Crean la primera bolsa de papel compostable para productos congelados en Chile

Ice cubes with water drops and vodka glasses in the background

GreenIce es el nombre del emprendimiento que ha creado la primera bolsa de papel reutilizable para productos congelados de Chile. El empresario Pablo Pino, de 35 años, que se dedica desde hace diez años a la fabricación de hielo, explica los motivos que le llevaron a la creación de esta bolsa de papel reutilizable.

GreenIce, es el nombre de la que hoy es la primera bolsa de papel reutilizable para productos congelados del país. Nació como una idea y tras varias pruebas finalmente encontró la impermeabilidad y resistencia que permiten certificar un buen empaquetado para estos productos.

Esta innovación es bienvenida por el presidente de CORMA, Juan José Ugarte, quien afirma que “el uso de envases sustentables y compostables de papel y cartón, es la tendencia mundial hacia el cuidado del medio ambiente, donde el país es un gran ejemplo en la economía circular que nace desde los bosques certificados”.

El creador de GreenIce, Pablo Pino, espera que su bolsa de papel (de la cual no puede dar mayores detalles técnicos por acuerdos de confidencialidad) sea utilizada por la industria, porque asegura que es una obligación dar un giro hacía la sustentabilidad.

“Siempre quise tener una empresa sustentable. Esos valores me los inculcaron en mi familia. Cuando uno nace con un negocio quiere crear cosas nuevas y, hoy día, la innovación se resume en si hay un problema, busco una solución”, explica Pino sobre su espíritu emprendedor.

El surgimiento de esta idea de GreenIce nace “estudiando el mercado del negocio del hielo, cuando me di cuenta que todo el packaging era el mismo, una bolsa plástica de PET tradicional. Y ahí nace la idea de innovar”, comenta Pino.

–¿Cómo llegaron a la fabricación de la bolsa reutilizable?

Nosotros partimos hace cinco o seis años atrás con el tema de una bolsa compostable -un polímero más conocido como PLA-, que es de fuentes renovables como la remolacha o la caña de azúcar. Investigamos, nos contactamos con proveedores y trajimos la mitad de un contenedor. Cuando recibimos la bolsa y la testeamos a -18 grados -que es la temperatura en que se maneja el hielo-, la bolsa se cristalizaba y se rompía. Es un factor que no vimos en ese entonces, y fue un fracaso, porque apilando el hielo, por el peso, se rompía. Así que seguimos buscando, hasta que dimos con este material que es natural, renovable y sustentable: el papel.

–¿Cómo logran que el papel resista bajas temperaturas y productos congelados?

Eso se consigue gracias a un pegamento y a un sello e impermeabilidad mayor que se le dio a la bolsa cuando se trabaja su materia prima. El papel en su estado natural, tras 25 minutos fuera de la cadena de frío se deshacía. Entonces debimos buscar una impermeabilidad, posterior a eso, la bolsa se desfondaba, había que buscar un pegamento que aguantara. Así, buscamos con el proveedor a través del ensayo y error, probando diferentes gramajes, composiciones químicas, etc. Finalmente, llegamos a este buen resultado, que permite que el papel no se deshaga, testeado a una hora y media sin cadena de frío y, en paralelo, obtuvimos un pegamento que permite que la bolsa no se desfonde. La bolsa no mantiene el hielo, la bolsa nos entrega los mismos parámetros que el plástico, pero te damos a elegir entre contaminación o sustentabilidad.

–¿Cómo fue la interacción con los proveedores?

Fue interesante lograr proveedores que cumpliesen con las normativas internacionales, por ejemplo, la certificación de la FSC, que es la más importante para nosotros. Hay que cumplir con un lineamiento sustentable desde nuestros proveedores hasta nosotros como empresa. También la certificación de la FDA, en orden a que este tipo de producto permite tener alimento.

–¿Qué pasa con los costos de producción de este tipo de packaging?

Hay costos asociados, por ejemplo, no existe una línea productiva de sello. El plástico uno lo puede sellar con calor, hay máquinas para eso, en el papel no. A nosotros nos implica, a parte del costo, que es un 2,3 más caro, también tenemos que contratar más gente solo para el sellado. Además de las mejoras continuas que debemos tener, y aunque la bolsa resiste, tenemos que tener un cuidado mayor y eso significa tener más gente. El otro packaging se podía tratar de una forma más rápida sin tanto cuidado, y con el papel no ocurre eso, hay que ser más ordenado, pero hemos hablado con todos en la empresa y están dispuestos a probar el producto, a impregnarse de esto.

–Con tu producto estás dispuesto a asumir esos costos, ¿esperas que la industria también lo haga?

Nosotros estamos dispuestos a asumir ese costo, no vamos a traspasarlo al consumidor, ¿por qué? La recepción ha sido tan buena, ha sido un impacto en redes sociales, que yo estoy seguro que si hoy vendo 100, con esta bolsa venderé 300. Entonces, encuentro injusto competir, con un precio más alto si en el fondo, la sustentabilidad tiene que ser para todos. Y como empresarios tenemos que hacer un esfuerzo. Hemos hecho todo el estudio de nuestros costos y estructuras y estamos reestructurándonos, para poder mantener nuestro mismo precio de venta al público.

–¿En qué etapa está el producto?

Estamos trabajando en la patente de invención, es bastante largo. Hoy día nuestro proveedor está listo para iniciar, pero luego de participar del concurso de selección nacional de pymes, hemos tenido una recepción gigante y han aparecido empresas que quieren asociar su marca a la bolsa. Hemos tenido una tremenda aceptación y mucha buena onda. La gente como que estaba esperando algo con respecto a los productos congelados que fuese sustentable, porque hoy en día no lo hay. Entonces, estamos esperando eso, terminando de firmar convenios comerciales con cadenas de retail, para ya dar inicio a la producción y estar en góndola, yo espero, de acá a finales de octubre.


Escrito originalmente por Corma. Edición Raquel Lop
Fotografías cortesía de GreenIce
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