22 de Septiembre, 2020
La colección de muebles, llamada Active Classroom, consta de cuatro taburetes diseñados para su uso en escuelas de enseñanza básica, cada uno con una estructura diferente y con múltiples posiciones para sentarse.
Estas formas variadas animan a los niños a cambiar regularmente sus posturas a lo largo del día en un intento por incrementar su “diversidad muscular” así como sus niveles de concentración.
“Estudio tras estudio se ha demostrado que pasar más tiempo sentado en sillas convencionales puede causar serios riesgos para la salud”, explicó Boris Lancelot, fundador de Studio Lancelot.
“La profunda costumbre a sentarse en una silla sirvió de inspiración para diseñar alternativas saludables para sentarse, comenzando por los jóvenes”, añadió.
“Para apoyar la concentración, se utilizan posturas autónomas y activas del cuerpo para movilizar grupos de músculos para que funcionen activamente y mantengan el cuerpo energizado”, continuó Lancelot.
“Cada taburete está diseñado para incorporar un mínimo de cuatro posturas diferentes, ya que las variaciones frecuentes en las posiciones alternativas para sentarse aumentan la actividad de los músculos que, de otro modo, no se utilizarían en sillas convencionales”.
Cada uno de los diseños de asientos se centra en el equilibrio: el uso de los taburetes requiere un esfuerzo activo que eventualmente fatiga ciertos músculos, lo que fomenta cambios de postura naturales que activan diferentes partes de la musculatura.
Según Lancelot, persuadir a las personas para que adopten nuevos hábitos de asiento no es fácil, pero es “crucial” para la salud y el bienestar.
“Repensar el estar sentado es crucial, pero cambiar la forma de sentarse significa transformar el hábito”, explicó el fundador de Studio Lancelot. “Este es un serio desafío dada la inercia incorporada en el asiento de la silla convencional”.
“La transición a un nuevo comportamiento en la forma de sentarse genera malestar cultural y psicológico, así como objeciones prácticas”, continuó el diseñador. “Los usuarios adultos occidentales encuentran difícil e incluso molesto que los aparten de su forma de sentarse desarrollada durante toda la vida.”.
“Es evidente que el diseño tiene un gran impacto en la configuración del movimiento diario del cuerpo y, por lo tanto, es de importancia social para influir en la salud y el bienestar del usuario”.
“Por lo tanto, es particularmente crucial para la disciplina del diseño repensar el sentarse y el uso de sillas”, concluyó Lancelot.
Lancelot está investigando actualmente cómo el diseño puede contribuir a aulas más saludables, en colaboración con la Universidad Libre de Ámsterdam y la Universidad de Groningen.
El diseñador y su equipo están realizando sus estudios en las clases de tercer grado de la escuela de enseñanza básica, un rango de edad que Lancelot describe como “mental y físicamente flexible y muy receptivo a los cambios en el comportamiento habitual”.
Lancelot no es el único diseñador que ha replanteado los asientos de los niños en el aula en un intento por mejorar la postura y la concentración: el diseño de la silla de Masahiko Ito, graduado de la Escuela de Arte de Kingston, se creó con el mismo objetivo. El asiento, en este caso, tiene un cuerpo estrecho y curvo que se asemeja a la forma de una silla de montar y anima a los niños a sentarse erguidos.
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