Fundadora de iFurniture: “El usuario quiere ser parte de la era de la personalización”

iFurniture

“iFurniture #CarpinteríaDigital” es el nombre de la marca peruana que ofrece mueblería en madera donde converge la carpintería tradicional con la fabricación digital. Este emprendimiento, que comenzó en 2014, permite que fabricantes y diseñadores sean parte de una red freelance y que el cliente personalice completamente el producto que quiere. Con él, Vaneza Caycho y su equipo obtuvieron el tercer lugar del Wood Startup Challenge enmarcado en la Semana de la Madera 2019.

“Vengo de una familia carpintera. Mi abuelo es carpintero y el primer piso de mi casa era un taller muy antiguo, muy tradicional, estilo ebanista”, recuerda Vaneza Caycho, sobre lo que la motivó a estudiar arquitectura y haber enfocado su carrera en muebles de madera. Egresada de la Universidad Nacional Federico Villarreal de Lima, desde pequeña ha estado familiarizada con la madera tanto en muebles como en terraza y construcción en exterior. En 2014 fundó iFurniture y previo a eso toda su trayectoria la había dedicado al retail, diseñando y fabricando mobiliario en madera para las tiendas.

El cambio de rumbo se originó en 2011 cuando llegó a Perú la fabricación digital de la mano de los Fab Labs. Son laboratorios que están en universidades o empresas privadas, que poseen muchos tipos de máquinas: desde impresoras 3D hasta cortadoras láser o incluso ruteadoras CNC. En Perú, en ese entonces, no había mucho conocimiento y el uso de dicha maquinaría estaba más ligado al mundo de la publicidad. Para Caycho sin duda fue una salvación: “No había nada de innovación en la industria del mueble y la madera. Era todo muy tradicional, con diseño muy estandarizado”.

En ese año se levantó el primer Fab Lab en Perú, perteneciente a la Universidad Nacional de Ingeniería. Caycho fue invitada a participar y probar las máquinas. En 2013 comenzó a ir todos los días para estudiar y ensayar con los aparatos. En este laboratorio estuvo alrededor de un año como voluntaria.

Sus máquinas favoritas, la cortadora router y láser, le permitieron dar cuenta de un mundo de posibilidades con la madera: cortar trozos pequeños, maquetear, diseñar paramétricamente e imprimir en 3D. Aprendió las nuevas técnicas que traía el mundo digital, como que el uso de la computadora iba directamente a la máquina y no pasaba por la impresión de un papel con el plano o diseño.

Luego de haber estado un año en el Fab Lab de la UNI, la becaron y en 2014 cursó el Fab Academy. Esta era la asignatura oficial que enseñaba el nuevo mundo de la fabricación digital, de seis meses de duración, internacional, donde los laboratorios se conectaban a través de una clase online al CBA –MIT (Center of Bits and Atoms of the Massachusetts Institute of Technology), en Estado Unidos. Como requisito del postgrado, Caycho desarrolló 19 capítulos de las distintas tecnologías que el laboratorio permitía, lo que finalizó en un proyecto de tesis.

Este proyecto de tesis fue el Rolling Piano, un mueble interactivo musical, con teclas y piezas cortadas con láser y router. Incluía una programación de notas musicales, por lo que el niño o niña apretaba las teclas, se prendía la luz y salía el sonido de la música por unos speakers que había insertado en el mueble.

Al finalizar el curso, Caycho había aprendido sobre diseño, carpintería, electrónica, programación y mecánica, pero siempre con foco en la industria del mueble. Otro descubrimiento que la marcó fue cómo un mueble puede vincularse a otras disciplinas y almacenar información que le puede servir a una ciudad. “Las ciudades inteligentes captan información a través de objetos físicos. Por ejemplo, una banca puede tener un sensor que determine la permanencia de las personas en un parque”, explica. “Los mobiliarios son parte de los seres humanos. Ahora que un mueble recibe información, no solo servirá para cumplir su función: comer, dormir, sentarse. Los muebles ya no son lo mismo”, agrega.

“Mi cabeza empezó a explotar de ideas” es la sensación que recuerda la arquitecta cuando comenzó a aventurarse en el mundo de la fabricación digital. Tras finalizar el curso, presentar su proyecto de tesis e ir a estudiar unos meses a Barcelona, Vaneza Caycho y su equipo fundaron iFurniture. Obtuvieron financiamiento de Startup Perú y desde 2015 consolidaron la marca. Su gran innovación se basa en un modelo colaborativo con tres protagonistas muy bien definidos: usuario, diseñadores y fabricantes. Desde mobiliario escolar y de oficina, hasta máscaras con formas de animales, o lo más reciente, árboles y renos navideños. Todo esto y más está disponible en el sitio web de la marca cuyo sello es la madera y la prolijidad y originalidad en los diseños.

Maquinaria del Fab Lab UAI / Vaneza Caycho

Desde hace cinco meses Caycho se encuentra en Santiago y actualmente se desempeña como “fab manager” del Fab Lab de la Escuela de Diseño de la Universidad Adolfo Ibáñez en Peñalolén, quienes le facilitan maquinaria para que pueda continuar potenciando su marca.

