15 de Abril, 2022
Se suele escuchar, sobre todo después de la pandemia, que las artes no han tenido el espacio que se merecen. Y si bien es un hecho que el sector cultural no lo ha pasado bien en el último tiempo, no se pueden desconocer las iniciativas que, justamente, buscan hacer posible nuevos lugares para su desarrollo para, así, contribuir con el progreso de sus comunidades.
A continuación, y haciendo hincapié en sus múltiples ventajas, seis proyectos de teatros en madera donde el material se presenta como el protagonista.
Dos grandes salas de espectáculos, realizadas en madera, brindan calidez, armonía y una gran acústica a los espectáculos albergados en este recinto para conciertos. Hogar de la Orquesta Sinfónica de Shanghai, una de las más longevas de China y el mundo. Este prestigio motivó que su diseño respondiera óptimamente al requerimiento de que los espectáculos en su interior fueran una experiencia inolvidable.
Ambos espacios se componen de paneles reflectores cubiertos de bambú tejido y suelos realizados con madera de ciprés de Hokkaido (Japón), mientras que el techo y sus paredes laterales se componen de una malla también realizada con este material, la que es capaz de crear la difusión perfecta del sonido en su interior.
De 1.200 y 400 asientos cada una, sus salas fueron parte de un proceso de remodelación del recinto que también contempló nuevas disposiciones para los asistentes. Por ello, sus asientos se ubicaron rodeando el escenario, en “forma de viñedo”, para que no se diluyera la sensación ofrecida por los músicos producto de la distancia, y para que el espectáculo se conjugara de gran manera con los tonos cálidos de la madera al interior. Cabe señalar que su diseño general estuvo a cargo de Arata Isozaki, quien obtuvo el Premio Pritzker de la Arquitectura en 2019.
El monumento más conocido de Italia y uno de los símbolos del mundo, el Coliseo de Roma, vive una intervención en madera única en su historia. Su tradicional anfiteatro pronto se transformará en una estructura reversible, el cual, por medio de un sistema de listones móviles —capaces de alcanzar los 3.000 m2 de extensión en 30 minutos—, logrará aislar su estructura arqueológica. Esta serie de paneles movibles, revestidos de madera de accoya y con núcleo de fibra de carbono, cubrirán el suelo del lugar para, así, con este material proveniente de bosques certificados y fuentes sostenibles, aumentar su resistencia y durabilidad.
En retrospectiva, el proyecto recuerda el plan original de la primera fase de uso del recinto, correspondiente a la dinastía Flavia – 69 al 96 d.C –. Más en concreto, éste cuenta con diferentes posibilidades de apertura y cierre de su arena, garantizando la iluminación, la visibilidad del subsuelo y la ventilación a través de 24 aberturas que buscan proteger su microclima interno. “La arena tiene el gran valor de combinar protección, conservación y logros tecnológicos. Habrá un gran trabajo de arqueólogos para respetar los tiempos y en 2023 podremos verlo inaugurado”, explicó el ministro de Cultura de Italia, Darío Franceschini.
Con madera de fresno de Manchuria, la construcción destaca por el protagonismo de esta materialidad en su interior, exhibiéndose con formas curvilíneas como si simulara una suave erosión. El proyecto, terminado en 2015, estuvo a cargo del estudio MAD Architects, reconocido a nivel mundial por diseñar arquitectura futurista. Acerca de los datos específicos, el edificio tiene cerca de 85.000 m2 de una estructura conformada por tres espacios: un teatro para 1.600 personas, otro para 400 y una plaza pública. Por fuera, en tanto, todo está cubierto por formas ondulantes conformadas por paneles de aluminio blanco.
Respecto a la madera de fresno, fue utilizada en toda la estructura del gran teatro, revistiendo el escenario, asientos, paredes y techos. En el exterior, además, la materia prima también se muestra suavemente erosionada, entregando una gran acústica y un espacio cálido y acogedor. Todo, iluminado naturalmente gracias a una claraboya que se ha ubicado en la parte superior de la estructura.
El teatro más pequeño, a diferencia del anterior, no utiliza la madera en grandes proporciones, destacando, sobre todo, en algunas partes de los asientos. “Tenemos la visión de Harbin Opera House como un centro cultural del futuro, un espacio público dramático que encarna la integración de los recursos humanos, el arte y la identidad de la ciudad mientras se mezcla de forma sinérgica con la naturaleza que lo rodea”, señala uno de los arquitectos.
