Chile incorpora la Estrategia Nacional de Construcción en Madera en la NDC 2025–2035

En mayo de 2025, Chile actualizó su Contribución Determinada a Nivel Nacional (NDC) para el período 2025–2035, documento que define las metas del país frente al cambio climático y que será presentado en la próxima COP30 en Brasil. Entre sus 51 compromisos destaca, por primera vez, la incorporación de una Estrategia Nacional de Construcción en Madera, lo que marca un reconocimiento oficial a este material como una herramienta concreta para reducir emisiones y avanzar hacia la carbono neutralidad al 2050.

Las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC- Nationally Determined Contributions) son los planes que cada país presenta ante la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático para establecer metas de reducción de emisiones y medidas de adaptación. En el caso de Chile, la NDC 2025–2035 busca consolidar un modelo de desarrollo bajo en carbono, resiliente y con justicia social.

Planit for the planet – Naciones Unidas

El documento incorpora seis ámbitos clave de acción, entre ellos el fortalecimiento de la economía circular, la inversión sostenible y la construcción baja en emisiones. Además, por primera vez otorga un rol protagónico a los gobiernos regionales y municipales, que deberán elaborar planes locales de cambio climático antes de 2026.

La inclusión de la Estrategia Nacional de Construcción en Madera implica que el Estado asume el compromiso de elaborar, a más tardar en 2028, una hoja de ruta que defina cómo fomentar el uso sostenible, seguro y eficiente de la madera y otros materiales biobasados en la construcción. Esta estrategia deberá establecer metas cuantificables al 2035 para aumentar la participación de la madera en edificaciones públicas y privadas, utilizando instrumentos normativos, tecnológicos y de fomento que impulsen su estandarización y certificación.

En términos prácticos, la medida significa que la construcción en madera deja de ser un ámbito de innovación voluntaria o de proyectos puntuales y pasa a formar parte de la política climática del Estado. El compromiso reconoce el potencial del material para reducir emisiones, mejorar la eficiencia energética y promover el desarrollo local, especialmente en regiones forestales como Biobío, Maule y La Araucanía.

Construcción en madera – Istockphoto

Madera como solución climática

La construcción en madera aporta en tres dimensiones de la acción climática. Primero, mitiga el cambio climático al almacenar carbono capturado por los árboles y reducir las emisiones incorporadas del proceso constructivo frente a materiales como el acero o el hormigón. Segundo, mejora la eficiencia energética gracias a sus propiedades térmicas, que reducen el consumo de energía durante la vida útil de las edificaciones. Y tercero, fomenta el desarrollo territorial al fortalecer las cadenas productivas locales y generar empleos calificados en las regiones forestales.

La Estrategia Nacional de Construcción en Madera busca articular estos beneficios en una política integral que combine innovación tecnológica, estándares normativos y fomento productivo. En su aplicación, podrían incluirse incentivos como porcentajes mínimos de uso de madera en viviendas sociales o bonificaciones tributarias para proyectos que incorporen este material estructuralmente.

 

Construcción industrializada en madera – Istockphoto

También se plantea promover su uso en edificios públicos, aprovechando el poder de compra del Estado para acelerar la transición hacia una construcción baja en carbono. En este sentido, la gerenta de Madera21, Carolina Hurtado reconoce a la madera como una herramienta de transformación estructural del sector y sostiene que “la promoción del uso de madera en edificios públicos es clave. Desde ahí se puede generar un cambio cultural y productivo, que permee la industria de la construcción en general”.

El compromiso de Estado

Hasta ahora, los avances en construcción en madera se habían dado principalmente desde la investigación aplicada, las experiencias universitarias y los proyectos demostrativos. La inclusión de una estrategia nacional dentro de la NDC significa que este camino pasa a ser una tarea de Estado, que integrará a ministerios, municipios, empresas, universidades y centros de investigación en torno a un mismo objetivo: reducir las emisiones del sector construcción y avanzar hacia la carbono neutralidad.

El desafío, según Hurtado, está en mantener una coordinación efectiva entre los actores públicos y privados, y asegurar que la estrategia se traduzca en políticas concretas de fomento, financiamiento e innovación. “Chile tiene una oportunidad de liderazgo regional en construcción sostenible. Si se cumple la meta de contar con una estrategia nacional al 2028, la madera podría convertirse en el eje de una nueva economía de bajo carbono para el país”, afirma.

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