El Jardín Infantil Bambú obtuvo el primer lugar en el VI Concurso de Obras de Arquitectura en Madera del año pasado, certamen organizado por Madera21. La obra del prestigioso arquitecto Gonzalo Mardones, también fue premiada el 2022 en las Bienales de arquitectura de Buenos Aires y Padua. Este año la revista Architectural Digest lo incluyó en la lista de los 100 arquitectos latinoamericanos del año.
La trayectoria del arquitecto Gonzalo Mardones es contundente: ha sido reconocido con el premio Ministerio de Educación otorgado por el Gobierno de Chile, el Premio a la Trayectoria que le confirió la Universidad Mayor de San Andrés (Bolivia) y fue incluido como Miembro de Honor del American Institute of Architects (Estados Unidos). Entre sus obras más elogiadas están el edificio de la Compañía de Tabacos, el Colegio Nido de Águilas, la Municipalidad de Lo Barnechea, Memorial UC, Gimnasio Colegio Saint George y la Embajada de Chile en Berlín. Este 2023, además, la revista Architectural Digest México lo incluyó en la lista de los 100 arquitectos latinoamericanos del año.
En el caso de su obra en madera Jardín Infantil “Bambú”, el arquitecto nunca pensó que sería merecedor de estos reconocimientos ya que -a su juicio- se trata de una obra modesta frente a la gran cantidad de edificios en grandes ciudades que postularon a este premio.
“Imagino que los miembros del jurado tuvieron en consideración la sencillez de la obra y una arquitectura que rehuye de la exageración formal, en donde los volúmenes componen un sencillo edificio lleno de luz en torno a un gran patio aporticado con un estricto orden geométrico que acoge al acto maravilloso de enseñar y aprender. Enseñar sin dudas es una de las cosas más lindas del mundo y nuestro anhelo es que en esos espacios los niños aprendan de sus profesores y, a su vez, los niños enseñen y hagan ver a sus profesores la sabiduría propia de la niñez”, expresó una vez recibido el premio de Madera21.
Considerando que el establecimiento ya está operativo desde hace un tiempo, el arquitecto señaló que las maderas se han comportado extraordinariamente bien.
“El edificio está resuelto enteramente en pino insigne protegido con Cutek Clear, un estabilizador de la madera que cumple con el doble propósito de lograr la hidrorepelencia necesaria y de conseguir esa luz dorada que otorga el pino con sus tonos variados, tanto en sus revestimientos de muros y cielos interiores como en todas las fachadas exteriores, columnas y vigas laminadas”, expresó.
En la descripción de la obra que participó en el concurso organizado por Madera21, Mardones señaló que se optó por la madera como material unificador: vigas y columnas de pino laminado y muros de tablas de pino insigne. Como resultado, quería lograr que el edificio fuese muy silencioso en sus formas de manera de transmitir la luz dorada del pino insigne. Además, en el patio central se instaló una escultura realizada por el artista Federico Assler, hecha especialmente para el jardín infantil, la que tiene una fuerte carga simbólica para el proyecto educativo.
“La geometría de los volúmenes está compuesta por formas básicas, fácilmente reconocibles por los niños (cubos, triángulos, cuadrados y cilindros de luz), privilegiando el uso de la luz vertical, diagonal y horizontal en cada uno de sus volúmenes”, explicó el arquitecto.
Otro aspecto que consideró Mardones fue resolver que el Jardín Infantil no interrumpiera la calma de los vecinos y por otro lado que los niños jugaran sin ser perturbados.. La estrategia que se usó en este caso fue excavar el terreno tomando la horizontal más baja, de manera que el edificio quedara parcialmente soterrado, aislado de las edificaciones vecinas y abierto al paisaje lejano, cerros, cordillera y cielo.
Además se estructuró lo edificado hacia los bordes del terreno, liberando el patio de juegos en el centro. Las salas de clases se organizaron en torno a patios interiores con espacios claramente definidos que se articulan frente a los dos corredores que enmarcan el gran patio central.
La filosofía propia del jardín, Reggio Emilia, requería de materialidad sencilla y natural para incentivar y despertar los sentidos en los niños.
Gonzalo Mardones lo sintetiza de este modo: “En estos momentos de la mayor crisis climática y de cambios profundos, junto al anhelo de realizar obras que alcancen la belleza, la madera como recurso sostenible es el material ideal para la disminución del dióxido de carbono en la atmósfera. Es, además, una muy buena opción por tratarse de un material lleno de ventajas: es un producto natural, noble, económico, reciclable, renovable y que, a su vez, ofrece sensaciones de serenidad, comodidad, cercanía y confort”.
