Para los niños la visita al médico pediatra constituye una actividad poco entretenida y generalmente resistida.
El objetivo del proyecto es revertir esa percepción, convirtiendo la acción tediosa en una aventura lúdica, en la que el espacio sea el lugar de interés y el examen médico pase a un segundo plano, generando un ambiente ameno hecho a la “escala” de sus usuarios objetivo.
El adulto espera y los niños, que son el foco de importancia en la propuesta, juegan en este espacio de múltiples opciones. Para esto, se plantea un “Árbol” conformado por “costillas de madera”, todas a medida, con rincones dentro de su “tronco” a los cuales solo ellos pueden ingresar y en donde jugarán fomentando el uso de la imaginación e interacción.
Por otra parte, las “ramas” compuestas por una serie de piezas de pino seco libre de nudos de 2’x2”, cepillado, lijado y sellado, suspendidas desde el cielo y que hacen las partes del “follaje” de nuestra propuesta. Algunas de estas cuentan con puntos de iluminación LED, ayudando a contribuir en esta sensación de un espacio a escala cercana y bien iluminado para los usuarios, aportando sensaciones más lúdicas que formales.
Como complemento al «juego relacionado al árbol» y a modo de «cerrar el circuito» de este ambiente lúdico e interactivo, se plantean muros perimetrales magnéticos sobre los que se posan figuras de árboles, flores y animales que pueden componerse de distintas maneras, según la imaginación de los niños.
En resumen, aquí los adultos no son los protagonistas, solo ayudan a que el niño llegue y viva una experiencia de tiempo libre, imaginación e interacción, mientras espera su turno de atención por el médico pediatra.