7 de Marzo, 2022
Los desafíos, como si de barcos se tratara, adquieren más valor cuando llegan a puerto. Y en el caso de Hilam, una empresa de Arauco dedicada a la elaboración de madera laminada para, principalmente, proyectos de arquitectura, su desembarco consistió en apostar por tecnología de última generación para comenzar a fabricar vigas laminadas y CLT y así anclarse a un buen resultado.
Corría el año 2000 y la industria, además de tener un bajo nivel tecnológico, no contaba con mucha oferta para proyectos masivos. En ese contexto, comenzaron a ofrecer elementos de calidad, pero no sólo para uno que otro proyecto, sino que a una escala muchísimo mayor. Fue así como la empresa logró darse a conocer mediante la estandarización y la introducción en el retail, siendo un factor clave para que hoy se hable de “las vigas y los pilares Hilam”. Nombre genérico de esta categoría de manera laminada en nuestro país.
Según cuenta el Subgerente de Construcción en Madera de Arauco, Fernando Marcone, “el impacto de Hilam en estos últimos veinte años ha sido muy relevante. Desde impulsar la estandarización de elementos laminados, hasta establecer estándares productivos y de calidad, que son la referencia en la industria. La mencionada calidad de nuestros productos, unido al amplio mix con el que Arauco puede complementar un proyecto —madera estructural, terciado, molduras, entre otros— nos permiten diferenciarnos en un mercado en el cual es difícil hacerlo”.
Como señala Marcone, hoy en día este tipo de material es utilizado mayoritariamente en centros educacionales, culturales, deportivos, proyectos residenciales de baja altura y en edificios públicos. Sin embargo, el desarrollo de iniciativas para realizar proyectos de mayor envergadura con madera ha permitido la gradual proliferación de obras ambiciosas e icónicas de cara al futuro, como por ejemplo el Edificio Tamango en Coyhaique.
Yendo al origen de su metodología de elaboración, lo primero a recalcar sería la utilización de pino radiata. Los bosques de donde son extraídos son manejados responsablemente y con certificados FSC —Forest Stewardship Council— y PEFC —gestionados de forma sostenible—. Esto hace que las construcciones que utilizan esta madera tengan la certeza de que no están deforestando al haber optado por usarla y que, efectivamente, es sustentable.
“Sin entrar en detalles técnicos, creo que no mucha gente sabe lo complejo y la cantidad de variables que existen en el manejo forestal. Es realmente sorprendente darse cuenta que no sólo se trata de pino radiata o eucalipto, pues en un mismo árbol existen distintas densidades, resistencias mecánicas y factores biológicos que hacen que la madera pueda o no ser utilizada en un elemento laminado”, dice Marcone.
Y continúa. “En definitiva, la metodología consiste en seleccionar la fibra más idónea para fines estructurales, ya que, al final de cuentas, esa fibra formará parte de un edificio y estará sometida a cargas mecánicas. Esto se hace a partir del uso de escáneres que permiten seleccionar, de manera muy precisa, la madera de acuerdo a la densidad, resistencia y apariencia requeridas”.
La madera laminada y el CLT tienen diversos beneficios estructurales, tales como su relación peso/resistencia mecánica, su versatilidad, trabajabilidad, baja conductividad térmica y su predecible comportamiento frente al fuego. También se encuentran sus cualidades medioambientales, factor que cada vez tiene mayor importancia ante la amenaza del calentamiento global. En concreto, la madera es un material renovable y reutilizable que permite pensar en la edificación de manera sustentable, logrando reemplazar el uso del cemento y el acero y, por ende, reduciendo enormemente la huella de carbono.
Otras ventajas que no dejan de ser significativas y que tienen que ver con el período de construcción de la obra en sí, guardan relación con la menor exposición de los trabajadores a tener accidentes —al estar en ambientes controlados— y con la presencia empírica de un método más rápido, silencioso y sin residuos. Por otro lado, la construcción en madera tiene fundamentos sólidos de eficiencia y predictibilidad, los que hoy por temas de escala, know-how y de regulación, pueden verse capitalizados en el corto plazo.
El proceso para que la madera se transforme en productos laminados requiere de un primer paso, el cual utiliza uniones finger joint para formar las láminas que conformarán cada elemento. Posteriormente, éstas son encoladas para, luego, y dependiendo de lo que se quiera elaborar, sean prensadas según corresponda. De esta manera, quedan listas para la fase de terminación o mecanizado. Fernando Marcone se encarga de contextualizar las fases para dar cuenta de que, si bien es un proceso genérico, son varios los factores que están en juego.
“Presentar el proceso separado de toda la arquitectura e ingeniería que hay detrás, es simplificar lo que en realidad está pasando en la línea de producción, lo cual es mucho más complejo. Se trata de un proceso altamente coordinado entre el mandante, el arquitecto, el equipo técnico y el productivo de Hilam, en el que todas las variables de diseño que se planificaron con meses de anticipación mediante un modelo BIM están siendo producidas a la medida. Desde el tipo de madera, el ancho de las láminas, el tipo de adhesivo y protección y las dimensiones de cada elemento. Todo, usando equipos con tecnología CNC y un alto nivel de automatización, permitiendo que los productos finalmente tengan una ubicación, orientación y una secuencia de despacho y montaje específico para cada proyecto”, detalla.
Un caso exitoso en el que este material es protagonista es el Pabellón de Milán, utilizado para la Expo Milán 2015. El proyecto, planteado como un puente de madera de pino laminado y apoyado en tres pares de patas metálicas que lo liberan completamente del suelo, es catalogado por Marcone como “realmente un ícono de la construcción”. Sus razones tienen que ver con la infinidad de posibilidades y la versatilidad que ofrece la madera, logrando que la belleza característica del material permita que la estructura soportante sea, al mismo tiempo, arquitectónica.
Acerca de la obra más en concreto, sus autores la conceptualizaron para que utilizara recursos naturales de Chile. El desafío, en este caso, era que el diseño permitiera fabricarlo, de ahí instalarlo en un corto período para, después, desmontarlo y traerlo a Chile de vuelta. Por lo acotado del plazo, empero, se decidió fabricarlo en Italia; lo que no quita que haya sido un desafío sin precedentes. Tal vez uno muy difícil de haberse logrado con otra materialidad.
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