Segundo lugar del concurso de Arquitectura en la SDLM 2020 propone fortalecer la economía local y educación técnica de la comuna de Ninhue

Liceo técnico medio galpón (1)

9 de Noviembre, 2020

El establecimiento diseñado por la estudiante Rocío Tapia busca funcionar como un liceo técnico con foco formativo en los sectores agrícola/forestal, característicos de Ninhue en la Región de Ñuble. El recinto ha sido pensado para una capacidad de 400 alumnos, de primero a cuarto medio. El emplazamiento poco invasivo, el impacto social y el desempeño técnico fueron aspectos del proyecto que el jurado destacó.

Si el año pasado el tema del concurso fue emplazar un teatro sobre un borde acuático, en esta edición 2020 los estudiantes debieron diseñar un liceo técnico. Rocío Tapia, estudiante de quinto año de arquitectura en la Universidad del Desarrollo (sede Concepción), es la autora de Liceo Técnico Agrícola-Forestal Medio Galpón, obra que obtuvo el segundo lugar de la votación del jurado en el concurso de Arquitectura de Madera21 en la Semana de la Madera 2020.

Bajo la guía de los profesores Miguel Nazar, Diego Martínez, Martín del Solar y Francisca Yunis, la estudiante propuso un liceo técnico que se emplaza en Ninhue, Región de Ñuble. La comuna se caracteriza por un paisaje de muchos árboles y cerros, donde la principal fuerza económica son la silvicultura y agricultura. Dichas actividades son el foco formativo del recinto, el cual tiene una capacidad de 400 alumnos de primero a cuarto medio. Gracias a su forma de galpón cortado, la obra no interviene sino que “se adentra en el bosque del Cerro Guallipén, buscando un constante contacto y sincronía con la vegetación que le rodea”.

Tapia afirma que participar en el concurso fue una “oportunidad de crecimiento y aprendizaje”. Además, agrega que su triunfo se debe a que el jurado destacó en la obra “la forma y gesto simple y a la vez rotundo: el proyecto resolvió con un solo gesto el programa interior y a la vez la posición sobre el terreno, tomando la pendiente. La espacialidad interior lograda con los mismos elementos estructurales fue una pieza importante. También la distribución programática en dos módulos con vocaciones propias, refiriéndose a lo educacional y el oficio: lo teórico y lo práctico”.

División del espacio

El liceo contiene dos grandes módulos que se dividen en dos secciones. El primer módulo está ligado a lo académico, y su primera sección contiene en su interior comedor y cocinería, biblioteca, servicios higiénicos y zonas administrativas; y aulas en un segundo y tercer nivel que se abalconan hacia los espacios comunes; además de una sección que contiene actividades deportivas.

Tiene una capacidad de 400 alumnos de primero a cuarto medio / Rocío Tapia

El segundo módulo del liceo, detalla la estudiante de arquitectura de la UDD de Concepción, está ligado al oficio por lo que cuenta con “una sección enfocada a la madera con talleres de mueblería, maquinaria, aserradero y bodegaje; y una segunda sección ligada a la agricultura, con dos grandes invernaderos, taller de botánica y laboratorios científicos y tecnológicos, contando ambas secciones con un segundo nivel enfocado a talleres multiusos para los estudiantes”.

El tercer módulo se planteó como estacionamiento de autos para docentes, administrativos y eventualmente apoderados. Sigue la misma lógica estructural que los dos módulos que contienen el programa, pero de dimensiones mucho más acotadas y planteándose como una estructura de “soporte funcional”.

Gracias a la pendiente y desnivel que separa a ambos módulos, “se genera además entre estos un patio central de esparcimiento que a su vez funciona como anfiteatro para los diversos actos masivos del liceo, contenido en sus otros dos extremos por pasarelas de conexión entre módulos”.

Características técnicas

La estructuración de recinto, explica Tapia, se levanta mediante una “exoestructura que conforma los pasillos exteriores, generando un entramado de vigas y pilares que van conformando a su vez la fachada de ambos módulos, estructuración que ingresa al edificio, exponiéndose y formando parte así mismo de los cerramientos que limitan los recintos interiores”.

En cuanto a los detalles constructivos, las capas que componen el techo del recinto, desde afuera hacia adentro, son una plancha de Zinc de 0,8 mm, una membrana hidrófuga TYVEK de 10 mm, costanera pino cepillado de 2 x 4″, un panel SIP OSB estructural de 11,1 mm y por último, una capa de terciado estructural de 18 mm. Todo esto sostenido por dos tipos de vigas de madera laminada, una de 8 x 12″ y otra de 8 x 8″. Las vigas se apoyan en un pilar estructural de madera laminada de 8 x 8″. Las paredes contienen, desde su cara exterior al interior, terciado ranurado de 180 mm, membrana hidrófuga TYVEK de 10 mm, listón pino cepillado de 6 x 12″ y terciado ranurado de 18 mm. El piso posee una superficie de machihembrado de pino de 1 x 4″.

