Yahgan Audio Lab lanza la primera serie de equipos de sonido de alta gama de fabricación chilena

Equipos 1

11 de Septiembre, 2019

Una línea de preamplificadores y amplificadores a tubo y otra de tornamesas, son los equipos que desde septiembre estarán disponibles para quienes buscan la máxima calidad y fidelidad en el sonido.

El emprendimiento chileno Yahgan Audio Lab lanzará en septiembre la primera serie de equipos de audio análogos de alta fidelidad, fabricados en Chile de manera artesanal con materiales nobles, entre ellos la madera. El hombre tras el proyecto es el ingeniero civil mecánico Jorge Rodríguez Gaete, quien quiso combinar su pasión por los equipos de sonido y el diseño con la creación de su propia línea de amplificadores valvulares o a tubo y tornamesas de alta gama, los que son desarrollados, elaborados y ensamblados por él mismo.

Hace tres años Rodríguez importó las máquinas necesarias para la construcción de las piezas, comenzó a estudiar el funcionamiento y desarrollo de las tornamesas y los equipos de sonido analógico, y levantó su taller al costado de su casa en Limache, Región de Valparaíso. “Sentía nostalgia por las tornamesas y equipos valvulares que se vieron de alguna forma desplazados en algún minuto. Fue así que quise rescatarlos con la osadía de fabricarlos yo mismo con un sentido propio”, cuenta el fundador de Yahgan. Es así que se planteó la idea de crear equipos exclusivos a pedido, donde el cliente puede elegir configuraciones, colores y piezas únicas según su gusto.

Para su fabricación, Rodríguez utiliza aluminio, acero inoxidable, cobre y una base de madera nativa proveniente del extremo sur de Chile, como lenga, coihue, roble y raulí, elegidas por lo atractivo de sus vetas y colores. También trabaja con okume, una madera importada de origen africano. “Incorporamos madera en nuestros diseños porque consideramos que es un elemento que forma parte de nosotros, queremos entregar calidez y cercanía imprimiendo un estilo clásico a cada pieza y así lograr que nuestros equipos pasen a formar parte de los ambientes decorativos donde sean instalados”, explican desde Yahgan.

Alta fidelidad

La línea de preamplificadores y amplificadores de Yahgan Audio Lab incorpora cuatro modelos valvulares, tres de ellos de sonido estéreo de 5, 10 y 20 watts de potencia respectivamente, y uno mono block de 25 watts. La decisión de fabricar estos equipos a tubo pasa por rescatar la fidelidad del sonido. Como explica Rodríguez: “Por muchos años se ha intentado emular el desempeño de las válvulas en circuitos de audio, en particular con la aparición del transistor. Sin embargo, y a pesar de los esfuerzos, el transistor entrega un sonido mucho más lineal y menos cálido. En cambio, el comportamiento no lineal de la válvula da un resultado más atractivo y musical en cuanto a tonalidad. La válvula logra rescatar un mayor detalle de frecuencias, lo que se traduce en que el sonido sea más cálido al oído, otorgándole mayor color y carácter”.

En tano, la línea de tornamesas se compone de cinco modelos, en la que destaca la Yahgan Feedback Serie YP51, que cuenta con dos presentaciones: una con motor incorporado al chasis, y otra conectada de manera externa con correa alrededor del plato. La novedad de este modelo es su sistema de giro de control por lazo cerrado, cuya innovación es la tarjeta inteligente que verifica en tiempo real la velocidad angular del plato y retroalimenta la velocidad requerida por el motor, con el fin de mantener una rotación angular precisa y constante en 33 1/3 o 45 rpm según sea el caso. Como cuenta el ingeniero, este es un sistema original de la marca que está en proceso de obtener su patente en Chile, configurándose como uno de los aspectos más innovadores de Yahgan. Su chasis, en tanto, es diseñado y manufacturado con tecnología CNC, lo que permite posicionar el brazo de tono en el lugar exacto respecto del plato, de manera que se obtenga la máxima precisión en la reproducción del sonido.

Artesanía de alta gama

Para fabricar cualquiera de estos equipos, Rodríguez tarda entre tres y cuatro semanas. El proceso comienza con un diseño computarizado, el cual se transforma en coordenadas para ingresar a una máquina CNC en la que se cortan las piezas. Luego se pasa al taller de madera, donde se seccionan y dimensionan las partes que conforman el chasis de cada tornamesa y amplificador, para luego pasar al taller donde se pulen y pintan con los colores distintivos de la marca, entre los que predominan el rojo y el “negro tráfico”.

Finalmente, el equipo pasa al taller de armado y prueba, donde se ensamblan a mano los distintos componentes como el motor, patas de apoyo, chasis inferior y poleas. Luego, en el caso de las tornamesas, se instala el brazo y se calibra la aguja. El proceso se completa con el control de calidad, consistente en una evaluación de sonido que confronta la distorsión que entrega el brazo con la distorsión del equipo mismo, a través de un medidor de distorsión de sonido con un disco especial de frecuencias determinadas que permiten medir la fidelidad que entrega cada tornamesa.

De esta manera, Rodríguez rescata con sus propias manos y materias primas chilenas el sonido analógico de alta calidad, y a gusto del consumidor, razón por la que eligió el nombre de su marca. “Lo vinculé con Yahgan porque fueron un pueblo muy duro que vivió en el extremo sur del país, casi exterminado pero que siempre siguió luchando por sobrevivir. Esa es la analogía con mis equipos, que de alguna forma están tratando de sobrevivir abriéndose paso dentro de este mundo digital y que prevalecen a través de un buen sonido analógico”, concluye.


Escrito por Josefa Torres
Fotografías cortesía de Yahgan Audio Lab

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