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Casa en el Cerro Pochoco

Arquitectos: Juana Zunino Muratori, Mario Carreño Zunino, Piera Sartori del Campo
Superficie contruida: 268 m2
Ubicación: El Arrayán, Santiago.
Año construcción: 2007

“La arquitectura no es un arte visual. Ella no habla por sí misma –como dicen los artistas plásticos-, uno no la oye, uno solo puede comprenderla en la medida que la interpreta, como un músico” Juan Mastrantonio Freitas  CA 101 Casa Balcells

Esta casa es un proyecto original de 1976, con estructura de pino impregnado –incorporando en esa época el sistema constructivo de doble solera y diagonales continuas-,  forro exterior de raulí e interior de mañío. Fue pensada como un refugio de montaña, con vanos pequeños y muy buena aislación térmica. La relación con el exterior estaba dada por dos terrazas al sur.

Lo ligero de los materiales permitió una sucesión de ajustes al diseño original, que sin perder su carácter recogió la realidad de la vida.

El Arrayán es un lugar conformado en la confluencia del cajón del estero del mismo nombre y el valle donde nace el río Mapocho. Esta reunión queda presidida por el Cerro Pochoco, a la manera de los montes tutelares indígenas. Un territorio de arrieros y veranadas se urbanizó como “Weekend del Arrayán” en los años 50.

Se vive al pie de Los Andes, en la pre cordillera los paseos de la tarde son por caminos rurales con canales de riego, o por laderas de bosque esclerófilo.  Es una urbanidad tenue y de sentido natural muy cerca del centro de Santiago.

La casa se ubica en la ladera sur, en un sitio de 30% de pendiente que fue asumido por medios pisos, ordenando el programa en tres naves y un recorrido vertical. Esta fragmentación del suelo y la precisión en la apertura de los vanos  establece un sistema de tamaños equivalentes que han servido para usos diversos, un mismo espacio ha sido estar, comedor o dormitorio. Los cielos -que siguen techos de pendiente fuerte- abren una profundidad que da aire interior a la casa.

La relación de la madera y la luz desarma el orden geométrico de la construcción.  Ese carácter material del espacio lo hace memorable.

La Intervención

En 2007 se decide hacer de la casa original dos casas, a partir de una nueva construcción. La dificultad constructiva en la pendiente, el valor de la ladera natural y la existencia de una casa y su jardín de 30 años son razones para proponer  una torre, que asegura la mínima intervención del suelo. Se evita, en lo posible, la erosión y aridez del proceso constructivo, siempre difícil de recomponer.

Una segunda intención era convertir la condición original de refugio de cordillera, en un refugio de ciudad, en que la intensidad natural y climática del lugar apareciera en lo cotidiano de una familia que sale a diario a Santiago.

La torre se pone hacia el cajón del Mapocho reemplazando las terrazas existentes, incorporando al espacio interior de la casa la dualidad cerrado/abierto que antes también era adentro/afuera.

El fondo nevado, florido o seco de distintas épocas del año, el paso de las aves estacionales, el alba, el ocaso, el día y la noche  se suceden en este asomo al valle. Cada día es una configuración final del lugar.

La casa se divide en primer y segundo piso, logrando –a partir de una ampliación en vertical– dos casas de habitar horizontal, asentadas en la ladera y abiertas al tamaño geográfico. La incorporación de la torre a lo existente se distingue con un rasgo transparente/luminoso  y se agrega abriendo un interior total, que reúne recintos, quedando las casas con tamaños mayores y menores, y no como sucesión de recintos equivalentes.  Los perímetros facetados de la planta no son los de la partida, tienen que ver con el lugar y la obra.


Fotografía: Mario Carreño Zunino

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