Strong by Form propone tecnología digital y la propia inteligencia de los árboles para un mundo más sustentable

Strong by form

Por medio de su propio software de optimización, la startup nacional aprovecha la capacidad natural de la madera, como sus niveles de densidad o la dirección de sus fibras, para formular un material liviano, resistente y rígido, capaz de resistir 300 kilos con solo cuatro milímetros de espesor.

Tras la pregunta confirma que sí: muchos extranjeros se lo han dicho. “Que somos los primeros chilenos que conocen dedicados a esto”, anuncia Andrés Mitnik, cofundador y CEO de Strong by Form con la leve risa de quien reconoce una oportunidad. “Es una cuota de sorpresa. Saben que Chile es un país maderero, pero no nos miran necesariamente como un generador de tecnología en madera”, termina Mitnik.

Strong by Form es una startup que combina las bondades de la naturaleza con tecnología digital y de fabricación robótica, con el fin de volver más sustentables a las industrias que comúnmente no lo son, por ejemplo la construcción o la movilidad. Algo que se logra a partir de madera y resina, aunque más específicamente, con la inteligencia natural con que los árboles pueblan cada zona de nuestro planeta.

Acá Mitnik lo explica con más detalle: “A medida que crece, un árbol está constantemente sometido a múltiples esfuerzos, que son distintos tanto en el tronco como en las ramas, porque el primero resiste con presión y las otras, con fracción. Esto es importante, porque las fibras de ese árbol están orientadas en la dirección en que fluyen esas fuerzas. Nosotros nos dimos cuenta que esa inteligencia, propia de la naturaleza, se rompe completamente cuando se usa como recurso forestal, por lo que nuestra idea de un comienzo fue devolverle a la madera de ingeniería toda esa capacidad de su estado natural”.

La startup que combina la naturaleza con tecnología digital y de fabricación robótica / Strong by Form

Desde 2018, junto a sus socios arquitectos Daniel Ortiz y Jorge Cristi, ha trabajado en distintos prototipos de lo que a futuro será un atractivo biocompuesto, a base de maderas y resinas, con múltiples atributos físicos y cualitativos. El primero que destacan es su liviandad, con un peso entre los 800 a 850 gramos. Luego viene su espesor, de no más de cuatro milímetros, para terminar con su resistencia, donde los ensayos y experimentos con el material arrojan una resistencia de hasta 300 kilos. “Es decir, más o menos 350 veces su propio peso. Por último, este punto puede parecer más técnico, pero el prototipo prácticamente no se dobló, lo que además nos comprobó que era un material súper rígido”, continúa Mitnik.

Hasta el momento, Strong by Form ha desarrollado cuatro prototipos de su “madera inteligente” como anticipo a los productos que planean llevar al mercado. Todo este trabajo es posible gracias a Woodflow, la tecnología de fabricación digital ejecutada por su empresa que orienta las fibras, su fuerza y niveles de densidad dentro del material, obteniendo resultados livianos, resistentes y libres en forma y uso.

Woodflow es un software que toma las cargas y hace un proceso de optimización topológica, es decir, por la forma de los árboles, donde se trabaja en la densidad y en la orientación de fibras de la mejor manera posible, lo que generará instrucciones para un proceso posterior de fabricación robótica donde estas fibras se depositan y prensan”, explica el CEO.

Este alcance tecnológico y su simbiosis con la naturaleza fue una de las razones por las que el año pasado se adjudicaron el primer lugar del Wood Startup Challenge, evento organizado por Madera21 que difunde y premia a distintos emprendimientos que potencien el desarrollo maderero y la industria forestal chilena. En dicha ocasión Andrés Mitnik declaró: “Para nosotros fue muy importante participar de esta iniciativa, ya que fue una excelente vitrina para dar a conocer nuestra tecnología frente a la industria forestal, que es la que nos provee los insumos para nuestro trabajo y a la que buscamos agregar valor”.

La startup trabaja en un biocompuesto, a base de maderas y resinas / Strong by Form

A casi un año de estas palabras, conversamos con el CEO de esta startup, quien explica que se encuentran en plena ronda de levantamiento de capital, en meses donde han logrado conversaciones importantes con protagonistas de la industria de la construcción, principalmente interesados en el reemplazo del hormigón y el acero. También han logrado relacionarse con colosos de la movilidad mundial, como BMW y su fondo de inversión, como también con Audi, Volvo y Skoda. Algo hay en común entre estos líderes automotrices. “Todos estaban dispuestos a buscar prototipos porque mañana nadie va a cambiar la línea de producción, pero en la próxima generación de autos y especialmente en los eléctricos, por lo menos los fabricantes alemanes están buscando alternativas sustentables al acero y el aluminio”.

¿Cómo analiza a ambas industrias, la construcción y la movilidad?