–¿Cómo ha sido la recepción del usuario/cliente?

–El usuario quiere ser parte de la era de la personalización. Es la era de la industria 4.0 y el usuario quiere participar de la experiencia de compra. Quiere que el mueble sea a su medida, que tenga su nombre, que haya colaborado. La tecnología permite eso: poner un nombre en la dedicatoria, cambiar las medidas, color, forma, etc.

 –¿Cuáles son las ventajas que ofrece iFurniture a los diseñadores?

–Armar una comunidad. Se suscriben, dan a conocer su trabajo y reciben dinero por la venta. A algunos les interesa entrar a este mundo, pero no tienen el expertise. Por ende, también brindamos capacitaciones en línea, cursos y guías técnicas totalmente gratis. El diseñador quiere entrar al mundo de los Fab Labs. Crecen ellos, tienen un ingreso freelance de dinero y además pueden mostrar su portafolio al mundo. iFurniture permite que puedas tener en tu casa un mueble diseñado por alguien de Japón.

 –¿Con cuántos diseñadores trabajan y de qué países?

–Tenemos una comunidad en Perú, y en Chile hemos desarrollado recientemente un piloto con cinco diseñadores en Santiago. También los hay de Colombia, Brasil y Estados Unidos.

 –¿Cómo trabaja iFurniture con los fabricantes?

–Hubo que investigar mucho a los fabricantes, visitarlos, conocer cómo son sus procesos, así que estudiamos diversos estatus y tamaños de fabricantes. En nuestro caso, iFurniture apunta a fabricantes locales. Nos apodan “el Uber de los carpinteros”, porque si un fabricante tiene espacio en su casa y quiere elaborar un mueble y ganar un adicional a lo que gana normalmente, se suscribe a la plataforma y pide fabricar el producto.

Mueblería construida por iFurniture / ifurniture.pe

 –¿Cuáles son los requisitos?

–Las condiciones mínimas son tener la maquinaria adecuada. Incluso hay algunos que no tienen la máquina, pero hay un Fab Lab cerca de su casa al que pueden acceder gratis, obtener las piezas ya cortadas y proceder al armado en el taller de su casa. Eso se llama “fabricación local distribuida”, concepto de la cuarta revolución industrial. Se rompe el paradigma de la producción en serie y se comienza a hablar de bioeconomía y economía colaborativa.

 –¿Cómo se enteró del Wood Startup Challenge?

–Estoy suscrita al newsletter de Madera21. Siempre quise participar pero por ciertos motivos nunca había resultado antes. Esta vez se dio que me encontraba en Santiago.

 –¿Cómo fue la experiencia?

–Como estoy de manager del Fab Lab UAI, fue más fácil presentarnos en la SDLM 2019 porque expusimos muchos de los bocetos que he fabricado aquí en el laboratorio. En el evento lo pasamos muy bien, nos gustó la recepción y aceptación de la gente y el hecho de poder haber mostrado lo que podemos hacer en los laboratorios, las posibilidades de la madera.

 –¿Cómo se sintió en el pitch, cuando expuso la propuesta frente al jurado?

–Estaba muy nerviosa. En Perú la idea sonaba utópica, pero aquí en Chile no. No la sentí tan lejana, aquí el carpintero y diseñador sabe de fabricación digital. El feedback del jurado fue muy positivo. Uno de ellos nos dijo: “Ustedes están haciendo bioeconomía”. Y es cierto, nuestra empresa reduce los gastos de energía considerablemente: no hay necesidad de imprimir planos de papel o gastar en traslado.

 –¿Qué desafíos tiene Perú en cuanto a la promoción del uso de la madera?

–Utilizar la materia prima local. Perú posee una gran riqueza forestal gracias a la Amazonía, pero tiene problemas con la industrialización y tecnología. La industria maderera en Chile es mucho más homogénea. En Perú he visto bastante poco avance. Allá trabajábamos con un solo tipo de madera. Había un límite de techo, era mucho más lento. Aquí en Chile hay mayor apertura, incluso con los biomateriales.

 –¿En qué aportan a la sociedad los Fab labs y emprendimientos?

–De no ser por los Fab Labs, seguiría fabricando mobiliario para retail. Con iFurniture me he presentado en China, Taiwán y Francia. Recientemente estuve en Egipto. Hoy contamos con una red Fab Labs en el mundo, ya que es una plataforma y al mismo tiempo es un espacio para investigar. Te abre las puertas, te permite conocer más y profundizar en nuevas técnicas. Los laboratorios están ahí para recibir esas ideas.

Actualmente, iFurniture posee un 95 % de diseñadoras, como parte de la política de género que desarrolla Vaneza Caycho en su empresa. Realiza una invitación a que el público, diseñadores, fabricantes, sigan las redes sociales de iFurniture y que en caso de querer participar de su red, que las personas interesadas envíen sus propuestas a hola@ifurniture.la.


Escrito por Diego Zúñiga
Fotografía principal cortesía de iFurniture
Compartir en Facebook
Compartir en Twitter
Compartir en LinkedIn
Compartir en Pinterest
Compartir en correo
Traducir »