28 de Junio, 2021
Por lo general, al escuchar hablar de escuela rural, suele existir una asociación ligada a la precariedad. Justamente para revertir esa imagen generalizada es que el Mineduc, en el marco de la Reforma Educacional, abrió un concurso público para acoger propuestas acordes al desafío: equiparar la infraestructura y la calidad de la educación de la ciudad con la rural, estableciendo estándares constructivos que no tengan nada que envidiar a un colegio privado.
Si se mira en retrospectiva, la iniciativa es todo un hito, pues desde los tiempos de la Sociedad Constructora de Establecimientos Educacionales y sus modelos MC606 que no se invertía de manera profunda en la innovación de este tipo de recintos, los cuales muchas veces se encuentran en lugares sumamente inhóspitos producto del clima y los accesos.
“Nuestra apuesta fue dar los mejores espacios educativos con las mejores soluciones y condiciones de habitabilidad y ambientales”, señala Leonardo Fox, arquitecto encargado de los proyectos de las escuelas adjudicadas. Esto, según él, “para que se pudieran desarrollar todas las actividades pedagógicas en espacios flexibles, donde los aprendizajes se llevarán a cabo de múltiples formas y tiempos; como debe ser una escuela del siglo XXI, pero manteniendo las condicionantes culturales de la comunidad donde están insertas”.
Otro punto sumamente relevante es que estos tipos de establecimientos suelen ser lugares estratégicos de convivencia en la zona, que frecuentan prestar otros servicios de apoyo y sirviendo como centros comunitarios, por lo que, además de su tremenda importancia para el desarrollo educativo, también lo son para el desarrollo de toda la localidad en la cual se sitúa. Aquello, sin duda, obliga a estar a la altura de las circunstancias mediante un despliegue y una puesta en marcha que asegure calidad, durabilidad y se adecúe orgánicamente al entorno; rol que la madera asume con especial protagonismo.
Una particularidad valiosa que revela Leonardo Fox es que ningún diseño se realiza desde la oficina, sino que es primordial contar con la participación de la comunidad educativa. Al respecto, el arquitecto adelanta que se trabajó con ellos por más de cuatro meses para llegar, por fin, a la versión final post adjudicación mediante una participación totalmente horizontal y consultiva con todos los actores de la comunidad, en la oficina no hacemos ningún proyecto sin que la comunidad sea totalmente escuchada y participe del proceso, obteniendo información imprescindible acerca del clima de la zona y de las necesidades de la gente.
“El diseño que se propuso en la escuela La Angostura en Mitrauquen (Lonquimay) fue pensado en estas condiciones ambientales tan extremas, ya que en verano puedes tener temperaturas de 35° y en invierno -15° o incluso menos, con poca vegetación y mucha radiación”, explica Fox, quien, junto a su equipo, tuvieron que trabajar fuertemente en los aspectos técnicos.
“Por eso la metodología BIM, la mecanización, las modelaciones… Todo es relevante y se conjuga muy bien con el arte de crear un proyecto”, continúa. Y profundiza: “Debes pensar bien qué usar, dónde y cómo. Bajar los costos operativos a futuro en la edificación pública es fundamental y por eso los materiales que usamos son muy comunes. No creemos en usar materiales extraños, complejos, de alto costo; difíciles de reponer. Eso sólo acarrea problemas para mañana. La edificación pública debe ser concreta, simple y correcta; certera en sus decisiones”.
En relación al diseño en sí, la escuela La Angostura es un volumen compacto con una gran cubierta que baja y se transforma en muros, los cuales fueron perforados para dejar grandes ventanales que enmarcan el territorio. Los recintos fueron organizados según su uso, con un patio central interior que alberga un invernadero vertical pedagógico. Dentro de sus variadas descripciones, destaca un recorrido perimetral cubierto como un espacio intermedio entre el edificio y el territorio. Éste recorre desde el oriente al poniente, creando una especie de patio lineal para que los niños puedan correr protegidos y realizar actividades variadas cuando así se requiera.
En la escuela de Marimenuco, en tanto, el diseño se basa en los mismos conceptos ambientales que la anterior, pero ésta cuenta con la particularidad de estar en terreno plano, por lo que posee unas condiciones de dominio del territorio diferente. A grandes rasgos, todos los recintos giran en torno al patio central, transformándose en espacio educativo con un ventanal de doble altura con un invernadero vertical pedagógico. Las salas están vidriadas entre sí también, por lo que se tiene mucha transparencia y, en definitiva, más estímulos.
En cuanto a la materialidad, la madera claramente es el actor principal. Tanto así que las escuelas están construidas 100% en madera laminada y mecanizada con madera MPG10. “Es una estructura en base a retículas de madera mecanizada y elementos estructurales de madera laminada, con herrajes ocultos galvanizados en caliente. Para evitar corrosión, todo va atornillado y no clavado”, explica Fox. A eso se suman paneles SIP que las hacen de envolventes exteriores y que cumplen la función, por diseño, de proteger estas estructuras.
“Las maderas que dejamos expuestas como parte del diseño están protegidas 100% con un aceite que se aplica superficialmente y penetra en la madera, protegiéndola. Eso nos permite tener la seguridad de que no tendremos problemas”, aclara el arquitecto a cargo.
Considerando que los trabajos comenzaron sin la irrupción del coronavirus, cuesta dejar pasar el cómo la faena continuó su rumbo considerando las dificultades logísticas referidas al clima (en invierno algunos sectores pueden quedar inaccesibles por meses producto de la nieve), a los fletes en caminos en mal estado y, por supuesto, a todos los costos que eso conlleva. Sobre eso, el profesional admite con orgullo que “apoyó mucho el tener una estructura en pie muy rápidamente. Las obras estuvieron detenidas por un tiempo y peor aún en invierno por el covid y el clima, pero sirvió para poner a prueba las estructuras y materiales, los cuales pasaron la prueba extraordinariamente bien”.
Finalmente, consultado por las consecuencias que esto trajo, el arquitecto asume que “los costos no son menores, pero es parte de tomar las decisiones correctas en el diseño para anticipar estos problemas logísticos en obra. Además de tener una inspección 100% comprometida, acá hemos logrado formar una muy buena relación entre nosotros, el ITO de la municipalidad, el ATO del Ministerio de Educación y la Secretaría Regional de Educación”.
Las escuelas están pensadas para una cantidad de 20 alumnos multigrado que pertenecen a comunidades pehuenches. Una ya está entregada (Marimenuco), mientras que la de La Angostura debería terminar sus obras a finales de junio de este 2021.
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