En abril de 2014, el arquitecto titular de la Universidad Mayor, Daniel Schmidt Mclachlan, asumió como decano de la Facultad de Arquitectura y Construcción de la Universidad Autónoma de Chile. Vive en Temuco, pero también está a cargo de las sedes de Talca y Santiago. Schmidt plantea “una cultura de investigación a nivel transversal en todas las universidades de Chile” en torno a la madera. “Tenemos un rol importante que jugar como Universidad Autónoma dada nuestra presencia en Temuco, Talca y Santiago, donde podemos aportar en dos de las regiones más relevantes en materia de presencia forestal”, explica.
Entre otros estudios y trabajos -como en Serviu, por ejemplo-, posee un máster en Ciencias Aplicadas con mención en Ciencias de la University of British Columbia en Vancouver, donde fue en 2003. Eligió Canadá porque “Chile heredó la tipología constructiva canadiense de marco plataforma y balloon frame, a diferencia de la europea que es poste y viga, y entramados de madera de mayores cuadrillas”.
Fue el único arquitecto en la Escuela de Ingeniería Forestal (donde cursó el máster) y allí tuvo que trabajar con biólogos y químicos, lo que le permitió “un conocimiento del material desde su origen y posibilidades, algo que como arquitecto rara vez ves”. Esto lo llevó a ahondar en temas como la eficiencia energética, específicamente en el comportamiento hidrotérmico de la madera, es decir, en “cómo controlar correctamente la humedad interior”. También trabajó en temas como el manejo de bosques, no solo con el fin de perseguir un proceso sustentable sino también en cómo obtener un producto de calidad final.
–Canadá tiene un modelo de tenencia de tierra muy distinto al que tenemos en Chile. Aquí en Chile la gran mayoría del suelo productivo está en manos de privados y por lo tanto los planes de manejo, si bien están supervisados por organismos estatales, son de responsabilidad del privado. Aquí en Canadá es una tenencia comunitaria, se llama Crown Land: pertenece a la corona británica, pero es administrado por organismos estatales canadienses y se concesiona con empresas privadas. Pero en los planes de manejo, las instituciones de gobierno tienen una gran intervención. El 95% de las construcciones se edifican en madera, independiente del revestimiento exterior. Es una cultura que lleva muchos años implementada.
–Vamos avanzando en una línea bastante clara hacia un mejor desempeño energético. Hoy día la estrategia plantea que hay que reducir el consumo. La madera, en el caso del comportamiento térmico de una vivienda, significa una eficiencia de la calefacción. Pero para aumentar el uso de este material, hay que avanzar a un mejor conocimiento teórico y práctico.
–El sector público durante mucho tiempo ha sido bastante pasivo en esta materia. Siento que no ha existido una valoración de lo que la madera puede alcanzar como material y aportar a la reducción de la huella de carbono. Aunque ha habido avances en el último tiempo.
–La Ditec (División Técnica de Estudio y Fomento Habitacional) del Minvu ha empezado a incorporar los estudios que diversas universidades han hecho y a entender más el comportamiento de la madera. El financiamiento de proyectos Fondef han permitido entender el valor y potencial que tiene la madera. Han nacido iniciativas como el proyecto piloto de Rancagua, o la Torre Peñuelas. Esto nos permitirá tener información más específica de las edificaciones de mediana altura. Todo esto ha sido financiado en parte con recursos del Estado. En los últimos años se ha visto un renacer del interés del Estado por la madera como una alternativa a los materiales más tradicionales.
–Veo con bastante esperanza que hoy en día contemos con tecnologías como el CLT. Hace cinco años nadie tenía idea de qué era y tampoco había proveedores. Hoy tenemos, no muchos, pero sí cuentan con la expertise necesaria para asegurar un buen producto y resultado. Espero que la tecnología pueda transformar y mejorar la industria maderera.
–A lo largo de Chile podemos encontrar estructuras que se levantaron hace 200 años y que aún permanecen en perfectas condiciones. Hay mucho patrimonio que defender y mucho de este tiene como protagonista a la madera. Además, la mayoría de estas construcciones se concentran en el sur del país.
–Aquí en Temuco tenemos el Hotel Continental, erigido en 1887, uno de los edificios más antiguos de la ciudad con una estructura de dos pisos de madera. Sin embargo, pese a estar declarado Monumento Nacional, lleva 15 años clausurado y se está deteriorando.
–Producto de una mala legislación, la Ley de Monumentos Nacionales no entrega ningún incentivo al privado para poder mantener esa construcción o hacer algún tipo de mejoramiento que permita transformar ese bien patrimonial en un bien que no sea una carga. Hay que entregar beneficios al privado para que este busque conservarlo y no deshacerse de él en pos de una especulación inmobiliaria.
–Gran parte del patrimonio que queda no está en manos del Estado, sino que en las de privados. El Estado pone las reglas del juego y los incentivos para que ese privado pueda conservar el patrimonio. No existen incentivos para que se hagan las inversiones necesarias para conservarlo. Hoy día lo más probable que el interés de ese privado sea deshacerse de esta edificación para que el suelo cobre valor.
–Tenemos una concentración de la investigación en madera que está dándose principalmente desde la academia. El Centro de Innovación en Madera UC y la Usach (Universidad de Santiago) han hecho algunas investigaciones respecto a la normativa de edificación del CLT en altura. La Universidad del Bío-Bío y la Universidad de Concepción también tienen programas de gran trayectoria en esta materia. Son estas universidades las que hoy en día están activamente llevando la agenda de la investigación en madera. Ojalá en el futuro se amplíe a más.
–Hay que estudiar las características del suelo según la zona para así plantar de forma más específica y exitosa. Hay regiones más aptas para plantar pino y eucalipto, otras, como en las zonas precordilleranas, más idóneas para un manejo de especies nativas. También ha habido muy buenas experiencias de bosques mixtos. En general, hay que promover una mejor silvicultura. Tenemos un buen punto de partida, pero hay que tener cuidado con ciertas prácticas, que no hayan funcionado o donde no se hayan aprovechado al 100% los recursos.
–Que tanto en la región como en el resto del país, tanto la academia, como el sector público y privados, avancemos hacia generar un nivel de conocimiento suficiente para se construya bien en madera. Porque promover el mayor uso de la madera implica tener que ejecutarlo de buena forma: que haya buen diseño, tanto estructural como arquitectónico, y que se le quiten los mitos. Hay que mejorar la construcción.
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