6 de Mayo, 2019
Era algo que simplemente jamás existió. En Curarrehue, comuna ubicada en la zona andina de la Región de la Araucanía, sus siete mil habitantes vivieron con una gran ausencia cívica: la falta de una biblioteca, de un sitio que sirviera para reunir allí una fuente de aprendizaje y de memoria cultural. Hoy, esa carencia está cada vez más cerca de solucionarse. Todo gracias a un proyecto arquitectónico impulsado por el Ministerio de Obras Públicas.
Hace tan solo un año, desde junio del 2018, esta obra comenzó su proceso de licitación, dentro de un plan gubernamental que aspiraba a aumentar la infraestructura cultural para Curarrehue. En el momento del anuncio, el intendente subrogante Guillermo Pirce explicó la prioridad que tenía este proyecto, comunicándole al medio local Red Informativa que esto era ” un proyecto de beneficio social, pues estamos proponiendo el apoyo a bibliotecas públicas y recuperación de espacios para el desarrollo de la cultura local”.
Ahora en la actualidad, la obra tiene un progreso del 85 %, según la Dirección de Arquitectura de la Araucanía, que ha estado a cargo de planificar el edificio. Una vez que finalice su construcción, calculada para junio de este año, comenzará la etapa de equipamiento del edificio, por lo que se espera que la biblioteca pueda estar operativa durante el segundo semestre de 2019.
La creación de este espacio cultural ha implicado un cuidado especial durante la fase de diseño, para que la obra considere en su estructura elementos claves del contexto social en Curarrehue.
“Dentro de la organización de este proyecto tuvimos actividades de participación ciudadana, donde recibimos las solicitudes de la comunidad. Por un arraigo a su cosmovisión mapuche, que está muy presente en Curarrehue, sienten una mayor conexión con la tierra y los materiales nobles. Nos pidieron utilizar una materialidad que para ellos resulta más familiar y que ya es parte de su propio hacer constructivo”, cuenta Patricia Urzúa, jefa de proyecto en la Dirección de Arquitectura de la Araucanía.
La obra considera una superficie de 374 m2, con una geometría cilíndrica que se puede apreciar tanto en su forma como en su mobiliario interior. El complejo programa arquitectónico incluye: área de acceso y distribución, sala multiuso, zona de lectura, infocentro, servicios higiénicos y zona de descanso. Conformado por un sistema estructural en base a madera de roble laminada, el acceso se realiza mediante una plaza exterior, levantada en 60 centímetros del terreno natural, donde también existirá una zona de recopilación de leña.
“En general las comunidades piden mucho el trabajo en madera y a nosotros, por facilidad constructiva, nos permite llegar de manera más rápida a una faena que tiene una accesibilidad compleja, por ser esta una zona andina. Y es por eso que este terreno se beneficia de una construcción prefabricada”, describe Urzúa.
La edificación quedó a cargo de la Sociedad Constructora Reving Limitada, empresa que modeló esta biblioteca en Sketchap, una herramienta que permite ver el proyecto en 3D a medida que se va construyendo.
“Eso fue muy útil porque pudimos visualizar temas de iluminación, anticiparnos a posibles problemas y hacer mejoras al proyecto. Porque este edificio tiene un enfoque especial en la eficiencia lumínica y también en la acústica, por estar este espacio destinado a la lectura”, explica Urzúa.
La arquitecta cuenta que, para el factor acústico y lumínico, fue fundamental trabajar con madera, dado que en el interior de la obra se forma un solo un gran espacio: con la estructura circular de una ruca, las divisiones interiores están dadas por el inmobiliario.
“La iluminación de ese espacio tiene que ser bien estudiada, y la madera es un tremendo aporte para la aislación acústica. Quisimos que el interior fuera homogéneo, no queríamos tener grandes variaciones ni de tonos ni de texturas de la madera, de manera que tú puedas percibir este espacio como una sola gran área, darle un sentido unitario, que fue un concepto vital para mantener el estilo de una ruca”, dice Urzúa.
Las piezas de madera laminada de roble utilizadas se mezclan con un revestimiento en los interiores que es de pino contraplacado. Se utilizó madera en todo el interior, y en el exterior existe una cubierta metálica.
Pese a que aún la obra no está completamente terminada, hoy ya es posible apreciar gran parte de la estructura y, con ello, cómo las consultas ciudadanas realizadas fueron un gran factor en el diseño final de la obra.
“En lo que más se centró el proyecto fue en incorporar la cosmovisión mapuche. La imagen exterior del edificio emula de alguna manera la forma de una ruca, desde una perspectiva más contemporánea. La idea era generar ese mismo sentimiento de acoger que tiene históricamente la ruca, dándole una calidez especial gracias al uso de la madera”, describe Urzúa.
En la Dirección de Arquitectura explican que la idea era crear un edificio inmediatamente reconocible por la gente, y que provocara en la comunidad el apropiamiento de este espacio. Por lo mismo, desde el municipio de Curarrehue nació la propuesta de ubicar esta biblioteca en el centro de la comuna, junto a la plaza principal.
“Este proyecto de biblioteca es algo completamente nuevo para la comuna, es algo que no existía antes. El municipio lo ubicó de una manera estratégica en esa esquina del centro urbano, por lo tanto creo que va a tener una gran cantidad de afluencia y que se va a convertir en un referente para la comunidad”, dice Urzúa.
Fuera de las consultas ciudadanas, otro elemento utilizado durante la planificación de esta biblioteca fue la Guía de Diseño Mapuche. Este manual, utilizado por la Dirección de Arquitectura para sus proyectos en esta zona, fue actualizado en 2018 y sirvió para plasmar diversos criterios de esta cultura en la estética del edificio.
“Tenemos una Guía de Diseño Mapuche, una de Aymara, y se está comenzando a trabajar en guías de diseño de pueblos de la Patagonia y Rapa Nui. Esta información se recoge a través de varias participaciones con distintas comunidades, y es un intento por reflejar aquellos elementos de los pueblos originarios. En este caso, creo que la forma de este proyecto va a ser clave para invitar a la gente a ingresar a este edificio”, asegura Urzúa.
Esta construcción en madera se ha sumado a una serie de otros proyectos en la región, donde el prefabricado está probando ser un gran aporte. Desde la Dirección de Arquitectura de la Araucanía dicen que esperan usar CLT en las siguientes obras.
“Estamos analizando el diseño de otras obras donde pedimos que se usara CLT. Aquí la accesibilidad es muy compleja, con caminos sinuosos, donde el hormigón es imposible que pase. Por lo tanto hay proyectos que deben ser diseñados en un formato que luego permita ser llevado en camiones con materiales prefabricados. En esta zona andina tratamos de incorporar cada vez más la madera, ya sea laminada o con otro tratamiento, aprovechando sus ventajas para generar un edificio donde resalte la calidez de este material”, dice Urzúa.
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