Concursos de Madera 21: una plataforma que transforma nuestra cultura hacia el uso de la madera

Carolina Hurtado, gerente de Madera21 de CORMA

La construcción en madera dejó de ser un nicho para convertirse en el frente más dinámico de innovación material, productiva y ambiental. Desde Madera21 de la Corporación Chilena de la Madera, hemos impulsado con convicción ese cambio a través de un ecosistema de concursos que cruza arquitectura, ingeniería, diseño e innovación. Son instancias abiertas, con foco en sostenibilidad, desempeño y colaboración, que acercan a estudiantes, profesionales y empresas al uso avanzado de un material renovable, industrializable y bello.

Los concursos de Madera 21 se caracterizan por su transversalidad. En arquitectura, por ejemplo, el concurso desafía año a año a concebir sistemas constructivos contemporáneos, con prefabricación, diseño para el desmontaje y criterios de durabilidad, poniendo a la madera como protagonista estructural y expresiva. El foco reciente en arquitectura efímera no es un capricho temático: es una respuesta a ciudades que requieren soluciones ligeras, flexibles, desmontables y de bajo impacto, capaces de activar espacios públicos, atender contingencias o ensayar nuevas formas de habitar. Así, la madera se prueba donde más rinde: en su ligereza, su capacidad de secuestrar carbono y su industrialización rápida y limpia

En este concurso el primer lugar fue para “Escuelas al instante” de la Pontificia Universidad Católica de Chile, del equipo Antonio Santa María López y José Pedro Costa Aguirre, con la guía de Sebastián Irarrázaval y Patrick Steeger. La propuesta sintetiza por qué la madera es clave hoy: ligereza, montaje rápido, diseño para el desmontaje y baja huella de carbono. Soluciones así responden a la urgencia de habilitar espacios educativos de calidad con recursos controlados, atentas a contingencias, migraciones o déficit de infraestructura. Además, muestran cómo la prefabricación en madera permite mejorar el estándar arquitectónico sin sacrificar plazos ni costos.

El Concurso de Diseño empujo este 2025ª traspasar el límite del producto y del mobiliario hacia una “ciudad regenerativa”. ¿Qué significa? Crear objetos, sistemas y microintervenciones que mejoren confort térmico, reduzcan huella de carbono y fortalezcan la inclusión y la seguridad urbana. Se valora la exploración material —de maderas nativas o introducidas, de tableros y perfiles— y se exige viabilidad productiva y comercial. Este cruce entre estética, funcionalidad y escalabilidad eleva el estándar del diseño en madera y lo acerca a la industria y al mercado real.

Fue asi como el primer lugar fue para “Máquinas Alimentarias de Cultivo Marino Regenerativo” de la Universidad del Desarrollo, autor Sebastián Carvajal con la guía de Tomás Villalón. Este proyecto condensa el espíritu de una “ciudad regenerativa”: productos y sistemas que, además de resolver funciones, mejoran su entorno y reducen impactos. La madera aparece aquí como fibra tecnológica capaz de articular cadenas locales, aportar calidez y disminuir la carga ambiental del diseño de objetos, equipamientos y microinfraestructuras.

En el concurso de ingeniería y construcción se visibilizan memorias, tesis y prototipos que abordan desde conexiones y diseño sísmico, hasta protección al fuego, industrialización y evaluación de desempeño. No es una vitrina académica más: es un puente de transferencia tecnológica que empuja a los equipos a demostrar rigor metodológico, pertinencia industrial y validez de conclusiones. Así, el conocimiento que nace en universidades y CFTs encuentra camino hacia estándares, manuales y mejoras de procesos en obra y fábrica.

El primer lugar lo obtuvo “Sistema y método de conexión para el izaje, montaje y/o anclaje de componentes prefabricados”, de la Pontificia Universidad Católica de Chile, del equipo Raúl Araya, Nicol López y Jairo Montaño, con la tutoría de Pablo Guindos y José Luis Almazán. Esta categoría evidencia algo fundamental: el rol de la academia como motor de nuevas investigaciones que se miden con estándares reales y necesidades de obra. Memorias, tesis y prototipos se enfocan en uniones, comportamiento sísmico, protección al fuego, durabilidad, modelación, inspección no destructiva y productividad del montaje. Ese conocimiento, nacido en laboratorios y talleres, retorna a la industria como mejoras de detalle, manuales de diseño y procedimientos que elevan el desempeño del sistema madera.

