Este edificio de oficinas se levanta entre dos casas antiguas (1936), que fueron refaccionadas y que no están protegidas por alguna ley de conservación histórica. El proyecto mantuvo el 80% de lo antiguamente edificado y de la superficie total construida de 1174 m2 que incluye el edificio, estas casas representan el 44%.
El conjunto ocupa un sitio que permite construir un edificio de 12 pisos y esto determina un alto valor del suelo, a su vez desprecia el valor de cualquier construcción que no lleve esa altura.
Con estas premisas y con el objetivo de dar un valor económico a un edificio nuevo de solo tres pisos, se eligió levantar una estructura de madera laminada, evitando una contraproducente demolición con la venta del sitio.
La madera Laminada ofrece la operación ineludible de desarmar, y abre la posibilidad de volver a levantarlo en otro sitio, el diseño de este edificio así lo permite, y quizás sino es así, por ser de madera, puede que sus vigas se transformen en puertas y años después una puerta sirva de cubierta para una mesa. Esta es una condición de valor en Arquitectura y en Urbanismo, que personalmente llamo “Transitividad”.
Otras ventajas que se incorporaron al diseño de esta estructura fueron: la elección de una misma sección de viga recta para todo el edificio, que permitió laminar la madera con rapidez, y que esta sección fuese elegida de un catálogo de la Empresa Arauco, 9 x 34,2 cm, una medida que considera una eficiencia en el corte del árbol.
Finalmente es importante mencionar que la madera utilizada es incentivo de reforestación, por pertenecer al tipo de madera de bosque renovable y es el material de construcción que menos emisiones de carbono produce, para consideración a nuestros cambios climáticos.
Fotografía: Cristóbal Palma
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