En un contexto donde la industria de la moda genera anualmente más de 90 millones de residuos en el planeta, convirtiéndose en uno de los principales desafíos ambientales globales, dos empresas chilenas de talla mundial han decidido dar un paso firme hacia la transformación del sector textil. CMPC y Arauco, reconocidas por su trayectoria en la industria forestal, están protagonizando iniciativas que promueven un giro hacia materiales sostenibles, biodegradables y de bajo impacto ambiental. Sus recientes anuncios confirman que el futuro de la moda puede ser verde si se reestructura desde sus materias primas.
La situación ambiental derivada de la industria textil es alarmante. De acuerdo con la Fundación Ellen MacArthur, cada segundo se incinera o entierra una cantidad de ropa equivalente a un camión de basura, mientras que la producción de textiles representa el 20 % del desperdicio global de agua potable y el 10 % de las emisiones mundiales de carbono, más que todos los vuelos internacionales y el transporte marítimo combinados. Además, la gran mayoría de las prendas fabricadas con fibras sintéticas tardan entre 200 y 500 años en biodegradarse, liberando microplásticos que contaminan suelos, océanos y organismos vivos. Esta realidad ha llevado a expertos y organismos internacionales a demandar una transformación urgente en toda la cadena de producción de la moda.
Textil Rubi – CMPC
Sólo en Chile, el consumo de ropa ha aumentado un 233 % en los últimos 20 años, contribuyendo a la crisis ambiental mundial, evidenciada por los cementerios de ropa en el desierto de Atacama. Muchas de estas prendas no son biodegradables y contienen químicos que impiden su disposición en vertederos municipales.
En este escenario crítico, las soluciones desde el diseño o el reciclaje son insuficientes y se abre la alternativa de plantear nuevas opciones desde el corazón mismo de la cadena de suministro, es decir, las materias primas. Aquí es donde CMPC y Arauco han encontrado una poderosa convergencia entre el sector forestal y la moda sostenible. Ambas empresas están apostando por fibras de base biológica que permiten reemplazar materiales contaminantes como el poliéster o el algodón tradicional, generando textiles más limpios, biodegradables y trazables. Con inversiones en innovación tecnológica y producción sustentable, están dando pasos firmes hacia la transformación global del vestir.
CMPC apuesta por la innovación tecnológica invirtiendo en la startup Rubi
La compañía CMPC anunció recientemente su ingreso al ecosistema de innovación de Silicon Valley mediante una inversión en la startup estadounidense Rubi. Esta empresa, fundada por las gemelas Neeka y Leila Mashouf en 2021, ha desarrollado una tecnología que transforma emisiones de carbono industrial en materiales textiles.
Rubi aprovecha el CO2 como recurso natural para fabricar materiales críticos a un coste competitivo, utilizando una plataforma de biocatálisis de flujo enzimático sin células. De este modo, impulsa una nueva era en los procesos industriales —la denominada fabricación simbiótica— al reemplazar los métodos de producción intensiva por un sistema de conversión del CO₂ residual en materiales. El proceso prácticamente no utiliza agua ni tierra, y sus productos finales son 100 % biodegradables. De hecho, un par de jeans fabricados con textiles Rubi además de eliminar carbono de la atmósfera, posibilita que, al final de su vida útil, se degrade sin dejar residuos, regresando al ciclo natural del carbono.
Textil Arauco
La inversión de CMPC, concretada en una ronda de financiamiento de US$13,5 millones, posiciona a la compañía como un actor clave en el impulso de tecnologías limpias aplicadas a la moda. En esta ronda también participaron empresas como H&M Group Ventures y Tin Shed Ventures de Patagonia, destacando el interés creciente del mundo textil en estas soluciones. Desde CMPC Ventures, su gerenta Bernardita Araya explicó que esta iniciativa complementa su portafolio de soluciones basadas en fibra y madera, apuntando hacia una industria textil responsable y coherente con las necesidades del planeta.
ARAUCO: moda sustentable desde los bosques del sur de Chile
Desde 2020, Arauco ha iniciado un camino propio hacia una moda más sostenible, a través de la producción de pulpa textil en su planta de celulosa en Valdivia. La fibra obtenida del eucalipto es utilizada en la fabricación de viscosa o rayón, una alternativa textil renovable, reciclable y completamente biodegradable. Esta pulpa ya se exporta a grandes fabricantes textiles de países como China, India, Indonesia y Tailandia.
Los beneficios ambientales de estas fibras son evidentes. Según datos de PEFC Internacional y UNECE/FAO, los tejidos forestales consumen un tercio de energía y 60 veces menos agua que el algodón o las fibras sintéticas. Además, permiten teñidos más eficientes, poseen propiedades antibacterianas y son hipoalergénicos. Esto las posiciona como una opción atractiva para la industria que busca reducir su huella ecológica.
Textil Arauco
Este año, la participación de Arauco en la conferencia internacional “Challenge the Fabric” en Milán consolidó su presencia en el sector moda. Allí presentaron una colección de pañuelos realizados en alianza con la marca chilena 1KO, ilustrados por Ignacia Jullian, Sago Estudio y Bad Sisters e inspirados en paisajes protegidos. La propuesta busca conectar moda, arte y conservación ambiental, y hace un llamado a los diseñadores a integrar fibras de celulosa en sus colecciones. Como explicó el gerente de Bosques y Sustentabilidad de Arauco, Juan Anzieta, el futuro de la industria textil estará marcado por exigencias de trazabilidad, impacto positivo en la naturaleza y colaboración con comunidades locales.
Iniciativas como las de CMPC y Arauco abren un nuevo camino. La integración de materias primas sostenibles, la circularidad en los procesos de producción y el uso de tecnologías que capturan carbono en lugar de emitirlo, marcan una ruta esperanzadora para una de las industrias más contaminantes del planeta. La moda del futuro —más limpia, justa y regenerativa— podría ser sembrada en los bosques chilenos.