5 de Julio, 2021
Si pudiéramos acotar el festival en una palabra, quizás la que más se adecúe sería amor. Amor por la naturaleza, por el ecosistema, por la Tierra, pero, sobre todo, por Chiloé. Para comprenderlo mejor, hay que remontarse a la creación de ÜÑÜ, un proyecto de innovación social chilote que busca crear empleos para la comunidad de artesanos de la isla, aportar al equilibrio del hábitat del bosque mediante reforestación de árboles nativos y educar sobre la contaminación plástica y sus enormes daños al océano.
Su fundador y principal gestor del festival “Trees & Seas”, Javier García, reafirma este cariño por la zona y explica cuán fundamental fue ÜÑÜ para pavimentar el camino de este magno evento que se llevará a cabo entre el 2 y el 8 de agosto.
“ÜÑÜ nace del amor por Chiloé, su gente, sus tierras, sus condiciones, su realidad… Surge en pro de abordar tres problemas: la falta de visibilidad para los talentosos artesanos de la isla, la pérdida del bosque chilote y la contaminación de su océano. En ese camino, entendimos que tener una mirada humana de los negocios nos impulsaría a recorrer un camino que tiene que ver con ser sostenible, consciente, conectado con nuestro entorno inmediato y sus problemas. Hoy comercializamos más de 40 productos en madera, lana, fibras naturales y residuos. Hemos plantado más de 2000 árboles nativos y hemos implementado talleres medioambientales en cinco escuelas rurales de Chiloé y la Región de los Lagos”, señala.
De esta forma, y como una antesala de lo que posteriormente sería la macro idea de “Trees & Seas”, ÜÑÜ implementó durante dos años una campaña que se llamó “Pala en mano”. Ésta tuvo su foco en bosques y tuvo, también, la presencia de Plastic Oceans Chile, una organización sin fines de lucro con sede en Estados Unidos que trabaja para acabar con la contaminación plástica, fomentando comunidades sostenibles en todo el mundo. Aquello fue vital para que, con profundo sentido de colaboración, se tomara lo mejor de “Pala en Mano” y se alargara el evento a siete días, acontecimiento que marcó el bautizo de lo que hoy es “Trees & Seas”.
Si hubiera que resumirlo, se podría decir que “Trees & Seas” viene a ser el primero de muchos festivales de conservación de bosques y océanos en el mundo. Según Javier García, “por fortuna y por mérito, Chiloé será el que inaugure esta primera versión. Al trabajar con Plastic Oceans se nos abre una enorme red de oficinas, personas, empresas y fundaciones alrededor del globo que hacen que este festival sea un gran hito para Chile y el mundo. Llevamos más de un año trabajando en lo que pasará entre el 2 y el 8 de agosto y a nosotros, como ÜÑÜ y Plastic Oceans Chile, nos ha tocado coordinar todo lo relativo a Chiloé. Limpiezas de playa, plantación de árboles nativos, exhibición de documentales, paneles de discusión y otros temas más, implican tejer una red no menor de actores en pro de hacer este bien de impacto global”, contextualiza.
Un dato importante a considerar es que, si bien Chiloé es el punto neurálgico de esta primera versión, la idea es que la sede vaya viajando por el mundo para así ver realidades de todo el planeta. Lo que sí, y en eso García es muy claro, Chiloé siempre va a ser parte del festival, comprometiéndolos a estar año a año realizando acciones medioambientales. El 2022, por ejemplo, aunque no sean sede, de todos modos estarán plantando, limpiando y educando, tal como lo harán otras 20 ciudades fuera del país.
Consultado acerca de la actividad fundamental o la más significativa que pudiera definir el festival, García considera que, más que elegir una en particular, todas confluyen y aportan para lo que está primero en la lista: generar cambios e inspirar.
“Plantar 20.000 árboles nativos implica una gran operación y trabajo. Limpiar las playas sin duda genera impacto positivo y, por supuesto, la educación es un factor clave para generar cambios de hábitos y ciudadanos más conscientes e informados. Sin embargo, yo creo que aquí lo importante es inspirar, mover a la acción y así lograr entender la realidad propia de Chiloé. Ése es el principal motor detrás del festival”, enfatiza.
Si tenemos en cuenta que uno de los propósitos de este festival es, como dijo García, plantar tal cantidad de árboles nativos, no cabe duda de que la madera aquí juega un rol sumamente relevante dentro de los objetivos a corto, mediano y largo plazo.
“El bosque goza de una variedad muy rica de especies y obviamente ayuda a la retención del agua, la captura del CO2 y otras funciones vitales. Además, también es parte de la cultura chilota y sus artesanos. La madera nativa de Chiloé es un tesoro y queda en evidencia con el trabajo de los artesanos que trabajan la Luma, Arrayán, Ciruelillo, Tepa, Ulmo, etcétera. Si juntamos hermosos insumos naturales con el talento humano es imposible que salga mal”, considera.
Según García, tener los bosques sanos no sólo trae beneficios a corto plazo, sino que también en el largo.
“Chile es un país que goza de mucha madera y diversa, lo que nos abre muchas opciones de creación de empleo y generación de nuevos mercados. Lo hecho a mano va a ir tomando cada vez más relevancia y valor y nuestras maderas pueden ser un fiel exponente de aquello. Por eso Chiloé tiene esa mezcla hermosa de talento humano y naturaleza, la cual buscamos destacar no sólo desde el trabajo de los artesanos, sino también desde juntar a las personas con el medio ambiente en pro de unir para mejorar”, cierra convencido.
Cabe señalar que el 17 de junio se hizo realidad la plantación del primero de los 20.000 árboles que se pretenden instalar. Fue en la Estación Biológica Senda Darwin, área protegida privada ubicada en el sector norte de la Isla Grande de Chiloé. Definitivamente un acto de amor por la Tierra desde Chile y para el mundo.
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