Una estructura pensada para conectar

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29 de Enero, 2025

Diseñado con madera laminada, el nuevo Centro Educativo Fernando Santiván en Panguipulli apuesta por una estructura en forma de anillo que vuelca todos sus espacios hacia el interior y que responde a consideraciones que combinan elementos técnicos, ambientales, de estética y de sensibilidad educativa.

Más de 7 mil 500 metros cuadrados construidos en madera laminada, albergarán a niños, niñas y adolescentes de educación parvularia, básica, media y técnica profesional del Centro Educativo Fernando Santiván en Panguipulli, región de Los Lagos.

El diseño y desarrollo del proyecto está a cargo de una consultora colaborativa que reúne a las oficinas de arquitectura Azimut 180, Arce Westermeier y Estudio Diagonal y la oficina de ingeniería, Efeyer. Para conocer más detalles de este mega proyecto, Madera21 conversó con los arquitectos Sebastián Armijo y Felipe Arce, quienes nos entregaron detalles del diseño y reto de optar por madera industrializada al plantear su creación.

El desafío de unir lo íntimo con lo monumental, a través de la madera, simboliza el corazón de la propuesta arquitectónica y su compromiso con la sostenibilidad y el entorno. La madera, al ser un material compuesto por piezas individuales – nos cuentan los arquitectos- permite una conexión tangible con su escala y proceso constructivo. Para ellos, cada pieza que es como una tabla que incluso un niño podría sostener en sus manos, se integra en un ensamblaje que da forma a esta edificación de gran envergadura.

Según nos cuenta Sebastián, “este es uno de los proyectos de centro educativo más grandes de Chile y el más grande de la región de Los Lagos en cuanto a metros cuadrados. Se trata de una infraestructura de escala, masiva, pero que en paralelo puede ser de escala humana, porque la madera entrega eso”.  

El diseño del Centro Educativo

El proyecto arquitectónico del Centro Educativo Fernando Santiván nace de lo que el equipo consultivo decidió que no quería que le pasara al tradicional colegio de Panguipulli. A partir de la observación de escuelas que van creciendo inorgánicamente y cuya construcción suele ser fragmentada y por etapas, plantearon un colegio en forma de anillo. El enfoque, que responde a las necesidades funcionales y climáticas del sur de Chile, porque “queríamos evitar que los niños y docentes tuvieran que mojarse o caminar por pasillos desconectados para trasladarse de un lugar a otro. Con este diseño circular, todos los espacios están conectados de manera fluida y funcional”, explica Felipe.

Y continúa. “Entonces empieza a aparecer un perímetro construido y al medio, un parque interactivo. El edificio se vuelca hacia su interior y surgen estos espacios donde están los párvulos, con su equipamiento con juegos infantiles, la cancha de vóleibol, algunos rincones de juego, que sobresalen del anillo para generar un quiebre en el área”.

Así, el diseño se articula en cinco zonas, dispuestas como polígonos alrededor de patio interior, que actúa como el corazón del edificio. La primera zona corresponde al sector de administración, la segunda zona párvulo, la tercera zona básica y media, la cuarta zona talleres y laboratorio PIE, la quinta área recreacional con zona de servicios.

Se establece una relación visual entre las distintas áreas, promoviendo un entorno educativo integrado y armónico, mediante el uso estratégico de vistas vidriadas que conectan funcionalmente diferentes áreas del edificio. Desde el comedor, por ejemplo, se puede observar el gimnasio en altura, mientras que al fondo se perciben los árboles que rodean el edificio, creando una conexión entre el interior y la naturaleza. Este diseño permite que los estudiantes interactúen de manera más fluida, ya que pueden visualizar el parque central, las áreas de circulación y los espacios recreativos desde un mismo punto, promoviendo un sentido de unidad y apertura que mejora la experiencia educativa.

Madera como protagonista

Uno de los aspectos más destacados del proyecto es la elección de la madera industrializada como material constructivo. Para los arquitectos, esta decisión responde a consideraciones que combinan elementos técnicos, ambientales, de estética y de sensibilidad educativa.

Y en este punto, Sebastián y Felipe se explayan. Nos comentan sobre las múltiples ventajas de la madera. Que, en términos ambientales, reduce significativamente la contaminación y los residuos asociados a la construcción tradicional y que, al ser un recurso renovable, propio de la industria de la comuna, fomenta la economía local. Por otra parte, afirman que su uso en estructuras prefabricadas agiliza significativamente los tiempos de obra, lo que resulta ideal para un proyecto de gran escala como este. Además, hacen hincapié en que la madera optimiza la eficiencia energética y aporta beneficios sensoriales esenciales en espacios educativos, generando ambientes más cálidos, acogedores y propicios para el aprendizaje. Su textura y calidez transforman el entorno en un espacio que conecta con los estudiantes de una forma más humana y amigable, fortaleciendo el vínculo emocional con el lugar.

A pesar de sus múltiples beneficios, la madera industrializada sigue enfrentando estigmas y resistencias en Chile. Los arquitectos mencionan que aún es necesario defender el material con los mandantes y la comunidad, informando sobre las evidentes ventajas de la madera industrializada, desde su durabilidad hasta su baja necesidad de mantenimiento.

En este sentido, el Teatro Educativo de las Artes de Panguipulli, construido en madera laminada, ha sido un punto de inflexión para demostrar a la comunidad y a los mandantes que la madera industrializada es una opción viable, sostenible y estéticamente destacable. Este edificio, multipremiado y emblemático para la ciudad, allanó el camino para que proyectos como el Centro Educativo Fernando Santiván sean recibidos con mayor confianza y entusiasmo. Según nos cuenta Sebastián, “si logramos entablar un diálogo entre estas edificaciones, podremos pensar en una identidad urbana cohesionada, donde la madera se convierta en el material que define el carácter de Panguipulli. Estos pequeños granitos de arena, como el teatro y ahora la escuela, son la base para construir una visión a largo plazo que haga de la madera un protagonista histórico y urbano en la región”.

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