Ganadora en el World Architecture Festival, la Quinta de Adorigo se eleva entre terrazas y colinas del Douro, donde la madera da forma a un edificio que respira con el paisaje, fusionando patrimonio, vino y arquitectura sostenible.
En pleno corazón del Alto Douro Vinhateiro, en Tabuaço (Portugal), la nueva bodega de la Quinta de Adorigo, diseñada por Atelier Sérgio Rebelo, se ha convertido en un ejemplo internacional de arquitectura sostenible, innovadora y profundamente enraizada en su paisaje cultural. Terminada en 2024, la obra no solo destaca por su expresividad formal, sino por la elección consciente de la madera como columna vertebral de su estructura y como símbolo de una nueva manera de construir en territorios patrimoniales.
La bodega está estructurada casi íntegramente en pórticos de madera laminada combinados con madera contralaminada – CLT. Esta decisión no responde únicamente a criterios estéticos: constituye una apuesta radical por un material renovable, de baja huella de carbono y con excelentes cualidades estructurales.
Al sustituir parte importante del hormigón por madera, el proyecto logró reducir de manera significativa las emisiones asociadas a su construcción. Más allá de su impacto ambiental, la madera fue tratada como un lenguaje arquitectónico: la estructura queda expuesta y dibuja curvas suaves, casi orgánicas, que acompañan la topografía del terreno y evocan las terrazas de viñedos que caracterizan al Douro.
La superficie ondulante de las cubiertas y la geometría fluida de los interiores generan un espacio cálido, íntimo, casi ceremonial, donde la madera no solo sostiene el edificio, sino que define su atmósfera y su carácter.
Aunque la madera protagoniza el proyecto, la bodega combina también materiales tradicionales de la región, como esquisto y granito, especialmente en los muros de contención y las zonas en contacto con el terreno. Parte del volumen está semienterrado, aprovechando la inercia térmica del suelo para mantener condiciones ideales de vinificación sin dependencia excesiva de sistemas mecánicos.
El diseño incorpora además un sistema de geotermia de baja entalpía, cuya energía alimenta los procesos internos de la bodega. La producción local de paneles GRC ubicados a menos de 150 km del sitio contribuyó, asimismo, a una reducción en transporte y emisiones.
La bodega no pretende imponerse al entorno: serpentea por la ladera, se adapta a los desniveles naturales y respeta la vista histórica del valle. La disposición escalonada responde, además, al proceso tradicional de vinificación por gravedad, en el que el vino desciende entre etapas sin necesidad de bombeo.
La forma del edificio —casi una pieza de topografía construida— convierte la Quinta de Adorigo en una síntesis de paisaje, técnica y materia.
Este 2025, la obra obtuvo tres distinciones destacadas en el World Architecture Festival de Miami, uno de los eventos más importantes de la arquitectura mundial:
- Best Use of Timber – Mejor Uso de la Madera
- Production, Energy & Logistics – Premio a Producción, Energía y Logística
- Mención honorífica a Mejor Uso de la Luz Natural
Estos reconocimientos consolidaron a la bodega como un referente global en arquitectura sustentable y en innovación material.
La Quinta de Adorigo demuestra que es posible renovar la tradición del Douro sin perder su esencia: emplea la madera como símbolo de sostenibilidad, pero también como puente entre pasado y futuro. El proyecto propone una manera respetuosa, sensible y eficiente de construir en territorios patrimoniales, donde la arquitectura no compite con el paisaje, sino que lo amplifica.
Es, en definitiva, una obra que celebra el vino, la tierra y la arquitectura contemporánea, y que coloca a Portugal en la vanguardia del diseño sostenible a escala internacional.
