16 de Noviembre, 2020
Todo comienza desde una actividad correspondiente al tercer semestre de la carrera de Diseño Industrial en la Universidad Católica de Temuco. Ésta, en conjunto con Balloon Latam, se trazó como objetivo diseñar un producto para artesanos de la Región de La Araucanía. Maoni Naves, estudiante de segundo año, tomó contacto con uno de ellos (Gonzalo Echeverría) y, sin esperárselo, abrió la puerta que le indicaría el camino a seguir.
“El artesano, mediante una entrevista, cuenta que uno de sus deseos es elaborar una línea de juguetes didácticos para niños, lo que me llamó inmediatamente la atención porque tengo hermanos pequeños. Así también comenta la problemática presente en la artesanía chilena por la carencia de productos que realmente representen la región”, explica Naves. Y especifica: “Durante las clases, con ayuda de mi profesor guía Pablo Flores, fui recopilando información acerca de qué son los juguetes didácticos, cuáles son los que corresponden para cada rango de edad del menor y los beneficios de los juguetes de madera”.
Producto de esa investigación preliminar, Naves eligió una etapa que otorgara un equilibrio físico y psicológico apto para que los niños puedan utilizar un juguete de esta naturaleza. Del mismo modo, definió los logros de desarrollo de ese rango, lo que derivó en un público objetivo de entre tres y cuatro años de edad. También, bajo un concepto extraído de un análisis geográfico de la zona, destaca la importancia del río Allipén, el cual se transforma en un elemento estructural al ser capaz de sostener un sistema completo (así como la población que está a su alrededor pasa a ser un elemento dependiente).
“Basada en esa información nació la idea de los animales lo que, después, y teniendo en cuenta el problema expresado por el artesano, se transformó en una forma de representar la flora, fauna y etnia de la región”, explica.
De esta manera, al profundizar en las necesidades artesanales de la zona, la pandemia surgió como una gran oportunidad, pues uno de los profesores planteó la idea de participar en el concurso de Diseño en la Semana de la Madera 2020, lo que le significó tener que aprender a usar contra reloj el tipo de programas que no conocía para así poder alcanzar los plazos de postulación. ¿Resultado? La obtención del segundo lugar.
“Los proyectos de mis compañeros eran muy buenos y los demás también. La verdad no se me pasó por la mente que el primer producto que diseñé sería considerado dentro de los tres mejores; menos en un concurso tan grande como éste. Me encuentro en mi segundo año en la universidad, por lo que el haber participado y, además, ganar el reconocimiento, sin duda fue una gran experiencia en mi inicio de formación como futura profesional. Me hizo confiar en mis capacidades y sentirme segura en lo que elegí estudiar. Con esto me llevo un lindo y muy preciado recuerdo”, se sincera Naves.
No es un secreto que la madera es uno de los materiales más utilizados en la zona sur de Chile. Principalmente por su fácil obtención, alta eficacia y su gran versatilidad a la hora de enfrentar climas fluctuantes y mucha lluvia durante todo el año. Pero no sólo se utiliza para la construcción, pues también es muy común que sea trabajada para la fabricación de mobiliario, creación de adornos y accesorios, entre muchos otros usos. Maoni Naves, al ser de la zona, posee gran familiaridad con el material y, según señala, es hasta extraño encontrar algún negocio de feria artesanal en el que no se ofrezca nada relacionado a él.
Así, mediante una recopilación de información para analizar bien la materia prima del producto y el tipo de madera que el artesano suele utilizar (generalmente madera nativa de la región), se llegó al acuerdo de trabajar con coihue o lenga para la realización de los esqueletos de los juguetes. La razón apunta a que, como son de tamaño pequeño, se asegura la poca probabilidad de que se astillen. Éstos, según explica Naves, también llevan fieltro, lo que le da un sello y particularidad al resultado final.
“La técnica para las piezas se llama fieltro agujado, el cual consiste básicamente en compactar el vellón corriedale teñido con una aguja para fieltrar hasta conseguir la forma deseada. Los productos presentados en el concurso son prototipos, por lo que el tiempo en confeccionarse ambos elementos es indefinido debido a que depende de la experiencia del artesano que los realice”, detalla.
Al observar el producto terminado, inmediatamente se detecta una identidad. Y no solamente porque se confeccionan animales, árboles y gente de la zona (como sonrientes loncos y machis, por ejemplo), sino porque a través de la madera y el fieltro se genera una combinación sumamente local que, aparte de fomentar la cultura de la región, abarca conceptos que van desde el arraigo por la tierra hasta la sustentabilidad a la hora de trabajar este tipo de creaciones.
“Actualmente el tema del reciclaje es considerado en todos los productos y es necesario que las siguientes generaciones aprendan sobre su importancia. Los juguetes de madera, aparte de ser amigables con el medio ambiente, tienen múltiples beneficios con los menores. Si hablamos de durabilidad, ésta se caracteriza por ser un material resistente a golpes y con más facilidad de reparar en comparación a los de otros materiales como el plástico. Por otro lado, estimulan la destreza motriz del menor al ser de mayor peso, ya que deben ser sostenidos con mucha más firmeza. La textura, además, estimula el sentido del tacto”, reflexiona. Y ahonda: “El que un niño aprenda sobre el entorno donde se desarrolla como persona, los animales, árboles y los pueblos originarios, es de mucha importancia. La mayoría aprende sobre los que destacan a nivel nacional y muchas veces se deja de lado la existencia de más especies que abundan en un mismo territorio. Yo creo que el principal aporte es ése: potenciar la identidad de la región y que los menores aprendan sobre ella. Y qué mejor que aprender jugando”.
Cuenta Naves que, tras el éxito de sus juguetes, el “Taller E” (el emprendimiento ubicado en Cunco que representa el artesano Gonzalo Echeverría) le ha manifestado su total apoyo para la elaboración de las piezas de madera, por lo que no descarta la posibilidad de lanzarse al comercio.
“Muchas veces me han dicho que sería un buen proyecto para los jardines o colegios del sector, pero para eso se necesita mucho más apoyo, tanto económico como municipal. Personalmente, me siento a gusto con la idea de comercializarlos, pues creo haber diseñado un producto atractivo, lúdico y entretenido para los menores y, si en algún momento se me presenta la oportunidad de recibir más apoyo, no dudaría en ver, quizás, la posibilidad de hacerlos para otras regiones con su respectiva, flora, fauna y etnias”, adelanta.
Respecto a la valoración de la madera a la hora de fabricar productos (sea cual sea su finalidad), Naves es clara: “Muchas veces caemos en el juego de comprar los juguetes de otros materiales por ser más económicos, pero no somos conscientes de las ventajas que tiene la madera. Los trabajos del “Taller E” o el de otros artesanos de la región, por ejemplo, reutilizan la madera para darles un nuevo uso en vez de comprarlas en las grandes distribuidoras donde el material ya está intervenido y procesado. La madera es un material noble muy versátil. Sólo hace falta aprender más de ella y atreverse a ocuparla como componente principal”, remata convencida.
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