El Concurso de Innovación y Startups completa el círculo: invita a emprendedores, universidades y empresas a presentar soluciones para productividad forestal, construcción en madera y bioproductos. Con foco en diferenciación, estrategia go-to-market, escalabilidad y equipo, este certamen conecta I+D con cadenas de valor reales: desde trazabilidad, prevención de incendios y calidad de la madera, hasta sistemas prefabricados, recubrimientos, embalajes y biomateriales. Es la bioeconomía aplicada, donde el árbol y su fibra habilitan nuevos modelos de negocio de bajo carbono

Fue asi como el primer lugar fue para Bee Green SPA – “Magic Wax Maderas Profesional”, del equipo María de la Trinidad Lira Sanfuentes y Magdalena Echeverría. Este concurso conecta la I+D con el mercado: soluciones que abordan trazabilidad, tratamiento y protección, reducción de riesgos, productividad y nuevos bioproductos. Es la bioeconomía en acción: transformar conocimiento forestal y de fabricación en propuestas de valor escalables, con impacto social y ambiental positivo.

También celebramos la excelencia construida con el Concurso de Obras de Arquitectura: proyectos reales de cualquier escala y programa, donde la madera destaca por innovación, desempeño técnico e impacto urbano y cultural. Esta vitrina profesional cierra el ciclo virtuoso: lo que proponemos, prototipamos e investigamos se materializa en obras que inspiran y enseñan.

Este concurso completa la visión de sistema al visibilizar las grandes obras que se están construyendo hoy y que ya están cambiando el paisaje construido. 

El primer lugar lo obtuvo “Casa 2L” de Labbé Portugueis Arquitectos (arquitectos Carolina Portugueis y Martín Labbé), en Chonchi, Chiloé. Esta vitrina demuestra cómo las ideas y soluciones ensayadas en concursos y universidades se materializan en proyectos con excelencia técnica, belleza y pertinencia territorial. Junto con otras obras destacadas de esta versión, permite aprender de detalles, procesos de montaje, criterios de durabilidad y performance real en clima, uso y mantenimiento.

Los números confirman el alcance de este esfuerzo colectivo. Durante la Semana de la Madera 2025, nos visitaron más de 14 mil asistentes, consolidando un punto de encuentro latinoamericano para la construcción sostenible, la innovación y el emprendimiento en madera. Hubo seminarios, charlas técnicas, talleres, exhibiciones internacionales y, por supuesto, la muestra de proyectos seleccionados de todas las categorías.

Detrás de cada lista de ganadores hay una comunidad vibrante. En la premiación reciente, celebramos a 613 participantes de 34 universidades, con 219 proyectos presentados, dando cuenta de una cantera de talento que ya está impactando a la industria. Desde el desarrollo de recubrimientos y conexiones para montaje de elementos prefabricados, hasta microarquitecturas urbanas y bioproductos, las propuestas muestran que la madera no es solo un material: es un sistema tecnológico y cultural en expansión.

Más allá de los podios, queremos felicitar a todas y todos quienes participaron. Cada anteproyecto, memoria, prototipo y obra suma a una conversación que Chile necesita: cómo descarbonizar la construcción, cómo usar mejor los recursos, cómo industrializar con calidad y cómo colaborar entre disciplinas. Un concurso no es solo un premio; es un método de aprendizaje y transferencia que obliga a investigar, ensayar, medir, iterar y comunicar. Es, en el mejor sentido, una escuela abierta.

¿Qué viene ahora? Estamos trabajando para la nueva versión 2026, que será el siguiente salto en una agenda país. Invitamos a estudiantes a que estén atentos a las bases.

Los concursos de Madera 21 son motores de colaboración que obligan a equipos multidisciplinarios: estudiantes, docentes, mentores, empresas y autoridades públicas a dialogar, iterar y validar. Porque acercan a quienes diseñan, calculan, fabrican y construyen; porque enseñan a prototipar, a medir desempeño, y a comunicar valor; porque visibilizan metodologías y resultados que otros pueden replicar o mejorar. Y, sobre todo, porque conectan a una generación con un propósito: descarbonizar nuestro habitar, optimizar recursos y crear bienestar con soluciones eficientes, industrializables y regenerativas. 

Los desafíos están claros: diseños que aporten a la circularidad, uniones más rápidas y seguras, protección y mantenimiento inteligentes, evaluación integral de desempeño, trazabilidad y digitalización de la cadena productiva, y, por cierto, más obras que inspiren y enseñen.

En Madera21 creemos que la madera es mucho más que un material: es una cultura de hacer basada en el cuidado, la precisión y la colaboración. 

Gracias por ser parte de esta comunidad que piensa, diseña, calcula, fabrica y construye con propósito. Nos vemos en 2026: traigan sus ideas, su rigor y sus ganas de transformar el país en madera. Aquí hay una plataforma y una red lista para acompañarlos.

 

**Las opiniones vertidas en esta sección son de exclusiva responsabilidad de quienes las emiten y no representan, necesariamente, el pensamiento de Madera21

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