evitan deformaciones o alteraciones al estar a la intemperie.
El terreno, donado por el Club 21 de Mayo de Panguipulli, se ubicará en uno de los espacios más lindos del lago, donde se forma un pequeño cúmulo de agua y se forma un claro. Y para aprovechar esa panorámica, la posición del edificio permite activar una nueva vía hacia la ciudad a través de una plaza que conecta con la costanera y por consiguiente al lago.
El equipo de arquitectos espera que las obras comiencen el último trimestre de 2018, tras el proceso de licitación. Indican que una vez construido el nuevo teatro sumará también valor como centro cívico a un espacio que ya cuenta con actividades culturales en torno al lago. “Es una ciudad que tiene una vida volcada hacia el agua. Entonces de alguna manera el teatro rescata esa condición a partir de este nuevo espacio urbano que se da como una plataforma”, dice Villalón.
La idea es que la puerta de corredera del teatro permita abrir ese escenario hacia el lago en las temporadas de verano, para las actividades al aire libre. “Ocupando la infraestructura de la escenografía del teatro y con el lago como respaldo visual para esas actividades”, agrega.
Ver más sobre: