7 de Noviembre, 2022
En 2024, Francia tendrá la mirada del escenario deportivo mundial no sólo por los atletas en competencia, su ascenso al podio o la calidad de sus rendimientos, sino también por el enfoque ecológico y social que quiere plasmar en su población. Lo anterior, porque ese año París será anfitriona tanto de los próximos Juegos Olímpicos como de los Juegos Paraolímpicos, con la intención de acoger a más de 15.000 atletas en la futura Villa Olímpica. Un gran complejo de funciones mixtas, con cerca de 50.000 m2 distribuidos en 625 unidades, con una sección que será construida en madera.
Este plan fue realizado por un equipo multidisciplinar e internacional liderado por el arquitecto francés Dominique Perrault, concibiendo un eco-barrio insertado en la infraestructura ya existente de la ciudad en el lado norte del río Sena, en el departamento de Saint-Denis. Una de las zonas más pobres de la Francia metropolitana.
Es aquí donde una de las zonas de esta futura Villa Olímpica, conocida como “sector D”, será edificado con el material gracias a las bondades de la prefabricación modular, la cual permitirá una metamorfosis rápida, sencilla y sin residuos luego de la cita deportiva.
Parte de los aspectos más importantes de la candidatura de París ante el Comité Olímpico Internacional fueron sus altas ambiciones medioambientales, sobre todo en lo que respecta a su Villa Olímpica, la que fue pensada como un verdadero distrito ecológico y que presenta la oportunidad de rehabilitar una de las áreas más degradadas del país.
El objetivo de construir precisamente allí las instalaciones que recibirán a los atletas internacionales, es transformar el lugar en un barrio modelo para los ojos del mundo, gracias a sus intenciones por un futuro urbanismo inteligente, por su alcance sustentable y su calidad urbana.
En concreto, el sector D estará pensado como un barrio jardín de grandes zonas verdes a lo largo del río Sena, cuya planificación está basada en una arquitectura de calidad compuesta por energías renovables y el uso de la madera como material principal. Tanto la estructura como los paneles de cerramiento de pisos y muros serán realizados con CLT, amparándose en la prefabricación modular como sistema constructivo.
La estructura de cada uno de los bloques estará concebida de manera híbrida, combinando los atributos de la madera con el acero y el hormigón, en bajas cantidades de carbono. El esquema básico es un núcleo de hormigón, parte rigidizadora del conjunto, alrededor de la cual, de manera modular, se desarrolla una cuadrícula tridimensional de pilares y vigas de madera contralaminada.
Sobre esta estructura primaria, se utilizará el sistema de paneles de pisos de CLT, apoyados sobre perfiles prefabricados de acero. Estos elementos, a su vez, actuarán además como diafragmas, es decir, como planos que rigidizan y dan estabilidad al marco en el cual se insertarán, formando parte activa del sistema estructural.
Estos componentes incorporarán una subestructura en su interior, realizada también en madera contralaminada, constituyendo un panel tipo sándwich. Al sumar estas costillas serán capaces de asumir mayores dimensiones, alcanzando luces de hasta seis metros y logrando así una planta más libre con menor número de apoyos intermedios. Este diseño racionalizado de partes fácilmente intercambiables simplificará la distribución interior y permitirá de manera rápida y sencilla las modificaciones requeridas para el cambio de uso.
Para Dominique Perrault, la elección de un sistema constructivo altamente adaptable, que permita una metamorfosis rápida, sencilla y sin residuos, es determinante para el éxito y sustentabilidad del proyecto. Y en esa lógica, la prefabricación modular ha demostrado ser la manera más eficiente de encarar un proyecto de estas características.
“El proyecto urbano diseñado para la villa ofrece una gran flexibilidad y permite la reversibilidad de las instalaciones luego del gran evento. Constituye actualmente un territorio mixto en sus funciones y en plena transformación. La estrategia urbana prevista es ante todo una reflexión a largo plazo, teniendo por objetivo la constitución de un nuevo sostenible, un fragmento de ciudad disponible para todos, anclando en su territorio y en su geografía”, dice su web.
Con la sostenibilidad como punto de partida de todo el proyecto, la madera es la elección más adecuada para alcanzar los estándares medioambientales exigidos. Desde su estadio primigenio como árbol su huella de carbono es muy inferior a la de otros materiales, por lo que su impacto ambiental es también mucho menor. Para la Villa Olímpica se prevé exclusivamente el uso de madera de bosques franceses, sostenibles y con certificación PEFC.
Es por ello que este recurso, desde la mente de los arquitectos, no sólo se plantea como responsable de la estética general de cada edificio y del conjunto del complejo, sino también del esquema estructural y del sistema constructivo. La materialidad constituirá un puente integrador entre lo construido y la naturaleza, reforzando la imagen de “bosque urbano”.
Como sabemos, el impacto que provocan los Juegos Olímpicos en cada una de las ciudades que los acogen va más allá del mero hecho deportivo, pues además de captar la atención de gran parte de los medios de comunicación, implican una gran intervención urbana de gran potencial transformador. Casos como Barcelona 1992 o Londres 2012, son ejemplos del efecto positivo que puede suponer estas grandes inversiones para la planificación de una ciudad.
En dicho contexto, las tendencias por una construcción más sustentable no se quedan atrás. En Tokio 2020 —celebrados en 2021 debido a la pandemia— fue la primera vez que se introdujo el compromiso ambiental como premisa central en el diseño de las instalaciones olímpicas.
Por ejemplo, el estudio Nikken Sekkei diseñó un edificio comunal de madera en la villa de los atletas con 40.000 piezas de madera japonesa. El espacio común de 5.300 m2 se levantó a partir de piezas de ciprés, cedros y alerces japoneses sostenibles, provenientes de los gobiernos locales de todo el país.
La intención de París 2024 es continuar el camino iniciado por su predecesor con respecto al diseño bioclimático. Un evento de importancia internacional como estos juegos es el escenario perfecto para mostrar cómo es posible realizar un urbanismo inteligente que vaya de la mano con el respeto al medioambiente.
Luego de la cita internacional, se espera ver terminada la refuncionalización de la Villa Olímpica para el año 2025. Como legado, París se habrá enriquecido con un barrio más verde, integrador y socialmente inclusivo. Un ejemplo de planificación urbana del S.XXI.
“Los Juegos Olímpicos crean una fuerte relación entre la identidad de una ciudad, su urbanismo y la práctica del deporte, para entregar a las naciones una experiencia y valores comunes”, afirma Perrault.
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