Iniciadas las obras en 2020, hoy por fin podemos decir que el Teatro de las Artes de Panguipulli ya es toda una realidad. El edificio, ubicado a orillas del lago del mismo nombre, en la Región de Los Ríos, se encuentra en su última fase constructiva, faltando detalles para una pronta inauguración.
Respecto a sus detalles, el recinto utiliza pilares y vigas de madera laminada como parte fundamental de su estructura, como un volumen dentro de otro; desarrollándose la idea de cofre o caja cerrada para la sala principal. “Un cuerpo que crea un nuevo hito en la ciudad”, describe Nicolás Norero, uno de sus arquitectos.
Con un aforo para 250 personas y un escenario capaz de albergar una orquesta de entre 80 y 90 músicos, la construcción está mediada por un gran ventanal entre el interior y el exterior, el que permite ver el lago desde dentro y, de ser necesario, también puede cerrarse completamente. El edificio, pensado como un espacio público hacia fuera, semi-translúcido, de madera, con foyer, cafetería y sala de exposiciones, crea un nuevo concepto para ver, compartir y disfrutar del arte; uno que invita a la comunidad y se hace parte del entorno.
Con la idea de generar un punto de conversación y unión y reivindicar el uso de los espacios público-naturales dentro de la ciudad, esta intervención temporal fue instalada por 32 estudiantes de Arquitectura de la Universidad Finis Terrae. Se trató de un anfiteatro de madera que se ubicó sobre el caudal del Río Mapocho —a la altura de Vitacura, en el sector oriente de Santiago—, el cual cuenta con tres filas de nueve asientos cada una, completando 27 en total. El triángulo, compuesto por tres vigas de 9,70 metros de largo por 15 cm de ancho, contenía una circulación interior de 50 cm y el ancho de las butacas fue de 65 cm, teniendo un alto desde la viga de 2,40 metros.
Respecto a su estructura, ésta fue construida con pino radiata. Por otro lado, los asientos fueron hechos en delgados tableros de fibra de alta densidad (durolac). Según explicó Mauricio Wood, arquitecto y docente de la UFT, el primer requisito de la propuesta fue respetar el suelo e intervenirlo lo menos posible. Por ende, la estructura “respondió desde la prefabricación a ser flexible y poder adecuarse a la inestabilidad absorbiéndolo con el sistema de patas retráctiles”.
En cuanto a la elección de la madera, ésta se justificó por su uso eficiente, lo que se demostró en el hecho de que todo fue reutilizado y no se dejaron desechos. Además, acerca de su relación con el entorno, el anfiteatro “no sólo sirve como un punto de apreciación de las artes escénicas, sino también como punto de observación del territorio”, añadió Wood.
Este auditorio multiuso —con capacidad para 620 personas, modificable hasta 904 y de 1.962,2 m2— corresponde a la primera etapa de un ambicioso programa. Éste contempló el desarrollo de un anteproyecto para todo el centro cultural —10.086 m2—, la expansión del depósito patrimonial y la construcción de tres pisos subterráneos para estacionamientos, salas de cine y espacios para la danza, teatro, música y la artesanía.
Al ser patrimonial, el edificio no podía ser intervenido, por lo que se decidió hacer una caja que sirviera de contenedor para el gran espacio interior que sería el teatro. El volumen se situó junto a los muros perimetrales y a un costado del galpón, optando por generar un marcado contrapunto entre la materialidad de ladrillo y la madera de la caja, configurando una piel matizada por las tonalidades del coigüe y el olivillo. Así, se funden pasado y presente a través de un atractivo lenguaje expresivo.
Adentrándonos en la construcción en sí, y teniendo en cuenta que el edificio ya venía con un enorme zócalo de hormigón, se dispuso una estructura de madera laminada que forma la techumbre —cuyo aspecto es el de una curva invertida con triple ondulación— y la volumetría interior. La imagen de este esqueleto está dada por estudios técnicos que aseguran una mejor acústica y visión ideal del escenario. También, en el interior, se proyectó el suelo a partir de un eje que permite visualizar el centro de la escena. Para eso, se elevó 60 cm el escenario —de 20 m de ancho por 15 de fondo— y se generó la platea con una pendiente promedio de 26%. Hileras dispuestas a lo alto cada 23 cm y con 90 cm de distancia entre butacas.
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