Respecto a las medidas, el módulo educacional cuenta con alrededor de 6000 m2 y el módulo del oficio con 4000 m2, y el alto de ambos módulos es el mismo: 16 m de altura. En el segundo y tercer nivel se encuentran ocho salas de clase (en cada uno), un aula destinada a multiuso y servicios higiénicos, teniendo un total de 16 salas de clase, con la oportunidad de aumentar la cantidad en el segundo módulo.

Propuesta conceptual y proceso de diseño

Tapia comenta que, además de las circunstancias especiales por un cambio presencial a online en su facultad por el Covid-19, “lo más complejo del proyecto fue encontrar el equilibrio entre el programa necesario y la estructuración. Cómo conseguir una forma simple y concreta mediante la estructura y programa interior. Un desafío bastante complejo fue la misma estructuración del proyecto: cómo se logra que este se sostenga a la vez que conforma una fachada y divide espacios interiores. Fue interesante explorar esta condición de la estructura que toma protagonismo en distintas funciones del proyecto”, explica.

En cuanto al diseño en sí, la estudiante utilizó distintos programas según las diferentes etapas. La planimetría la desarrolló en primera instancia con el programa AutoCAD, lo que iba ajustándose en conjunto con el modelado 3D, para lo cual utilizó Revit y SketchUp. Para los aspectos finales del proyecto como imágenes objetivo, video y láminas, se utilizó V-Ray para Sketchup, Lumion y Photoshop.

Impacto de la propuesta: educación y sustentabilidad

La obra busca potenciar la economía local / Rocío Tapia

Gracias al desarrollo de este proyecto, Rocío Tapia está consciente de que aún quedan muchos desafíos pendientes en cuanto al fortalecimiento de la educación técnica en Chile: “Es una tremenda oportunidad para fomentar carreras que son indispensables para el funcionamiento del país en distintas áreas”. Y que desde la arquitectura “el principal desafío pendiente es diseñar espacios útiles y de calidad que fomenten y faciliten el aprendizaje del alumno en diversos ámbitos, ya sea en lo teórico o en lo práctico. Un espacio de calidad y que te entregue todas las prestaciones necesarias hacen del proceso de aprendizaje algo más dinámico e intuitivo”.

La obra, que obtuvo el segundo lugar en el concurso, busca potenciar la economía local. Para esto Tapia cree que hay que “fomentar las ventajas comparativas que tienen estos lugares más alejados de los centros urbanos para lograr de esta forma descentralizar los sistemas productivos. Se trata de llevar medidas como ejecutar una administración local de estos centros, donde la comunidad sea partícipe y usuaria cotidiana. Que se fomente directamente desde el mismo lugar el uso y manejo racional del recurso disponible, en este caso ligado a la silvicultura y agricultura”.

Dado que el liceo técnico potencia diversas fuentes laborales como el turismo, agricultura y silvicultura, la autora de este considera que es fundamental que cualquier sector productivo en nuestro país garantice buenas prácticas laborales/ambientales. “A mi parecer cualquier proyecto del sector productivo debe tener un fuerte foco en la producción verde e integradora, así tener también este enfoque medioambiental en proyectos no productivos. Las buenas prácticas laborales y ambientales nos encaminan a un proyecto exitoso, donde es indispensable la intervención de la comunidad”, destaca.

Por ello, en su proyecto la sustentabilidad es un aspecto clave. Tapia reflexiona al respecto y considera que en Chile “recién están ingresando tecnologías para el manejo eficiente de recursos hídricos y energéticos renovables”, pero que si se continúa en esta senda, estima que “en un futuro estos procesos serán mucho más sustentables en el tiempo”. Por eso cree que la mejor estrategia para paliar esta crisis de recursos es la “tecnificación de los procesos, como por ejemplo el riego tecnificado, producción de energía eléctrica con desechos forestales, entre otros métodos”.

En este sentido, la estudiante tiene la visión de que la arquitectura “puede jugar un rol importante en estos procesos de tecnificación al ser facilitador de infraestructura. Al adaptar y diseñar la nueva arquitectura para un uso más allá de lo habitacional o administrativo. Adaptando las formas y sistemas constructivos a nuevas necesidades, como por ejemplo, que la arquitectura pueda facilitar con su creación la captación de agua y paliar necesidades hídricas”.

Sin duda, proyectos como los premiados en el concurso de Arquitectura en la Semana de la Madera 2020 demuestran que la solución a los problemas habitacionales, de abastecimiento, energéticos, hídricos y económicos, entre otros, será de forma interdisciplinar. Es decir, la arquitectura necesitará el diálogo y entendimiento con otras ciencias.


Escrito por Diego Zúñiga
Fotografía principal cortesía de Rocío Tapia para Madera21

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