Microradicación en Barrio Pichicautin

El sector de Pichicautin, en Temuco, tiene una historia que se remonta a la llegada de colonos chilenos y extranjeros que se establecieron en la zona céntrica en busca de oportunidades laborales. Con el paso del tiempo, la ciudad experimentó un crecimiento acelerado que se extendió hacia la periferia, dando origen a asentamientos irregulares, entre ellos el sector Pichicautin.

Este barrio, construido por comunidades que se asentaron en terrenos baldíos, se desarrolló con los años hasta consolidarse como parte fundamental de la ciudad de Temuco. Sus habitantes forjaron lazos de vecindad y crearon organizaciones locales que promovieron el desarrollo de la comunidad.

El sector se caracteriza por una marcada micro radicación, lo que ha llevado a una alta densificación urbana. Encontramos diversos asentamientos familiares que comparten un mismo terreno, lo que ha resultado en la construcción en la totalidad de los espacios disponibles y la pérdida de áreas comunes.

Se propone un proyecto para fomentar la convivencia entre los residentes mediante la reorganización de las viviendas y la creación de espacios compartidos. Se considera la ubicación del lugar, que enfrenta dos vías principales: una peatonal con la ciclovía y una vía vehicular del barrio. Se destaca un patio central compartido para unir a los núcleos familiares que comparten un lote. La fachada principal mantendrá el lenguaje y escala del lugar, con continuidad horizontal y densificación en altura hacia los dos frentes. Se conserva la variación de niveles, agregando un nivel a cada variación para fachadas y cubiertas dinámicas. La fachada posterior se adapta a la conectividad urbana creando espacios públicos y habitables en la pendiente. Las viviendas en esta fachada se conectan con el nuevo paseo peatonal y ciclovía. Se promueve la interacción entre vecinos con puntos de encuentro en el acceso principal de cada vivienda.

En cuanto a su emplazamiento, el sector se destaca por contar con conexiones directas y privilegiadas que ofrecen un rápido acceso a distintas zonas de la ciudad, especialmente al centro urbano. Entre ellas se encuentra la ciclovía Temuco-Labranza, que atraviesa la zona dividiendo lo urbano y lo barrial, además de vías principales y secundarias que conectan con el barrio. Estas conexiones viales facilitan la movilidad y la integración del sector con el resto de la ciudad. Otro aspecto relevante es su proximidad a áreas verdes, como plazas y el parque Isla Cautín, que brindan espacios de esparcimiento y recreación para los habitantes, mejorando así la calidad de vida y el bienestar en el sector.

La incorporación de paneles de madera prefabricados en el proceso de construcción permite una mayor eficiencia y rapidez en el ensamblaje, lo que reduce el desperdicio de materiales y la generación de escombros en el sitio. Además, el sistema constructivo de plataformas y entrepisos con vigas I-joist ofrece una solución resistente y a la vez liviana, optimizando el uso de recursos y reduciendo la carga sobre el terreno. El uso de madera en el proyecto proporciona una mayor eficiencia energética, ya que la madera actúa como un aislante natural, proporcionando un mejor control térmico y acústico en las viviendas. Además de considerarse un material fácil de conseguir y propio de la región en la que se emplaza el proyecto. La estética y calidez de la madera en las fachadas y espacios compartidos del conjunto aporta un ambiente acogedor y atractivo, promoviendo la convivencia en el barrio.

La innovación de este proyecto se basa en dos factores fundamentales. En primer lugar, destaca su capacidad para integrarse de manera armónica con el espacio público circundante, mediante la creación de frentes arquitectónicos que se adaptan al contexto y fomentan la interacción social. El segundo factor es su proceso constructivo, que inicia con paneles prefabricados fuera del sitio y continúa con la construcción de un sólido zócalo de hormigón armado. Los paneles de madera se ensamblan ágilmente mediante el sistema de plataformas, y los entrepisos se componen de vigas I-joist para mayor resistencia y optimización del espacio interior. Esta metodología se replica en cada nivel, logrando una cubierta estética, unitaria y dinámica. La cohesión y enfoque sustentable destacan cómo este conjunto arquitectónico eleva estándares y mejora la calidad de vida de sus habitantes en un entorno en constante evolución.