“Este proyecto demuestra nuestro constante deseo de lograr lo máximo con lo mínimo”, explica Francesc Rifé.
Inspirada fundamentalmente en la estética y meditación oriental, esta clínica de medicina facial y dental está concebida siguiendo nociones de ligereza y calma. Un planteamiento profundo al que se ha procurado llegar con medios muy simples: la madera clara, para que el espacio se sienta sereno, y el vidrio traslúcido, para capturar la emoción de la luz.
El diseño está marcado por una sala de espera poco convencional enfrentada a los gabinetes. En ella, un gran banco recorre longitudinalmente el interior de la fachada, mientras que cada una de las zonas de asientos se enmarca frente a una composición de paneles correderos diseñados para llevar la luz al interior de una forma suave. También en la intimidad de los boxes se sitúa un banco de espera para los pacientes.
En la recepción se inicia el discurso de madera de fresno que se extenderá a lo largo de todo el proyecto. En este mismo punto, un silencioso verde se introduce como fondo de mostrador para dar la bienvenida a los visitantes y contribuir a suavizar el espacio. En el corazón de la clínica se alojan los gabinetes entre paneles de vidrio óptico retroiluminado y paramentos blancos. La disposición de las puertas en ambos lados de cada habitación permite una ruta circular alrededor de este núcleo central y facilita tanto la circulación de los doctores como la de los pacientes.
El laboratorio, la esterilización, el gabinete de almacenamiento, los baños y la sala de consulta se alinean alrededor del perímetro de la clínica y se tratan como áreas independientes y tranquilas utilizando superficies blancas limpias. La simplicidad de líneas del proyecto se ha enriquecido a través de detalles desarrollados en latón sulfurizado aplicados tanto en las estanterías como en los tiradores de las puertas, hechos a medida para el proyecto.
