9 de Julio, 2018

La bioeconomía se alía con la madera para un futuro sostenible

Este será uno de los tópicos principales que se abordarán en la Semana de la Madera 2018, en donde diversos expertos nacionales e internacionales pondrán el tema en la agenda para potenciar la transformación de los recursos naturales en bioproductos con alto valor agregado.

Para nadie es un secreto que el planeta comenzó a manifestarse desde hace ya algún tiempo. Las grandes catástrofes naturales ocurridas a fines del siglo XX hicieron que por primera vez se hablara sobre el cuidado del medio ambiente y hoy, en pleno 2018, las políticas ecológicas apenas comienzan a asomarse.

El agujero en el ozono estratosférico, el efecto invernadero y la preocupante reducción de la biodiversidad son términos que seguramente para nuestros abuelos sonaban alarmistas y que para nosotros son una realidad y si bien la bioeconomía no es un concepto nuevo, toma más relevancia considerando el escenario en el que estamos viviendo.

La finalidad de la economía ecológica, como también es conocida, es alcanzar un desarrollo socio-económico sostenible a través de un uso eficiente de los recursos naturales. Una economía que no sólo tiene en cuenta las ganancias y la productividad, sino también gran parte de los recursos que nos brinda la naturaleza.

Para Nicholas Georgescu-Roegen, prestigioso economista rumano y autor de “La ley de la entropía y el proceso económico”, no incluir las leyes de la biología y la termodinámica en la economía es un grave error.  Esto, porque la termodinámica demuestra que los recursos naturales se agotan irrevocablemente, mientras que la biología, devela la verdadera naturaleza del proceso económico.

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La bioeconomía invita, entonces, a repensar las actividades humanas a partir del uso prioritario de elementos naturales, renovables, biodegradables y que no alteran o tengan mínimo impacto en los ecosistemas. En este escenario, la madera aparece como un material de enorme potencial, que hace posible abordar una muy diversa gama de actividades humanas.

Desde la construcción de viviendas, hasta la producción de biocombustibles. Esto sin considerar que, gracias al desarrollo tecnológico, puede funcionar como material de elaboración principal de un sinnúmero de objetos reemplazando al plástico y que al ser desechados, no generan ningún residuo.

Además, la madera es el único material de construcción cuyo uso ayuda a reducir el CO2 de la atmósfera, contribuyendo de esta manera a mitigar el cambio climático. A diferencia del hormigón, el ladrillo y el metal, la madera es un material natural que, después de extraído, puede ser repuesto una y otra vez.

Esto la convierte en la alternativa constructiva con la más baja huella de carbono y que también funciona acorde a las necesidades de hoy como lo son la construcción en altura y los movimientos sísmicos. La humanidad ha consumido en tan sólo cien años cerca de la mitad del petróleo existente en el mundo, lo que significa que las futuras generaciones se enfrentarán al descenso de este recurso, uno de los más importantes actualmente para sostener el sistema económico.

Eso, sumado a la escasez de agua potable, el cambio climático y el aumento de la población que cifra en cerca de 9 mil millones de habitantes para 2050 nos hace empezar a pensar en un posible cambio en el desarrollo de la economía de como la conocemos ahora y en reconsiderar a la madera como la materia prima principal en nuestras vidas.

La problemática ambiental en agenda

Con la presencia del director del Instituto Forestal Europeo, Marc Palahí, y los expertos Niven Winchester y Horacio Caperan del MIT, el próximo jueves 9 de agosto se inaugurará el seminario “Bioeconomía para un futuro sostenible”, instancia que contará con la exposición de la agenda de Chile en sustentabilidad, a cargo del Ministerio de Economía.


Escrito por Paloma Ávila. Imágenes cortesía de Ben White / Unsplash

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