–Ambas están muy presionadas para transformarse en sustentables. La construcción tiene entre el 8 al 12% de las emisiones globales de CO2, entre otras cosas porque el cemento es muy contaminante. También son industrias que consumen mucho material estructural, con cerca de dos mil millones de dólares cada una, pero que ocupan materiales desarrollados en el siglo XIX y XX. Nosotros vimos que había un espacio para ser disruptivos y que nadie ha logrado todavía. Ahora, ambas industrias, yo diría más la construcción que la movilidad, son bastante conservadoras y tienen barreras complejas de entrada.

–¿En qué sentido?

–En que requieren certificaciones porque son bienes durables, entonces es difícil que alguien se arriesgue por un edificio con material nuevo si no sabe cuánto va a durar esa construcción. Habiendo dicho eso, considero que de todas formas son industrias en donde está ingresando innovación. Me gusta nombrar el edificio compañía de software Atlassian en Australia, una tendencia en Europa al estar construido en CLT, lo que nos hace más sustentables porque Strong by Form ocupa una fracción del CLT. Ese edificio tiene una malla de acero por fuera que sujeta pisos de madera por dentro, es lo más interesante que he visto porque es un rascacielos de varios pisos. En el fondo, se utiliza un material que se conoce bien como el acero y por dentro se innova con materiales.

Strong by Form ha desarrollado cuatro prototipos de su “madera inteligente” / SbF

–¿Imagina algo así en Chile?

–En Chile por supuesto que la industria de la construcción es bastante conservadora, pero hay ejemplos de cómo se está ruborizando, sobre todo en prefabricación. Pienso que nuestra oportunidad irá por el lado del aumento de la productividad y no por la sustentabilidad. La construcción en obra es un proceso que genera mucho error. Por todo lo que hay que romper, se considera que uno construye 1,6 veces. Si las constructoras se animan a ser más eficientes y productivas con obras prefabricadas y en proceso de ensamblajes de madera, todos vamos a ganar. Los departamentos no subirían tanto de precio, las constructoras mezclarían sus márgenes, de seguro habría obras más seguras y un mercado de acuerdo a estas.

–Y según lo que Ud. conoce, ¿eso se puede dar pronto?

–Yo creo que sí, a medida de quien lo empuje. Hemos tenido conversaciones con una constructora de hormigón pretensado, el que hoy es estándar en la industria. Todo el mundo lo usa. Ellos nos contaban que la mejor manera para incorporarlo y ofrecerlo a sus clientes fue hacer su propio edificio corporativo con ese tipo de hormigón.

–Intentando que el proyecto también se vea, que sea reconocible…

–Exactamente, llevar a cabo algo tan disruptivo como esto necesita necesariamente ser disruptivos en el modelo de negocio, por todos lados, no solo el material que sostiene.

–¿Cuánto tiempo toma este tipo de pilotajes?

–Toma tiempo, porque es un proceso físico con bastante prueba y error. Tenemos que tomar distintos carriles de fibras, resinas y cosas así, pero por darte un ejemplo ahora estamos en un proceso de levantamiento de capital semilla y el objetivo es, entre seis y nueves meses, avanzar en la fabricación robótica.

Woodflow orienta las fibras, su fuerza y niveles de densidad dentro del material / Strong by Form

–¿De qué consta?

–En nuestro caso es como la mano del brazo robótico. El brazo robótico uno lo encuentra en cualquier parte, lo que siempre se debe inventar es la mano que deposita la fibra, la que estamos trabajando ahora. Así se demuestra que el proceso es automatizable y podemos lograr una ronda de levantamiento de capital más grande. Como esto es algo físico, demoraríamos un año a año y medio en sacar un producto de verdad, por lo que es importante aclarar que nosotros estamos aún en el desarrollo de tecnología de fabricación.

–¿Y en qué etapa se encuentran de ese punto?

–Ya probamos la primera versión de la receta, y funciona. La idea es tener muchas otras recetas a futuro y probar. Ahora estamos focalizados en el proceso de fabricación robótica, que es como una especie de impresión 3D pero ocupando fibras discretas y no algo continuo. En estos momentos nos encontramos buscando la forma de hacer todo esto.

–¿Cómo es todo este trabajo de reemplazar tradiciones de siglos por un material como la madera?

–Como buena startup, lo que debemos hacer es resolver un problema. Hoy no es un problema tan grande usar hormigón, por lo tanto no estaremos resolviendo el reemplazo de este material en un edificio de 50 pisos. Sin embargo, la construcción prefabricada en madera en Chile y en todos lados, tiene estructuras de uno a tres pisos y el problema es que los pisos, cuando son de madera, suenan mucho y no dan la sensación de rigidez que espera el cliente. Es por eso que todavía se están haciendo en hormigón, vertido in situ, donde apuntaría nuestro primer producto. Porque ahí existe un problema, como también personas que saben que lo tienen.


Escrito por Marcelo Salazar Medina
Fotografía principal cortesía de Strong by Form
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