Este proyecto ubicado al interior de Parral, a 350 km al sur de la ciudad de Santiago, fue encargado por una familia de agricultores que trabajan y viven en estas tierras agrícolas. El encargo consistía en una vivienda que reconociera e incorporara en su diseño, el paisaje y la cultura de esta zona del sur de Chile. Para el desarrollo del proyecto de esta vivienda se partió con tres preguntas que definieron la arquitectura del proyecto y su relación con su contexto. ¿Quién construye? ¿Cómo se construye? ¿Y qué se construye?
La condición que se le impone al encargo de esta vivienda al interior de Parral, tiene relación con el lugar y la cultura con la que se trabaja. Más allá de lo que el proyecto propone, quienes construyen en la zona son quienes construyen el proyecto. De ahí la importancia de conocer sus habilidades y de definir, al mismo tiempo, una arquitectura que permita transferir ese mismo conocimiento y habilidad a la obra. El difícil acceso a ciertos materiales condiciona y fomenta que los oficios más tradicionales se mantengan activos. En este caso, la carpintería es una de las prácticas en la que se tiene la mayor experiencia.
Lo anterior está relacionado con la buena disponibilidad de madera dimensionada que se explota y elabora en esta misma zona próxima a la cordillera. Así es como surgen entonces las condiciones que abren la oportunidad de hacer que la obra se entienda como propia a su paisaje y su cultura.
De acuerdo a las condiciones planteadas, se propone un sistema constructivo mono-material, sintético y de variaciones limitadas. Partiendo por la referencia de los galpones de madera de marco regular propios de esta zona, se diseña una estructura compuesta de cuatro marcos tipo, los que se ordenan y alternan según la relación que cada recinto debe establecer con el lugar. Lo anterior simplifica el armado y el montaje de la estructura, según los tramos que se definen a partir de una serie de diagramas. Durante la obra, todas estas etapas han sido acompañadas por una serie de croquis, que han permitido simplificar una vez más el proceso constructivo junto a los maestros.
La misma referencia de los galpones se entiende como una estrategia para insertar el proyecto dentro de la escala del paisaje. La casa se construye como un cuerpo horadado extendido, maximizando de esta manera su longitud. Al mismo tiempo que estos mismos galpones se pliegan hacia el paisaje de manera de medir, por una parte, la longitud de los espacios interiores, y por otra, la extensión del paisaje más próximos al proyecto. Finalmente este orden espacial define amplios recintos que son revestidos en ciprés, en tablas continuas que recorren toda la sección de muros a cielo, unificando y consolidando el espacio interior desde el que se reconoce el campo.
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