18 de Enero, 2018
La imagen del santo padre al ingreso del Parque O´Higgins era el foco de cámaras nacionales e internacionales, además de las miradas de los asistentes que esperaron desde la noche anterior y la madrugada de ese día para el encuentro. Pasadas las 10 de la mañana, el Papa Francisco se abrió paso entre 400 mil personas que celebraron su llegada y tras descender del Papamóvil subió a un altar sobrio, noble, de madera.
Un sitial de madera lo estaba esperando luego de la liturgia penitencial, en cuyo respaldo resaltaba una elegante cruz tallada con aplicaciones de cobre. La férula papal y el báculo también llamaron la atención. Ambos fueron construidos en madera nativa.
“Quisimos regalarle al Papa una férula representativa de los árboles de Chile, de los árboles nativos. Entonces está presente el raulí que los pueblos precolombinos ocupaban para hacer utensilios finos. La tepa, que es una madera más robusta utilizada para utensilios más pesados como los remos”, explica Mario Ubilla, decano de la Facultad de Arquitectura de la UC, quien participó en el diseño de estos objetos y al que se sumó un trozo de canelo y una cruz de cobre para simbolizar el trabajo del norte y centro de Chile.
En total, se entregaron dos báculos de madera a la Nunciatura, que tuvo libertad de elegir diseño y material, prefiriendo objetos sencillos y elementos característicos de cada país.
En su primara misa en Santiago destacó un altar robusto en CLT, una elección que permitió mostrar que la madera no solo es firme sino también versátil. Con ella fue posible adoptar formas complejas, sin perder la buena apariencia y elegancia. Todo esto fue posible gracias a un trabajo conjunto y colaborativo entre distintos actores involucrados.
Así, por ejemplo, los altares y mesas auxiliares fueron diseñados por el arquitecto Matías Zegers y construidos en CLT por la empresa Crulamm y Forestal Tricahue, mientras que los sitiales fueron fabricados con máquinas de corte en CNC por la Facultad de Diseño de la Universidad del Bío-Bío. Los detalles, tallados y terminaciones fueron hechas por una empresa de muebles en Chillán y el sellado estuvo a cargo de Osmo.
“Para nosotros fue realmente un regalo poder desarrollar este proyecto, que significó un increíble trabajo colaborativo y que terminó con unos objetos impecables que tuvieron la suerte de recibir la visita del Papa”, comentó Jorge Calderón, gerente de Crulamm.
El diseño y elaboración fueron procesos distintos a los vistos en otros países de Latinoamérica. La planificación de todas las estructuras ─incluyendo las de Iquique y Temuco─ demoró en promedio dos meses, mientras que el montaje de las mismas tomó sólo una semana.
Con esto, quedó claro que la madera contralaminada no sólo es óptima para las construcciones en altura, sino también para objetos de menor escala, convirtiéndose en una alternativa vanguardista a la que nuestro país se suma junto con Suiza, Alemania, Australia, Italia y Estados Unidos, por nombrar algunos.
Fueron cuatro los encuentros principales contemplados en la gira del Papa Francisco en el país, que proyectó congregar a cerca de 400 mil personas en cada uno. Por eso, la elección del estilo para cada ciudad fue un proceso minucioso entre la Vicaría y los arquitectos a cargo, quienes cuidaron el sello de cada zona.
En Temuco se reveló una presencia marcada por motivos indígenas: tanto en las formas como en los colores resaltaron elementos afines al pueblo Mapuche. En el diseño, se conservó una estructura vinculada a la pureza de los troncos de las especies nativas. Y en Iquique, se mantuvo el estilo de las iglesias nortinas de pequeños arcos en la parte superior de sus iglesias y tonos desérticos.
Todo esto se pudo ver durante los cuatro días que duró la visita apostólica del Papa Francisco, quien ─después de visitar Iquique─ partirá rumbo a Lima a continuar con su gira por Latinoamérica.
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